Aaron CAP:21

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Capítulo 21:

Necesitaba calmarme. Necesitaba dejar de temblar. Y necesitaba salir de esta etapa de autismo que de repente había aparecido en mí.
Después de esa extrañísima escena en el bosque, había entrado en shock. Pero un shock muy profundo. Tanto, que ni siquiera me había dado cuenta que Aaron me había cargado por todo el bosque y me había subido a su auto. No me había dado cuenta que estaba conduciendo. No me había dado cuenta que estaba prácticamente congelada. No me había dado cuenta que su chaqueta estaba en mis hombros y no me había dado cuenta que había prendido la calefacción por mí.
Estábamos en un profundo silencio dentro de su auto. Sólo podía sentir su mirada de vez en cuando, penetrarme y hasta podría arriesgarme a decir quemarme la piel.
El auto paró en un semáforo destartalado y los ojos de Aaron fueron a parar a mí. Lo sentía pero no iba a verlo. Y sólo para quitar la posibilidad de la tentación, miré por la ventana. Divisé mi reflejo en el retrovisor y Dios que era fea.
Mi maquillaje corrido, mi cabello lleno de hojas y completamente despeinado, mi camisa desgarrada en una de las mangas y mi cara cubierta de rajuñones que las ramas habían causado.
Era un asco, pero más de lo normal.
Subí mis piernas en el asiento y me hice una bolita mientras el auto arrancaba. Me acomodé aún más adentro de lo que ya estaba de la chaqueta de Aaron y mire al frente.
Me sentía...
No sabía cómo me sentía. Era algo tan extraño que no podía descifrarlo. Era miedo, mezclado con confusión, mezclado con un poco de consternación y una pizca de desconfianza e impresión. Y eso sin mencionar la adrenalina que seguía recorriendo todo mi cuerpo.
Quería salir del maldito auto. Quería abrir la puerta a pesar de que estuviera en movimiento, saltar y luego rodar para después correr lo más rápido que pudiera para salir de allí.
Pero sabía que no tendría sentido hacerlo. Primero que nada, lo más probable es que con mi mala suerte y lo torpe que soy, muera en el intento. Y la segunda podría ser que estaba en tan mala forma que la grasa que excedía de todo mi cuerpo, hiciera que rebotase en la carretera y ésa sea la única causa de que no muera. Pero luego tendría que correr, y la grasa no servía para eso, sin contar que Aaron era un maldito Flash y me alcanzaría en el momento en que quisiera alcanzarme.
Recordar que Aaron era rápido, me llevó directamente a lo que había pasado anteriormente en el bosque. Cerré los ojos con fuerza intentando que esa imagen saliera de mi cabeza.
Maldita sea Kelsey, ¿Por qué siempre te metes en problemas cuando no te llaman?
Y es decir, sí, siempre me metía en problemas. ¡Pero yo no tenía la maldita culpa! ¡Los problemas me perseguían a mí! ¿¡Qué se suponía que hiciera!? ¿¡Evadirlos!? ¿¡CÓMO MIERDA LO HACÍA!?
Necesitaba algo, pero no sabía qué. O sí lo sabía.
Necesitaba que nada de todo esto hubiera pasado.
Necesitaba que Aaron no fuera lo que pensaba que era.
Necesitaba una máquina del tiempo para sacar mi culo del bosque antes de que ese loco apareciera.
Necesitaba haber perdido todos mis sentidos por esa maldita hora o más en la que el maniático había aparecido.
Necesitaba que mis malditos padres no me hubiesen dejado en un maldito orfanato en el que me enseñaran a maldecir tanto y usar la maldita palabra de Dios en vano todo el maldito tiempo.
Pero sabía que lo que pedía era imposible.
¡MALDICIÓN! ¿POR QUÉ MIERDA NO LE HICE CASO A KEY?
Todo esto era una mierda. Siempre todo era una mierda para mí.
La mierda de padres que me tocó. La mierda de orfanato en que me pusieron. La mierda de personas que había allí. La mierda de escaparse para que no te vendan a un prostíbulo, o a tu mejor amiga. La mierda de robar a los ricos. La mierda de venir a esta mierda de pueblo. La mierda de conocer a Aaron. La mierda de conocer a los Lawrence. La mierda de ser yo.
Era una maldita, asquerosa y absoluta mierda ser la maldita Kelsey Brooks que siempre maldice tanto, ama la comida y es anti social.
Y ahora que lo recuerdo, todo esto había pasado en un intento de ser social, ¿verdad?... Pues mierda a eso también. Desde el día de hoy, voy a encerrarme en una burbuja y no hablar con nadie nunca más (tal vez sí con Tris) y al que me hable, le voy a dar la patada de sus malditas vidas (tal vez no a Tris).
Mi vida era una completa mierda. Pero quejarse sobre eso no iba a arreglar nada. Así qué lo mejor era empezar a aprender cómo convivir con mi mierda, porque si no, mi vida iba a seguir siendo un desastre total.
Sentí como el auto comenzaba a disminuir la velocidad y para cuando vi al frente, reconocí la vereda de mi edificio en un instante.
Quería bajar. Quería estar lejos de él.
Para cuándo intente abrir la puerta, me di cuenta que estaba trabada. Y no quería pedirle a Aaron que la abriera. Prefería que él no escuche mi voz en mucho tiempo, y por supuesto, que yo no escuchara la suya.
- Necesito que me escuches ¿de acuerdo? - Miré mis pies. No asentí con la cabeza ni hice ningún gesto que le pueda haber afirmado que lo estaba escuchando. - Todo esto es muy malditamente complicado... - Su voz sonaba irritada. - ¿Puedes verme a los ojos cuando te estoy hablando? - su tono de voz enojado y la indignación que chorreaban cada una de las palabras que salían de su boca, me hizo girar y posar mis ojos en los suyos, con mucha más indignación que la que había en su rostro.
- ¿Qué quieres? - Ya sabía que no quería hablar, pero debía. Tenía que demostrarle que no entendía nada y estaba enojada por eso. Sus ojos se detuvieron en mi rostro y lo inspeccionaron. Seguía sin acostumbrarme a que hiciera eso. Me hacía sentir estúpida y débil. Sus ojos se pararon en mi mejilla.
- Estás lastimada. - Su voz derrochaba preocupación y molestia como si yo hubiese tenido la culpa de esto también. - ¿Cómo sucedió? ¿Te duele? - Una de sus manos voló directamente a mi mejilla y yo me aparte, prohibiendo que me toque en lo absoluto. Su mano quedo tendida en el aire por unos segundos y luego cayó sin ganas hacia su pierna. Sus ojos volaron de mí hacia sus pies, y se quedaron allí.
Maldita sea, ahora me sentía culpable.
- Fue una rama. Estoy bien. - Vi cómo su cabeza asintió ligeramente haciéndome saber que me había escuchado. Mis ojos volaron a mis zapatillas y me mordí el labio para dejar de decir estupideces.
Escuché el ruido de un auto pero no le di importancia. Sólo tenía en la mente lo estúpida que podía llegar a ser a veces, o casi siempre.
- Oh, aquí vamos otra vez. - Santi la voz de Aaron y subí la cabeza en el instante en que Jake abría la puerta de su auto y salía de éste junto Key.
Mis ojos se iluminaron al ver a los hermanos frente a mí. Podía notar que Jake estaba furioso y que Key estaba más preocupado que cualquier cosa que alguna vez hubiera visto.
Aaron bajó del auto mientras que Jake hacía una furiosa caminata hacia el coche en el que me encontraba. Las puertas se abrieron y vi mi perfecta oportunidad para escapar.
Salí disparada del auto teniendo la chaqueta de Aaron en mis hombros para que no se cayera. Jake se dirigió directamente a Aaron, así que yo corrí hasta Key que me tomó en sus brazos dándome un fuerte abrazo.
Su cuerpo era cálido y saber que sus brazos me rodeaban me daba una sensación de que ya estaba todo bien, lo cual odiaba.
Mi cabeza se hundió en su pecho mientras lo escuchaba suspirar y apoyar su barbilla en mi pelo.
- No te das una idea del infarto que me agarró cuando llegué al estacionamiento y no te encontré por ningún lado. - Se notaba que su respiración era agitada y por la manera en que hablaba sabía que ahora estaba más tranquilo.
- ¿¡EN QUÉ MIERDA ESTABAS PENSANDO LAWRENCE!? ¿¡ACASO QUIERES QUE TE MATE!? - Escuché el grito que Jake dio. No lo veía pero podía descifrar sin ser Sherlock Holmes que estaba furioso.
- Si Contray, estoy esperando el momento en que lo intentes para romperte la cara... Pero ésta vez no fue mi culpa. - Aaron sonaba tranquilo y molesto a la vez.
- ¡SIEMPRE TODO ES CULPA TUYA O DE TU FAMILIA! ¿¡CÓMO ÉSTO NO PUEDE SERLO!? - Jake seguía gritando como un loco maniático. Key me alejó un poco de su pecho y me miró a los ojos.
- Será mejor que entremos Kelsey. - No le hice caso y me di vuelta para ver mejor la discusión entre Jake y Aaron. Quería saber que mierda estaba pasando.
- No hice nada. ¿Es que acaso tu cerebro de perro no lo entiende? No sé quién fue. Un cazador, creo.
Y otra vez el idioma inentendible.
Esperen ¿soy la única que no lo entiende? Y si no es así, ¿por qué parece que Jake sabe de lo que habla Aaron? Ay Dios, ambos se volvieron locos.
- Kelsey, es en serio. Tenemos que entrar. Ahora. - El tono de voz de Key era autoritario, pero no me importaba. Quería saber qué mierda pasaba. Negué con la cabeza dándole mi respuesta absoluta.
- Eso es mentira. No pueden entrar cazadores aquí. Los hubiéramos detectado. - Podía hasta apostar que Jake tenía el ceño fruncido. Vi cómo Aaron se cruzaba de brazos y se apoyaba contra su auto.
- Pues veo que tu olfato anda como la mierda, porque eso era definitivamente un cazador. Sus ojos estaban rojos. Y créeme que esto traerá consecuencias mañana, ¿qué pasó en la fiesta? ¿A cuál de todos mató?
¿MATAR? ¿QUÉ? No, seguro había escuchado mal. Seguro.
- Kelsey, es la última vez que voy a decirlo: entremos. - La voz de Key era un susurro, era obvio que no quería que Aaron y Jake se dieran cuenta que seguíamos aquí. Porque no se habían dado cuenta, estaban muy ocupados conteniendo las ganas de matarse el uno al otro. Ignoré a Key y seguí escuchando.
- Eso no es de tu incumbencia. - Podía notar como Jake se ponía de vuelta a la defensiva.
- Como digas... Sólo te aviso que le digas a la manada que esté más al pendiente de esto. Aunque veo que tendremos que tomar cartas en el asunto ya que sus traseros lobunos no saben detectar a un cazador siquiera.
Dios, no. Por favor que esto no sea lo que pienso.
- ERES UN CHUPA-SANGRE REPUGNANTE.
Dios, sí es lo que pienso.
- Y tú un lobo sucio y asqueroso, dime, ¿tienen algún tipo de regla en contra de las duchas? En serio, podría contribuir a que la abolieran.
Solté un jadeo que hizo que ambos dejarán de pelear y me vieran. Sus ojos estaban pendientes de mí. Caminé tres pasos hacia atrás y choqué contra Key.
- Kelsey, tranquila. Déjame explicártelo todo. - Salí de su agarre al instante y me alejé de él.
¿Qué carajo era todo esto?
- Genial, ahora esto también. - Escuché a Aaron decir desde donde estaba. Jake se volteó hacia él.
- CALLA TU PUTO CULO DE UNA VEZ. - Se volteó a mí de nuevo. - Kelsey...
- ¿Tú también estás metido en todo esto? - mi voz salió ahogada por el nudo en la garganta que no dejaba siquiera que pasara un poco de saliva. La pregunta era para ambos. Jake y Key. Y no podía escuchar la respuesta, no quería.
- Es muy difícil de explicar, déjame contarte todo así podrás entenderlo... - La voz de Jake sonaba herida. Y yo sabía que era mentira. Nos había mentido a mí y a Tris desde que lo conocíamos, no podía sentirse herido ahora.
- No. - Expulsé con asco.
- Kelsey, déjanos explicártelo todo por favor. - En cuanto desvíe mis ojos hacia los de Key, estos bajaron a sus zapatos después de unos segundos.
- Son unos mentirosos, TODOS. - Ya no lo aguantaba más. No entendía nada. Mi cabeza iba a estallar. - Yo... Yo no... - Estaba mareada. Me sentía una estúpida.
Subí mi mirada a los ojos de las tres personas que me observaban. Key se veía completamente culpable y pequeño, como si estuviera desanimado, con sus hombros bajos. Jake estaba notablemente herido. Y no sabía por qué. Me veía atentamente, estaba segura que él quería correr hacia mí para abrazarme, pero no lo permitiría. Yo no era un perrito bajo la lluvia, indefenso. No. Sólo estaba confundida, demasiado confundida. Y Aaron. Él veía cada uno de mis movimientos. No podía descifrar lo que pensaba o lo que le pasaba. Como usualmente, su estado de ánimo era un enigma.
- Le mentiste a Tris. - Las palabras salieron de mi boca como si fuera vómito verbal. Y sabía que le había pegado a Jake en su punto débil. Sus ojos se cerraron por unos instantes y bajó la cabeza. Luego, su mirada se posó en mis ojos.
- Ella no puede enterarse de nada de todo esto Kelsey... No puedes decirle a nadie lo que sabes. - Retrocedí y fruncí mi ceño.
¿Acaso pensaba que era estúpida? Era obvio que no podía decirle a nadie.
- ¿Por qué querría decirle a alguien? ¿Para que me traten como una loca? - Ni siquiera yo sabía si todo esto era un sueño o si me había vuelto loca, no me imaginaba lo que dirían los demás si me escuchaban decirlo en voz alta. - Yo... No puedo. - Corrí como una chiquilla idiota hacia mi edificio intentando negar todo lo que había pasado, ignorando los gritos de Key y Jake que me llamaban prometiendo que podían explicármelo todo. Pero sabía que no era así. Tomé las llaves del bolsillo trasero de mi pantalón y me metí dentro del edificio. Corrí hacia el elevador y en cuanto llegó lo tomé intentando dejar de pensar en todo por un segundo.
Las puertas se abrieron. Salí lentamente del elevador y caminé hasta la puerta de mi departamento. Todo seguía dándome vueltas y sentía la cabeza inflada a tal punto que pensaba que estallaría y bañaría de sesos todo el pasillo.
No tenía idea de que había pasado. No sabía si me había vuelto loca. Si estaba borracha y había imaginado absolutamente todo. Si todos ellos se habían vuelto locos y querían desquiciarme a mí también. Una pregunta rondaba por mi cabeza y sabía la respuesta. Pero quería ignorarla. Quería que salga de mi cabeza. Porque era un locura. Algo irracional. Algo estúpido. Algo ilógico. Demente, insensato, sobrenatural, absurdo.
Las palabras llovían en mi cabeza y eso hacía que mi cerebro se inflara más y más y más y más. Necesitaba parar de pensar ahora, descansar y dejar las incongruencias de un lado.
Dormir. Quería dormir.
Entré al departamento y tiré la llave sobre la mesa. Caminé por el pasillo hacia mi habitación. La puerta del cuarto de Tris estaba abierta, me detuve en ella y la vi dormir por unos segundos.
Sus ojos cerrados, su boca abierta, su cuerpo completamente desparramado en su cama.
No podía contarle nada. No me imaginaba su reacción al saber que Jake le había mentido todo este tiempo. Yo me sentía mal. Tris se sentiría devastada, destruida y completamente confundida, si es que no entraba en un colapso nervioso como ha sucedido anteriores veces y termina por destruir cosas o hacer locuras.
No. Tris no se enteraría jamás. Y cuando digo 'jamás', es jamás. NUNCA JAMÁS EN LA VIDA.
Cerré los ojos y caminé hasta la puerta de mi habitación, intentando conseguir un poco de paz de una vez. Cambié mi ropa por mi pijama perfectamente cómodo para dormir y me asomé por la pequeña ventana que había en mi habitación que daba hacia la calle.
No había nadie. Ni Jake, ni Key, ni Aaron. Ni autos, ni personas caminando. Nada y nadie. La oscuridad de la calle era aterradora. La luz que alumbraba un poco, se colaba en mi habitación. Cerré la ventana con traba, y corrí las cortinas de tela intentando que ni un rayito de luz traspasara mañana por la mañana.
Me tiré en la cama, finalmente. Y como si hubiese sido al instante, todo el sueño que ansiaba mi cuerpo desapareció. Y me puse a pensar, porque no quedaba de otra, que tal vez si me había vuelto loca. Que tal vez lo había imaginado. Que tal vez Tris tenía razón cuando decía que acercarme a Aaron sólo me traería problemas. Así qué estaba dicho, no me acercaría a Aaron nunca más.
Sólo faltaba cumplir con mis palabras.
(...)
No me había dado cuenta que me había dormido hasta que sentí que mi cuerpo empezaba a responder a mis pensamientos.
¿Qué día era?
Abrí los ojos y me giré en mí misma para observar el reloj que estaba arriba de mi mesa de luz.
Sábado, 10:23 am.
Wow, no había dormido nada. Ayer había sido la fiesta y probablemente me había acostado muy tarde pero no...
La fiesta.
El acosador.
Aaron.
Todas las imágenes aparecieron de repente en mi cabeza.
Por favor que haya sido una pesadilla. Por favor que haya sido una pesadilla.
Corrí las sábanas y salí de la cama.
Tranquila Kelsey, necesitas calmarte. Tómalo con calma.
Suspiré y caminé a la puerta para salir de la habitación. Deambulé hasta el baño en puntillas de pie para no despertar a Tris. No quería ser yo la que la despierte con la resaca que tendría hoy. Me metí en el baño y cerré la puerta cuidadosamente. Respiré muchas veces intentando calmarme.
Sólo fue una pesadilla Kelsey, puedes tranquilizarte. Sólo un mal sueño.
Abrí el grifo e incliné mi cabeza mientras llenaba el hueco de mis manos con agua. Empapé mi cara con ese líquido cristalino y congelado y suspiré otra vez. Sequé mi rostro con una toalla y por primera vez en el día me mire en el espejo.
¿Qué carajos...?
Pase mis dedos por mi mejilla repetidas veces.
Esto era imposible.
El rasguño que me había hecho la noche anterior con la rama ya no estaba.
Esto no podía ser... A menos que... OH SANTÍSIMO DIOS GRACIAS POR HABER ESCUCHADO MIS PLEGARIAS.
Todo había sido una pesadilla. Una horrible, asquerosa, loca, estúpida y muy real pesadilla.
El suspiro que salió de mis labios, fue acompañado por una sonrisa de alivio que superaba mi rostro. Parecía el gato de Cheshire. Mi maldita mente retorcida me había jugado una broma. Pues no mente, yo gano. En tu cara idiota.
Y ahora que todo esto había pasado, me merecía un premio. Y como no veía a nadie con un trofeo, me imaginaba que mi premio estaría en la heladera o en la alacena con forma de comida, y si Dios manda el premio, bueno... Sería muy descortés rechazarlo.
Caminé por el pasillo hacia el living que conectaba directamente con la cocina. Sí, era un departamento muy pequeño, pero ¿qué más podíamos pedir?
Me sorprendí al ver a Tris parada en el medio del living mirando la televisión. Estaba perfectamente linda, con unos tacones y un vestido, como usualmente. Su cabello rizado y hasta apostaba, su maquillaje de Sábado por la mañana.
- ¿Por qué no me despertaste? Es sábado, ayer hubo una fiesta y tú estabas borracha. Así qué hoy tienes tremenda resaca y ya me tendrías que haber despertado hace muuuuuucho tiempo para gritarme en dónde demonios estaban los analgésicos y yo te habría mandado a la mismísima... - No pude terminar porque los labios de Tris emitieron un sonoro 'shhhh' mientras apuntaba a la televisión.
Revoleé los ojos y caminé hasta la cocina para tomar una cuchara junto a un pote de helado del congelador.
Si. Me convertí en una persona que desayuna helado. Y estoy orgullosa de ello.
Caminé hasta la sala y me tiré en el sillón mientras comía el riquísimo helado que se derretía en mi boca de a poco.
Dulce néctar de la vida.
- ¿Qué estás mirando? - Mi boca estaba llena de helado y no sabía si Tris me había entendido pero no me importaba.
- Escuché que hablaban de Oak Minds, pero no dijeron nada sobre... - Ahora yo la callé cuando escuché a la chica del traje color caca comenzar a hablar.
"Y en otras noticias, un joven de veinte años ha sido encontrado muerto en el bosque de Oak Woods, en el pequeño pueblo de Oak Minds..."
Oh. Mi. Dios.
"Sucedió en el medio de una fiesta, el día de ayer. Su nombre era Ryan Dickson. Los amigos de la víctima aseguran no saber lo que ocurrió. 'Veníamos todos los años desde California para ésta fiesta. Nunca había sucedido nada parecido jamás. Y allí estábamos, divirtiéndonos. Él estaba bailando con unas cuantas copas de más', declaraba su novia 'y me di vuelta solo unos segundos porque alguien me estaba llamando, y para cuando volví mi vista a él ya estaba en el piso, desangrándose. No sé qué fue lo que sucedió, pero la gente comenzó a gritar y correr. No vi absolutamente nada, sólo podía pensar en que el amor de mi vida ya no estaba.' La policía sigue intentando descubrir lo que ha sucedido, detectives e investigadores aseguran que se desconoce la causa de muerte. Obviamente la falta de sangre fue la razón, pero los enfermeros que venían en la ambulancia afirman que la cantidad de sangre que había perdido no era la suficiente para provocarse la muerte del joven. Pero los médicos forenses declaran que la mitad de la sangre faltaba en su cuerpo. Se sabe que el asesino sigue prófugo... Pero lo que todos nos preguntamos es, ¿dónde está la sangre que falta?..."
Tris apagó la tele.
O sea que si la gente había corrido y se había espantado en la fiesta, yo también había corrido. Y también había llegado al estacionamiento. Y también había escuchado ese grito. Y también había entrado en el bosque de nuevo. Y también había aparecido ese loco. Y... Aaron.
Todo había pasado de verdad. No había sido una pesadilla.
- Kelsey, ¿qué mierda pasó en la fiesta cuando yo me fui?
No sabía nada. De repente estaba estúpida. En shock otra vez.
Pero no había tiempo para entrar en pánico. No había tiempo para mí. Tenía que mentirle a Tris.
- Yo... No lo sé... - me levanté del sillón y caminé a la cocina nuevamente para que Tris no viera mi cara. Porque si la veía era obvio que sabría que le estaba mintiendo. Sentí los tacones de Tris resonar por el departamento detrás de mí. - Yo estaba con Key, y había tomado un poco, y estábamos bailando, y luego llegó Jake y nos fuimos. Yo no vi nada. No sé qué paso.
Tomé una cucharada muy grande de helado mientras le daba la espalda a Tris.
- Kelsey, ¿estás bien? - Ella tocó mi hombro y me di vuelta para verla.
- Sí, Tris. Estoy perfecta. - Tal vez mi sonrisa era la más rota que alguna vez hubiese puesto, pero era una sonrisa, y la gente pensaba que una sonrisa significaba que todo estaba bien, incluso cuando no era así.
- Te entiendo Kels, saber que ayer estuviste en el mismo lugar que una persona que fue asesinada da escalofríos. Y más saber que tal vez, el asesino pudo haber bailado contigo o puede haberte mirado.
Gracias Tris, de verdad sabes cómo calmar a las personas, muchísimas gracias.
El timbre sonó y la sonrisa que se dibujó en el rostro de Tris fue épica.
Jake.
- Es Jake... Va a llevarme a desayunar, me lo prometió ayer. He estado preparándome toda la mañana para que no note la resaca, ¿me veo bien?- Dio un paso hacia atrás para que la observara.
Su sonrisa. Sus ojos felices. Estaba perfecta. Su cuerpo emanaba felicidad. Y todo esto era por Jake. Un simple chico. Ahora me daba cuenta lo que una persona podía causarle a otra. Esa felicidad que Tris tenía en el rostro era causada por Jake. Era como si el simple hecho de saber que iba a verlo, causara una revolución en todo su sistema y la volvía feliz. Se maquillaba para él, se vestía para él, se peinaba para él. Y eso la hacía feliz. Saber que Jake hacía feliz a Tris, me hacía ser feliz a mí. Quería verla siempre así, sonriendo. Y justo en ese momento me di cuenta lo bien que hacía en ocultarle a Tris la verdad sobre Jake.
- Estás hermosa Tris. - Sonreí.
- ¿No quieres venir con nosotros? Sólo es un desayuno, nada especial.
- No.
Estaba bien que Jake la hiciera feliz, pero yo no quería cruzarme con él hasta que mi mente esté clara. Quería estar segura de lo que iba a hacer. Quería, con todas mis fuerzas, dejar de pensar en que Key, Jake y Aaron eran unos locos asesinos. Pero no podía hacerlo.
- Vayan solos, no quiero arruinar su cita. - Tris tomó su bolso de encima de la mesa.
- Está bien, pero para que sepas Kels, tú nunca arruinas nada. - Y salió por la puerta.
Sí, claro.
Solté el suspiro más grande que alguna vez había escuchado y volví a meter una cucharada de helado, algo derretido, en mi boca.
Esto era una locura, esto era... No sabía lo que era. No tengo ni idea de lo que es. No sé nada. No... Basta de pensar tanto Kelsey. Ponte a hacer otra maldita cosa que no sea pensar.
Sacudí mi cabeza y tome más helado. ¿Qué podía hacer encerrada en un departamento un sábado por la mañana? Inmediatamente la comida pasó por mi cabeza, pero la descarté. Ya estaba comiendo, no quería engordar más.
¿Leer? No. Definitivamente no. Iba a estar pensando en cualquier otra cosa menos en Magnus y Alec siendo todo un amor mientras están juntos.
¿Escuchar música? No. Me duraría muy poco, me pondría toda ansiosa y revolearía el IPod por la ventana.
¿Redes sociales?
Muy buen chiste Kelsey. En serio, casi me creo que tienes amigos.
¿Películas? Si. Definitivamente películas.
Tenía una pequeña caja llena de películas debajo del televisor comprado con la plata robada, las juntaba desde que estaba en el orfanato. A veces, con la plata que nos hacían robar, compraba cualquier tipo de cosas para mí y Tris. Bueno, no muchas cosas porque la mayor parte tenía que darlas a las autoridades del orfanato (estúpido Thomas Polland). Pero desde pequeña me han gustado las películas, así que compraba películas para mí y Tris. Irónico, ya que no podíamos verlas porque no había ningún DVD ni nada parecido. Pero era una pequeña esperanza para mí y Tris. Una forma de decirnos a nosotras mismas que íbamos a salir de allí. Y cuando saliéramos, veríamos todas las películas que queramos.
Tenía bastantes películas dentro de esa caja. Mucho para elegir...
¿Pero porque no ver 'Crepúsculo'?
Sí, me gustaba ser masoquista.
Está bien, no era una buena opción para dejar ese tema atrás obviamente. Pero tal vez, sí era una buena opción para poder entender más qué era lo que estaba pasando.
La tomé y la puse dentro del DVD que compramos con la plata robada y la dejé fluir mientras tomaba mi pote de helado y me sentaba en el sillón cubriéndome con la frazada que siempre poníamos en caso de 'me vino y necesito alguien que me abrace, pero como no lo tengo, me tapo con esto.' Aunque no me había venido este mes, lo cual claramente señalaba que estaba embarazada, a pesar de ser virgen.
(...)
Ya llevaba toda la saga de Crepúsculo y no podía despegar los ojos de la pantalla. A mitad de Luna Nueva se me había ocurrido tomar notas. Sí, era una idea estúpida, pero a pesar de eso ahí estaba, con un block de notas en la mano y una lapicera en la otra mientras mis ojos veían el televisor. Había anotado alrededor de ocho hojas, y no sabía si los Vulturis entraban en este tipo de vampiros, o si eran otra raza de vampiros que no tenían Vulturis o si no dormían o si no comían. No lo sabía. Me sentía una tarado anotando preguntas en el margen como 'Bella puede quedar embarazada porque es humana, Alice y Rosalie no porque son vampiros, pero, ¿por qué los vampiros hombres pueden eyacular?' Y luego borré eyacular, porque me parecía muy vulgar, y puse 'expulsar la cosa blanca y dejar a humanas embarazadas?' Porque me parecía más apropiado para la situación. Era una tremenda estupidez. Pero tal vez me ayudara a calmar el lío en mi cabeza, que por cierto, ahora era mucho más leve que antes.
Tris seguía en su cita con Jake y me había mandado un mensaje que decía 'No me esperes'. Así qué yo no iba a esperarla. Ya iba por "Amanecer: parte II", la parte en que Alice aparecía para salvar el día. O al menos eso creía. Y si seguía así, pediría a alguien que me lleve a una librería y me leería los libros. Aunque era demasiado floja para leer los libros después de haber visto la película.
Anoté en el margen '¿cómo los vampiros consiguen sus poderes?', y alguien tocó la puerta. Sí, la puerta del departamento, no el timbre de la puerta principal del edificio. Así qué definitivamente no era Tris porque ella tenía llave.
Le puse pausa a la película, tomé la manta para taparme en caso de que sea algún tipo de fantasma o monstruo, dejé la libreta y la lapicera en el sillón y caminé hacia la puerta. Me acerqué un poquito solo para ver por el agujero y...
Oh maldita sea.
Era Aaron.
Era el maldito Aaron Lawrence luciendo malditamente hermoso fuera de mi maldita puerta para confundir mi maldita cabeza otra vez.
No iba a abrir, era definitivo. Apoyé mi espalda contra la puerta suavemente, esperando a que se vaya.
- Kelsey. - Volvió a golpear la puerta.
Ssshhhh, tranquila, él no sabe que estas aquí. Tranquila Kelsey, no puede entrar.
Hablando de eso, ¿cómo mierda había entrado al edificio?
Dah, es un vampiro.
Diaj, odio esa palabra cuando no se trata de la familia Cullen.
- Kelsey, sé que estas ahí. Puedo escuchar tu respiración. - Tapé mi boca en un acto de reflejo.
Maldito y estúpido vampiro.
- Y ahora puedo escuchar los latidos de tu corazón. - Dios, me odio profundamente. - Ábreme la puerta. - Ese estúpido tono autoritario que no sabía cuando había surgido. Prefería al Aaron autista, siempre iba a preferir al Aaron autista.
- No, vete. - Sabía que era lo menos inteligente que podría haber dicho, pero no se me había ocurrido nada más.
- Si no me abres la puerta en menos de treinta segundos, te juro que la tiro abajo.
Wow, chico fuerte.
Revoleé los ojos.
- No revolees los malditos ojos, puedo escucharlos hacer eso desde aquí afuera. Sólo abre la maldita puerta de una vez. - Me di media vuelta y tomé el picaporte. Abrí la puerta solo un poco, porque maldita sea, estaba en pijamas. Pero no esos pijamas de las niñas lindas que están en las películas como Bella, no. Estaba asquerosa. Era un pantalón ajustado, de esos que la gente usa para ir al gimnasio (claro que yo no, porque soy una gorda floja, me había quedado del orfanato) que tenía escrito 'SWAG' en el trasero. Si, lamentaba el día que lo había comprado sólo porque había pensado en Justin Bieber. Y tenía una remera de alrededor de treinta talles más que el mío que me llegaba por las rodillas, completamente rota y manchada con helado de hace unos segundos.
No, el hermoso Aaron Lawrence no podía verme vestida así, ni en sueños.
- ¿Qué quieres? - Me tapé mucho más con la manta para que no me viera y aferré la puerta con mis pies, para que no entrara.
Él tomo la puerta con una sola mano y la abrió de par en par como si no le hubiese costado nada, porque claro, no le había costado nada.
- Hablar. - Dijo simplemente y pasó como si fuera su propia casa.
Queda descartada la teoría de que los vampiros no pueden entrar a lugares si no son invitados, Bram Stoker me has fallado.
- Tranquilo, pasa, no hay ningún problema. - Ironicé mientras cerraba la puerta, me di vuelta para verlo y allí estaba. Parado en el medio de mi sala.
¿Hoy estaba más hermoso? No, siempre estaba hermoso.
Basta estúpida.
- ¿En serio? ¿Crepúsculo? - sus cejas estaban levantadas mientras veía a la pantalla. Revoleé los ojos y me crucé de brazos debajo de la manta.
- No puedes culparme por intentar de entender lo que está pasando. - Levanto los brazos dándose por vencido mientras intentando ocultar la sonrisa que quería salirse de sus labios.
Oh Dios, ¿por qué era tan condenadamente lindo?
- Como digas... Pero nada de lo que aparece ahí es verdad.
- Genial. - Se escapó de mis labios sin previo aviso. Tomé la libreta en donde estaba todo anotado y la tiré al pequeño cesto de basura que estaba por ahí. Todo eso había servido para nada. Una vez que lo había entendido, maldita sea.
- ¿Acaso tú anotaste...
- No empieces. - Ahora si sonrió. Pero estaba demasiado enojada como para derretirme por él. - ¿A qué viniste? - Él caminó hasta que quedó en frente del sillón, tomó el pote de helado, me miró con las cejas levantadas y yo revoleé los ojos otra vez.
Si los seguía revoleando, iba a terminar siendo bizca.
Corrió el helado de lugar y se sentó en el sillón.
- Ya te lo dije, a hablar. - Seguí sus pasos y me paré en frente de él.
- No me apetece hablar contigo en este momento, así que si pudieras... - Y señalé la puerta.
- Podría, pero no quiero.
Genial, de 'autista' a 'Macho América'. No podía pedir más.
- Tú me pediste respuestas. Así qué voy a dártelas. - Por un segundo me emocioné con la pequeña esperanza de entender todo esto, pero claro, todo se termina. - Si tú antes me dices qué es lo que estás haciendo en Oak Minds.
Bueno, esto era fácil. Es decir, está bien, era un vampiro. Pero no podía leer mis pensamientos, no como Edward. ¿O sí?
- Ya se lo conté a Alex, puedes preguntarle a él. - Aaron negó con la cabeza.
- No, quiero escucharlo salir de tus hermosos labios, si no te importa. - Sus ojos se corrieron hacia mi boca.
Maldición, estaba roja como un tomate. Alguien por favor cálmeme.
- Mis padres trabajaban en una empresa en California y los trasladaron hacia las afueras así que nos mudamos a este pueblo porque quedaba más...
- Mentira. - Me interrumpió mientras juntaba sus manos y apoyaba su espalda en el sillón.
- No, es la verdad. - Dije cubriéndome más con la manta y mirando hacia otro lado.
- No, es una mentira. Quiero la verdad Kelsey. - Lo miré a los ojos.
- Es la verdad.
Wow, había mentido mirando a alguien a los ojos, espero que no se haya dado cuenta de que...
- Está bien.
Dios, soy muy buena. Merezco un premio.
Se paró del sillón y tuve que subir mi cara para poder mirarlo a los ojos. Estaba a la altura de su pecho. Y mierda que estábamos cerca el uno del otro.
- Suponiendo que esa es la verdad...
- Y así es. - Lo interrumpí mientras seguía con su tono de detective inglés. No me había dado cuenta que tenía un extraño acento hasta ahora.
- ¿Por qué tus padres nunca están en tu casa? Incluso los fines de semana.
Mierda. Odio los cuestionarios si no son multiple choice.
- Ellos trabajan. - Contesté automáticamente.
- ¿Toda la semana? - Alzó las cejas.
- Si, toda la semana.
- Deberían denunciar a sus jefes, eso es violación a los derechos del trabajador. - Era obvio que estaba bromeando conmigo para ver hasta qué punto podía llegar. Pero yo podía llegar muy lejos, Kelsey Brooks, siempre podía.
- Lo sé, se los digo muy seguido. - Mi tono de voz era desafiante, al igual que el suyo.
- ¿Y por qué decidieron mudarse ahora?
- Porque estaban cansados del estrés de la ciudad.
- ¿Por qué nadie nunca los ha visto por el pueblo?
- Cuando tienen mucho trabajo se quedan en California para no tener que ir y volver todo el tiempo. Así qué cuando no están, yo y Tris nos ocupamos de la casa, así ellos siempre que vuelven no tienen que preocuparse por la comida y están con nosotras.
- ¿Y no tienen miedo de dejarlas solas a ti y a tu hermana?
- No, confían en nosotras.
Ya me estaba cansando del juego de preguntas y respuestas.
- ¿No extrañas a tus amigos de California?
- No, en realidad no soy una persona de muchos amigos y como vivíamos mudándonos, nunca me he apegado a nadie.
- Así que siempre han sido Tris y tú.
- Sí. - Y eso no era una mentira.
Al parecer se había quedado sin preguntas, porque había desviado sus ojos de mí y ahora estaba sentándose en él sillón otra vez con una pequeña sonrisa.
- ¿Ya está? ¿Eso es todo?
- Sí.
Suspiré de alivio por dentro.
- Salvo por algo...
Genial, ¿y ahora qué?
- ¿Qué? - Lo había dicho de mala manera, pero no me importaba, ya me tenía cansada.
- ¿Por qué tu hermana y tú tienen la misma edad?
Oh maldición. No estaba preparada para esta pregunta. Y él lo sabía, porque estaba sonriendo mientras disfrutaba del desconcierto de mi cara al no saber qué decir.
Cualquier cosa. Di cualquier cosa. Que tienes retraso mental, lo que sea. Pero dilo ya antes de que sea muy poco creíble.
- Somos gemelas.
No Kelsey, no. No puedo creer que hayas dicho eso. No puedo creer que si quiera haya cruzado por tu mente. No, pero claro, Tris y tu son igualitas. Ella rubia, tu castaña. Ella ojos celestes, tu ojos marrones. Ella alta y delgada y tú gorda y enana. Me retiro. De verdad que me doy por vencida contigo. Adiós, no pienso hablarte jamás. Eres un asco.
- Gemelas. - Aaron sonrió mientras afirmaba la oración para que me diera cuenta de la estupidez que había cometido.
- Es decir, mellizas. Quise decir mellizas, de esos que nacen en bolsas diferentes dentro de la cosa esa dentro de la madre.
Bueno, puede ser que te perdone un poco.
- Útero. - Asentí algo nerviosa.
- Sí, sí, eso. Útero. - Nos quedamos en silencio unos segundos mientras él se sobaba la barbilla intentando ocultar su sonrisa.
- Está bien, si tú lo dices. - Se encogió de hombros.
- Sí. Yo lo digo. - Repetí algo más segura.
Seguridad es igual a confianza. Segunda regla de la confianza en ti mismo Kelsey.
- Orfanato Dream Hood. - Me quedé helada. Mis piernas temblaron y no pude evitar hacerme más pequeña. ¿Cómo mierda sabía el nombre de nuestro orfanato? Dios, esto no tenía buena pinta.
- ¿Qué? - Dije con un hilo de voz mientras tragaba saliva y sus ojos se posaban en mi cuello, haciéndome poner más nerviosa.
- Orfanato Dream Hood. Es de donde se escaparon tú y tu melliza. - Dijo con tono burlón.
Maldita sea no. Él no podía saber nada.
- No sé de qué mierda estás hablando. - Mi respiración se volvió irregular mientras sentía como me ponía a la defensiva viendo a Aaron posicionarse todo cómodo en el sillón como si esto le importará poco, haciendo que me ponga nerviosa cuando me miraba a los ojos.
- Jonathan Johnson y Michael O'Donnel.
No, no, no, no. Él no podía saber eso. Él simplemente no podía.
- Basta. - Salió de mi garganta en un pequeño ruego.
- Esos son los nombres de los millonarios a los cuales les robaron tú y Tris, ¿o me equivoco Kelsey?
- ¡Te dije que pararas! - Grité mientras él se ponía de pie tomando la mano que iba a ir dirigida a su rostro o mejor dicho, a su mejilla.
- Lo sé todo Kelsey. No puedes mentirme. - Dirigió mi cuerpo hacia el sofá y me hizo sentarme allí. Subí mis piernas y me hice una pequeña bolita intentando que nadie me hiriera. - Quiero que me digas la verdad Kelsey Brooks. Quiero que me digas qué mierda estás haciendo en Oak Minds y quiero que lo hagas ahora.
Su tono autoritario me causó escalofríos. Aunque no sabía si había sido él o el saber que ya lo sabía todo. Y no tenía otro remedio que contarle la verdad, a pesar de que haya jurado ante mi propia muerte y la de Tris que jamás hablaríamos con nadie sobre eso, excepto entre nosotras.
Todo mi cuerpo temblaba y era insoportable sentirme débil. Me daban ganas de vomitar y mi boca se secaba. No debía decirle la verdad. Y no quería. O por lo menos no quería tanto. Hablar sólo con Tris sobre esto era insoportable. Porque a veces me sentía un poco mal sobre todo lo que había pasado, pero ella no se enteraba porque estaba en una cita con Jake. Y no la culpaba, si nos habíamos escapado del orfanato, era para empezar nuestras nuevas vidas de adolescentes normales que tienen una educación normal y no tienen que dormir sobre un colchón que era lo mismo que un cartón.
Quería desahogarme con alguien que me escuchara. Y no sabía si Aaron era el indicado, pero ya no podía más.
Miré a sus ojos y lo vi ahí, parado, esperando pacientemente a que yo comenzara a hablar. No sabía si guardaría mi secreto o si llamaría a la policía. Tampoco sabía si estaba interesado en escucharme o si simplemente quería conocer los secretos de la chica a la cual le chuparía la sangre minutos después.
- ¿Quieres saber la verdad? - Dije entre dientes porque estaba enojada. Con él por saberlo todo y conmigo por no poder guardar un simple secreto el cual jure jamás decir a nadie. Me imaginaba la reacción de Tris si se enteraba que Aaron sabía todo y me odiaba un poco más de lo que ya lo hacía. - Bien. Voy a decirte la verdad.


Aaron Lawrence Donde viven las historias. Descúbrelo ahora