Capítulo 18:
Era viernes. Era viernes, viernes, viernes, viernes. Y yo era feliz. Feliz, feliz, feliz, feliz, feliz. Era viernes, última hora del día de escuela y además, Bill nos había llamado para avisarnos que hoy el bar iba a estar cerrado por no sé qué. Es decir, que a pesar de que odiaba Biología e iba a estar sola en esa clase, aburriéndome como un hongo prestándole atención a todo lo que dijera el profesor por razones obvias, y agregando que hoy todos en la escuela habían estado más extraños de lo normal, aunque no me había enterado de nada, porque no me había cruzado con Tris ni Jake en todo el día, pero suponía que lo haría ahora, era viernes y mi humor no iba a ser arruinado por nada en el mundo.
Iba temprano al salón, porque tenía que hacer la tarea y porque no tenía ganas de escuchar a todos susurrar.
Caminaba feliz por los pasillos, como no usualmente, con mis cuadernos en mis brazos y con una sonrisa para nada mía en mi cara. Porque era viernes. Y los viernes nunca podían salir las cosas mal. Y menos cuando el día estaba a punto de acabar.
Divisé la puerta del salón de Biología y rogué que no estuviera cerrada. Tomé el picaporte con mi mano y agradecí a Dios que estuviera abierta mientras entraba.
Santa mierda.
Santísima mierda.
Santísima mierda de todas las santas mierdas.
Aaron estaba allí.
Oh Dios, estaba allí.
Todos mis libros cayeron al suelo en el momento en que lo vi y él levantó su cabeza para verme unos segundos.
Bien, este es el momento en que el caballero se para de su asiento y te ayuda a juntar tus libros, te sonríe de esa linda manera, te pregunta cómo te llamas, tú le dices que eres nueva y él te invita a conocer el pueblo, se enamoran, salen juntos y viven felices para siempre.
Él solo desvió la cabeza de nuevo a lo que sea que estaba haciendo.
Genial. Siempre con altas expectativas que nunca se cumplen Kels. Siempre.
Revolee los ojos y me agaché para juntar mis libros. Me paré lentamente sabiendo que debía sentarme con él, porque definitivamente sería mucho más vergonzoso sentarme en otro lugar e ignorar que lo había visto. Evitarlo no era una opción. Caminé hacia mi lugar, y me senté. Abrí mis libros y mi cuaderno y comencé a hacer lo que debería haber hecho ayer.
Era obvio que lo estaba haciendo todo mal, porque claro, no estaba prestando atención, porque era una idiota y porque él estaba al lado mío y no había dicho nada y tenía muchas ganas de hablarle.
Maldita sea Kels, estás nerviosa. Respira un poco antes de que te mueras.
- ¿Sabes la respuesta tres? No la encuentro por ningún lado.
Te felicito Kelsey Brooks, acabas de ganar un premio a la persona más estúpida de todos los tiempos, espero que lo disfrutes, y sólo por si lo pierdes, porque eres de verdad muy estúpida como para perderlo, te daremos uno de repuesto.
Aaron giró su cabeza hacia mí y negó. Su mirada seguía siendo igual de intensa a la que recordaba. Su cara seguía siendo malditamente perfecta y ahora tenía el cabello un poco más largo y despeinado lo que lo hacía verse mucho más sexy de lo que ya era, si es que eso era posible.
Si tú no me contestas, no podremos entablar una conversación nunca. Ayúdame un poco aquí amigo.
Dejé mi lápiz en la mesa y giré mi cuerpo directo hacia él. Estaba dibujando, otra vez. No vi lo que era porque su cuerpo lo tapaba. Al parecer había sentido mi mirada, porque el lápiz dejó de hacer su camino y sus ojos miraban hacia mi dirección. Sonreí cuando el giró su cabeza hacia mí.
Kels, sé todo lo que nunca has sido en tu vida. Sé sociable por el amor de Dios.
- ¿Qué dibujas? - Tomó el cuaderno y lo cerró. Lo metió en su mochila que era completamente negra, al igual que su atuendo.
- Nada.
Una palabra Kels, una palabra es un progreso con este chico.
- ¿Te gusta dibujar? - Me sentía una psicóloga hablando con un niño de cinco años completamente asustado e inocente. Pero la diferencia con Aaron era que él no estaba asustado de mí, hasta podía apostar que era todo lo opuesto, y estaba segura que él no era inocente. Ni un poquito.
- Sí. - Si seguía respondiendo con una palabra iba a empezar a molestarme.
- ¿Sólo hablas con monosílabos todo el tiempo o nada más cuando una chica intenta coquetearte?
Oh no.
Oh no, maldita sea.
¿Coquetear? ¿¡COQUETEAR!? KELSEY ERES UNA ESTÚPIDA MALDITA SEA.
Eres una idiota y espero que cuando salgas, tu viernes se arruine cuando te atropelle un camión que carga vacas.
Golpee mi frente con mi palma y abrí los ojos con una mano en mi rostro. Lo miré y él me miró. Sonrió.
OH DIOS, OH DIOS, OH DIOS, OH DIOS. ESTABA SONRIENDO. ESTABA SONRIENDO.
Sus dientes eran blancos y estaban perfectamente alineados.
Y yo me estaba hiperventilando. Dios, respira, respira. No te olvides de respirar.
Tenía la sonrisa más linda que alguna vez había visto en toda mi existencia. Incluso era más linda que la sonrisa de Jake, y eso sí que era una linda sonrisa.
Era la primera vez que lo veía sonreír, y no sentía que estuviera haciéndolo por compromiso o para deshacerse de mí, era genuino. Estaba segura que su sonrisa era real.
- Así que estás coqueteándome...
Por el amor de Dios, su tono de voz me iba a volver loca.
Sus ojos se clavaron en los míos y ver esa sonrisa perfecta y blanca en su rostro me hizo sonreír. Quité la mano de mi frente y me mordí el labio inferior. Sus ojos se dirigieron directamente allí.
¿Mariposas en el estómago? Eso era una maldita mentira. Eran putos elefantes bailando break dance. Y no podía hacer que paren.
- No quise decir eso... Yo... Estaba... Soy muy torpe. - Y era cierto. Aunque estaba segura que él ya lo sabía, pero no estaba de más recalcarlo. Él borró la sonrisa de su rostro y pude notar cuanto le costó hacerlo. Abrió su libro y tomó su lápiz nuevamente.
No, no, no, no, no. Va a cerrarse como una almeja otra vez, di algo, cualquier cosa.
- ¿Cómo te fue en el campamento?
Bien. Algo inteligente por fin sale una vez de tu maldita cabeza Kelsey, muy bien.
Él se volteó hacia mí con las cejas fruncidas.
- ¿Campamento? - Parecía tan confundido que hasta considere creerle.
Tal vez le daba vergüenza que yo supiera sobre su supuesto 'problema de ansiedad'.
- Sí, Alex me dijo que estabas en un campamento para personas con problemas de ansiedad. - Sus cejas se juntaron más.- No te enfades con él ¿si? Literalmente tuve que derribarlo para que me lo dijera.
- Así que tú estuviste preguntando por mí...
No te pongas roja. No te pongas roja. No te pongas roja por el amor de Dios.
- Y Alex te dijo que yo estaba en un campamento para personas con problemas de ansiedad. - Asentí.- Porque tengo problemas de ansiedad... - Volví a asentir. - Si tan sólo lo ves por ahí, dile que lo voy a golpear y que no se va a salvar de ésta.
Está bien, si Alex tal vez estaba acostumbrado a estas cosas yo no, y permítanme decir que Aaron tenía pinta de golpear tan fuerte que podía llegar a noquearte en el primer golpe.
- KELS, ¿HA QUE NO ADIVINAS QUE LUNÁTICO VOLVIÓ A LA ESCUELA? - Tris apareció de repente por la puerta y Jake la siguió intentando calmarla.
Dios, odiaba cuando hacia esto. Aaron había juntado sus cejas y ni siquiera estaba mirando a Tris que había gritado en su entrada triunfal, sino que había dirigido sus ojos directamente a Jake, el cual, cuando lo vio sentado junto a mí borro su sonrisa al instante. Tris se calló en ese momento y yo cerré los ojos, porque sabía perfectamente a qué se refería con sus gritos.
- Bueno, creo que ya lo sabes... - Entrecerré mis ojos y le hice una señal con mi cabeza para que parase.
Una de las cosas que odiaba de Tris, era que ella se dejaba llevar por todo los rumores que decían los demás. Me estresaba que no pudiera creer en mi propia palabra o que metiera a todos en la misma bolsa por cosas que había escuchado, pero que no podía comprobar.
Los alumnos comenzaron a entrar por la puerta y Jake dejo su guerra de miradas con Aaron para tomar a Tris de la mano y pedirle que se sentara junto a él. Ella solo asintió y dejo de hacer tanto escándalo.
Gire hacia Aaron otra vez. Me sentía tan estúpida por lo que Tris había hecho. No es como que él no supiera que éramos amigas, es más, él creía que éramos hermanas, así que se supone que nuestro vínculo era mucho más fuerte de lo normal.
- Lo siento por eso... Mi hermana tiende a ser un poco exasperante a veces. - Aaron ni siquiera se giró a verme, simplemente hizo un movimiento de cabeza para informarme que me había escuchado. Su mandíbula estaba tensa y su mirada seguía fija en Jake. Sentía esa atmósfera incómoda y ni siquiera me había dado cuenta que el profesor Young había entrado y estaba escribiendo en la pizarra la lección del día de hoy.
Estúpida Tris que hace que Aaron se cierre como una almeja. Estúpido Jake que no es estúpido pero sí lo es al mismo tiempo.
Toque el hombro de Aaron para llamar su atención, él se giró hacia mí.
- ¿Estas bien? - sus ojos examinaron toda mi cara y de un momento a otro de sus labios escapaba un gran suspiro. Uno de esos suspiros que sólo salen de ti cuando por fin te das cuenta que todo está bien. Era un profundo suspiro de alivio y sentía que yo había provocado eso. Que yo había hecho que él se tranquilizara y eso me hacia sonreír. - Esta bien, ¿si? Ya está. - Rogaba porque de sus labios saliera una sonrisa como la que me había dado a mí minutos antes, pero eso no pasó.
- No vayas. - Junté mis cejas.
¿Qué se suponía que significaba eso?
Su voz había sonado tan sincera.
- ¿Qué...? - mi celular sonó. No pude preguntarle de qué estaba hablando.
Era un mensaje de Tris.
"¿Qué hacías hablando con el lunático? Toda la escuela está hablando de que lo soltaron del loquero."
Revolee los ojos y conteste.
"No es ningún lunático, y todo lo que dicen los demás está mal. Y si, estaba hablando con él, es muy agradable para que lo sepas."
Volvió a sonar.
"¿Ahora eres su amiga? Genial. No importa. ¿Recuerdas el bosque de Oak Minds?"
Junté mis cejas.
"¿Bosque? ¿Qué bosque?"
Subí mi mirada a Tris y ella se giró para verme. Abrió los ojos muy grandes y negó la cabeza reprochándome. Me encogí de hombros y ella revoleo los ojos. El teléfono sonó de nuevo.
"No puedo creerlo Kels... Llevamos aquí más de cuatro meses y no sabes que el pueblo está en medio de un bosque. ¿Es que acaso no miras por la ventana cuando viajamos en el auto? Está lleno de árboles por todos lados."
Maldita sea, no podía ser cierto.
"¿Estas jugando conmigo? Porque si es así no es para nada gracioso. Eso significaría que de verdad tengo problemas y debería ser preocupante ser yo, Tris."
Gire hacia Aaron que seguía viéndome con esos ojos sinceros, que me pedían algo que todavía no entendía. El teléfono sonó otra vez.
"No estoy jugando. Es en serio. Y sé que es preocupante, pero lo que menos quiero ahora es enrollarme con un médico y tus problemas mentales sin solución. Simplemente dejémoslo como que eres distraída Kelsey, es mucho mejor así. En fin, esta noche hay una fiesta en el bosque de Oak Minds, le llaman Oak Wood (lo sé, súper original), tenemos que ir."
No iba a ir. De verdad que no quería hacer nada el día de hoy. No estaba de ánimos para una fiesta. El teléfono hizo ruido otra vez.
"No me importa lo que me digas, vamos a ir. Jake tampoco quiere, pero si queremos pasar desapercibidas en este pueblo tenemos que ser adolescentes normales y los adolescentes normales van a fiestas. Así que esta noche hay fiesta. Y sólo para que sepas, la condición de Jake para que vayamos a la fiesta sin que él haga ningún escándalo, era que nos acompañe. Y como te amo y eres mi mejor amiga, le dije que invite a Key, no me agradezcas..."
¿A esto se refería Aaron? ¿A qué no vaya a la fiesta?
La campana sonó. ¿Ya había pasado la hora de Biología? Levante mi vista del teléfono y justo en ese instante Aaron dejo de mirarme, tomo sus cosas y se paró para irse.
- ¡Espera! - tome mis cosas y corrí detrás de él intentando alcanzarlo.
- ¡Kelsey! ¡KELSEY! - la voz de Tris no me detuvo. Corrí por el pasillo detrás de él.
-¡Espera, Aaron! ¡Espera! - nos detuvimos en la salida de la escuela, él debajo de las escaleras y yo arriba. Las baje casi sin aire y me acerque a él. - Vaya que eres rápido... - Sus ojos examinaban mi cara de nuevo y no podía creer que no estuviera agitado ni nada parecido. Debía ser un muy buen gimnasta. - He estado intentando no sacar el tema a la luz y hacer parecer que todo está bien cuando no es así. Primero me acorralas contra los casilleros y me gritas cosas que no entiendo mientras te vuelves loco de remate, luego desapareces por meses y no sé nada de ti. Después esta Alex que me dice que tienes problemas de ansiedad, pero no le creo nada. Y ahora tu apareces y me sonríes así de lindo y me dices que no vaya y sigues con tus enigmas y no entiendo nada... ¿Quieres que no vaya a la fiesta? Dímelo de una vez y deja de dar tantas vueltas. - No me había dado cuenta que prácticamente estaba gritando, mis brazos se movían conforme a mi desesperación por saber que ocurría y mi respiración ahora era más irregular porque prácticamente no había respirado en todo mi discurso. Él simplemente me miro y se cruzó de brazos.
- ¿Qué es lo que quieres de mí, Kelsey?
Dios, no podía creer la cantidad de cosas sucias que se me habían cruzado por la cabeza al escuchar esa oración.
- Quiero la verdad.
Opte por la más racional.
- Es complicado. - Sus ojos veían el suelo.
- Llevan diciéndome eso toda mi maldita vida Aaron. Por favor sé el primero en cumplirme la satisfacción de responderme.
- ¡Kelsey!
- MALDICIÓN. ¿Y AHORA QUE? - me gire hacia la voz que me estaba llamando y note a lo lejos a Key.
Dios, ¿por qué todo tenía que pasarme a mí?
- Ni se te ocurra irte de aquí hasta que solucione esto. - Lo apunte con mi dedo y camine hasta Key que me estaba viendo a lo lejos. Con su hermosa moto de fondo y todo él parecía una estrella de Hollywood y me fastidiaba que sea tan malditamente perfecto, porque eso hacía mucho más difícil rechazarlo, si es que iba a hacerlo.
- Hola hermosa. - Dios, si tan sólo Aaron fuera así de hablante o como sea que se diga. Beso mi mejilla y yo sonreí con esfuerzo.
- ¿Qué haces aquí?
Al punto Kelsey, Lawrence se te va a escapar.
- ¿No recibiste mis mensajes? Hoy vamos a salir.
- ¿Eras tú? Ya creí que alguien me estaba acosando. ¿Cómo conseguiste mi número?
- Jake me lo dio. Bueno, no exactamente... Le quite el teléfono y lo copie en el mío. Así qué toma tus cosas y vámonos, tengo todo planeado.
Dios, ¿Cómo le decía que no ahora?
Me voltee a ver a Aaron que me miraba muy fijamente. Más bien, a Key. Dirigí mis ojos hacia el chico que tenía en frente. Me miraba, esperando una respuesta.
- Lo siento Key... Hoy tengo que trabajar en el bar de Bill y no voy a salir hasta muy tar...
- Tris ya me dijo que el bar va a estar cerrado hoy.
Maldita Tris.
Volteé mi cabeza sobre mi hombro para asegurarme que Aaron seguía allí. Y así era.
- ¿Qué ocurre Kels? Dime la verdad.
- ¿La verdad?
¿Qué era eso? ¿Acaso se comía?
La verdad era que no sabía si 'la verdad' existía o era relativa para este punto de mi vida. Ya había mentido tanto que pensaba que no me merecía decir la verdad, sería demasiado hipócrita. O tal vez simplemente me había acostumbrado.
- Sí, Kelsey. La verdad.
- La verdad... - Bien, inventa lo que sea. - La verdad es que Tris me dijo que nos acompañarías a la fiesta de esta noche y quería ponerme linda para que me veas, y había pensado arreglarme toda la tarde para que vieras que no soy esta asquerosidad de chica que parece un hombre. Esa es la verdad.
Está bien. No es lo mejor que se te pudo haber ocurrido y ahora el chico va a pensar que estas enamorada de él, pero por la manera en que él te está sonriendo, deduzco que se lo creyó. Bravo Kelsey, estuviste bien.
- Hubieras empezado por ahí... - Key tomó su casco y se acercó a mí. Solté un suspiro de alivio, al menos había despachado un problema en el día de hoy. - Y sólo para que lo sepas... - Su voz se volvió un susurro - Para mí, estás muy bien de la manera en que estás. No hace falta preparación. - Sus labios se plantaron en mi mejilla haciendo un fuerte ruido.
Dios, sé que estoy roja. Sólo intenta que él no lo note.
Inspeccionó mi cara, buscando algún tipo de reacción, o eso suponía. Y sus labios revelaron una ligera sonrisa.
Maldita sea, sí se había dado cuenta.
- Adiós, Kelsey Brooks, nos vemos esta noche. - Saludé con mi mano mientras lo veía subirse a su moto y ponerse el casco. Arrancó y de a poco se fue haciendo más chiquito a mis ojos, hasta el momento de desaparecer.
- ¿En serio? ¿Key Contray? - mi corazón se paró por un segundo y me giré para ver que Aaron se encontraba a mi lado.
- Maldición. Casi me causas un infarto. - Sus ojos estaban fijos en los míos, como siempre, y Dios, sí que era muy alto. No me había dado cuenta hasta ese momento. - ¿Qué tiene de malo Key?
- ¿Vas a ir a la fiesta?
- No contestaste mi pregunta.
- Tú tampoco lo hiciste.
Dios, prefería cuando no me hablaba. Ahora era mucho más exasperante.
- Tú primero. - Me crucé de brazos, retándolo.
- No, tú primero. - Imitó mi acción.
- Esto no es para nada divertido, deja las bromas. - Su cara se acercó un poco a la mía, retándome un poco más.
Estaba dispuesta a romperle su hermosa cara con una pala si eso dejaba que la estupidez no corriera a su cerebro otra vez.
- ¿Te parezco una persona que hace bromas?
No, no lo hacía sinceramente.
- Bien. Sí, voy a ir a la fiesta. Y con Key. Y con Jake. Y sólo te recuerdo, que ésta es la primera vez que hablamos como dos personas normales y no te recomiendo que pelees conmigo, porque yo también tengo muchas preguntas incómodas que puedo hacerte otra vez exigiéndote respuestas que todavía no me has dicho, por cierto. ¿Quedó claro?
Esa es la maldita Kelsey Brooks que se escapó de su orfanato y le robó dinero a gente rica. Te quiero así todos los malditos días de tu vida.
- Yo no fui el que estaba coqueteando.
Lo iba a golpear. Y muy fuerte.
- Eso ya quedó aclarado. No puedes usar mi intento de que utilices palabras para hablar conmigo en mi contra, no es justo. - Sabía que iba a responder. Simplemente lo sabía.
- ¡Hey! ¿Qué hay? - Alex palmeó el hombro de Aaron y luego me miró a mí. Su sonrisa se borró de su cara al ver el gesto de enojo en nuestros rostros. - ¿Qué sucede? - Aaron se giró a él y con la sonrisa más falsa del mundo (y hermosa al mismo tiempo, porque maldita sea, podía estar enojada porque era un idiota, pero seguía siendo lindo, y nadie podía quitarle eso al chico) y con su mandíbula apretada, le contestó.
- Resulta que Kelsey estaba preguntándome cómo me fue en el campamento para gente con problemas de ansiedad. - Alex sonrió.
- Si... Hablando de eso...
- Hablando de eso, ¿qué?
- Prefiero que lo discutamos en casa, ¿no crees hermano?
- Prefiero que lo discutan en frente de Kelsey. - Los interrumpí. - Prefiero saber por qué tratan a Kelsey como una estúpida y le mienten sobre todo lo que está pasando. Quiero la verdad.
- Es muy irónico que Kelsey pida la verdad, ¿no crees?
Alguien agárreme antes de que lo mate.
- ¿Se supone que eso significa algo? ¿Me estás acusando de algo?- Su mirada se agudizó en mí, como el primer día en que lo conocí. -¿Sabes qué piensa Kelsey? Que Aaron no tenía problemas de ansiedad, sino de autismo y resulta que desaparecen y aparecen de repente. Como los ataques de ira y violencia que le agarran a Kelsey cuando quiere romperle la cara a alguien.
- Y Alex piensa, que deberían parar.
- A nadie le importa lo que piense Alex. - Aaron y yo dijimos al unísono. Alex subió sus manos en el aire, dándose por vencido.
- ¿Por qué Kelsey no le comenta a su amigo Alex que irá a la fiesta de Oak Wood? - se giró a Alex. - Y con Key Contray.
¿Y por qué la cosa ahora se tornaba en contra de mí?
- ¿Que Kelsey qué? - Alex subió las cejas y me miró. - Tú no puedes ir a esa fiesta. No es bueno para ti. Ni para nadie. Esa fiesta no tiene que existir. ¿Es que Jake no te lo dijo? Estúpido idiota. No vas a ir. No puedes ir. No. Basta, es el maldito primer día que llegas y ya estás estresándome Aaron.
Wow, tranquilo vaquero, estaciona tu vaca.
- ¿Qué sucede Alex? ¿Tienes problemas de ansiedad? - el tono de Aaron era cien por ciento sarcástico.
Definitivamente no conocía ésta faceta de Aaron Lawrence. Y odiaba admitirlo, pero no sólo me encantaba, sino que me daría lo que sea por conocerla un poco más.
- Lo siento, ¿si? ¿Que se suponía que dijera? Supéralo. Y tú. - Me señaló con su dedo- No iras a esa fiesta.
¿Quién se creía que era? ¿Mi padre? Pues estaba muy equivocado. Mi padre estaba muerto. O desaparecido. O se lo había tragado un oso, no lo sé. Pero estaba segura que él no era y si es que acaso mi padre llegaba a aparecerse allí, en ese instante y me dijera que yo no podía ir a la fiesta, le mostraría mi dedo del medio y lo mandaría a la mierda de donde vino. Pero definitivamente iría a la fiesta.
Nadie le dice a Kelsey Brooks que tiene que hacer, salvo Kelsey Brooks, por supuesto.
Una risa irónica y demasiado falsa salió de mi garganta. Ambos se voltearon a verme.
- Voy a ser breve. No me conocen. No los conozco. No son absolutamente nada mío como para decirme lo que tengo que hacer. Y voy a ir a esa fiesta como que me llamo Kelsey Brooks. - Di media vuelta y caminé hasta el auto de Jake, donde probablemente me estaban esperando.
Bueno... Eso no era cien por ciento cierto. La verdad era que no sabía si mi nombre era Kelsey Brooks...
Detalles, detalles.
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Aaron Lawrence
FantasyHistoria de Lucía Aluminé Sacado de su página de Facebook: "Storytellers"