Seis años atrás

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En un barrio de Yokohama, un chico iba cabizbajo por la calle. Seguía sin conseguir un trabajo y encima nadie le había explicado por qué estaban arrestando a una persona inocente por el asesinato de la jefa de la empresa. Se preguntaba si sería algún tipo de estrategia extraña. El chico suspiró, a veces los adultos hacían cosas muy raras.
Para colmo de males, apenas había comido ese día porque una gaviota le había robado una bola de arroz. No tenía ni idea de qué hacer a continuación, no tenía ni casa, ni dinero, le despedían de todos los trabajos que conseguía y sus padres habían muerto. Quizás lo mejor sería morirse él también.

Siguió andando, adentrándose sin darse cuenta en callejones cada vez más peligrosos hasta que se encontró con un par de hombres muy corpulentos con aspecto de delincuentes.

- Eh, tú, niño, ¿qué haces aquí? - le gritó uno de ellos de malos modos.

- Si te largas ahora no te haremos nada - le advirtió el otro con cara de mal genio.

- Tranquilos, no voy a avisar a la policía - contestó el chico tranquilamente.

- ¿Y por qué la avisarías? - preguntó uno mientras se acercaba hacia él.

- Es lo que se suele hacer cuando se ve a unos asesinos - replicó el chico mientras se encogía de hombros -. De todas formas igual a vosotros también os dejaban en libertad, como al secretario de la empresa.

- ¿QUÉ? ¿PERO QUÉ DICES? - dijo uno.

- ¿QUIERES QUE TE ASESINEMOS A TÍ TAMBIÉN? - dijo el otro.

Los dos hombres se miraron y empezaron a acorralar al chico.

- ¿ES QUE ACASO ESTABAS ESPIANDO, MOCOSO? - habló uno de ellos.

- No, si además de asesinos son tontos - murmuró el chico -. ¿No veis que yo acabo de llegar?

- ¿QUÉ NOS HAS LLAMADO? - gritaron a la vez.

- ¿Tontos y sordos? Pues sí que estamos bien...

El chico iba a continuar hablando pero uno de los dos criminales le dio un puñetazo en la cara que lo derribó.

- DINOS TODO LO QUE SEPAS O TE DOY OTRO - ordenó.

Aturdido y con la boca llena de sangre el chico empezó a hablar.

- Cuando he llegado estabais hablando de algo, pero al verme os sobresaltasteis y os parasteis - dijo con la voz entrecortada -. Tú - señaló al más bajo de los dos hombres -, tienes una gota de sangre en el zapato y tú - señaló al más grande, el que lo había golpeado - tienes el pantalón un poco mojado. Así que habéis matado a un hombre y os habéis desecho del cuerpo sin mucho cuidado en la parte del río que hay a unos metros de aquí, ya que el agua aún no se ha secado pese a que hoy haga mucho viento. Y viendo el sobre que tiene el grandullón en el bolsillo, es evidente que ha sido un encargo, pero viendo la chapuza que habéis hecho, vuestro empleador debería pediros que le devolváis el dinero - concluyó con un gesto de dolor debido al golpe de antes.

- ¿Pero tú eres un monstruo? - la cara del más bajo estaba totalmente pálida.

- Todo lo que he dicho es evidente, cualquiera lo vería. Tú debes de ser estúpido.

- BASTA YA - ladró el más corpulento -. Da igual cómo lo haya sabido, el caso es que lo sabe y hay que callarle.

- Pero nos hemos desecho del arma - repuso su compañero.

- ¿Acaso no tienes puños, imbécil?

- Mira quién fue a hablar - le provocó el chico aunque claramente se podía ver que estaba aterrorizado. Intentó levantarse para huir pero las piernas le fallaron.

El más grande levantó el brazo y lo golpeó contra su cara con más fuerza que antes. El mundo se volvió borroso para el chico. Al siguiente golpe todo se fundió en negro, pero el hombre siguió golpeando hasta que su compañero le hizo parar al oír pasos. Los dos criminales huyeron rápidamente dejando al chico ensangrentado en mitad del callejón.

Un mundo de monstruos (una historia de Bungō Stray Dogs)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora