Por si me pasara algo...

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Dazai estaba sentado en mitad de la oscuridad en su "casa" cuando de repente oyó como la puerta de metal se abría con un chirrido.

Se levantó con la velocidad de una pantera y sacó una pistola. Antes de que el visitante hubiese abierto totalmente ya había disparado cinco balas.

Ninguna de ellas impactó en su objetivo. Con una rapidez asombrosa la visita se había tirado al suelo y rodando había conseguido evitar los disparos.

El mafioso bajó el arma y el visitante se levantó y se sacudió el polvo y los restos de suciedad de la ropa.

- Entre la ubicación de tu casa y el recibimiento que das no me extraña que nadie te visite. Ahora no me digas que no sabías quién era.

- Hola, Ranpo - le saludó Dazai -. Es un gran honor que te muestres ante mí antes que delante del jefe. Y respecto a la bienvenida, quería asegurarme de que podías tener una reacción decente ante un ataque antes de enfrentarte al rey de los asesinos.

- No soy un inútil, Dazai - contestó mientras entraba -. ¿Sabes cuántos intentos de asesinato tengo al mes como ejecutivo? Por cierto, creo que con todo lo que te pagan podrías buscarte un piso decente y salir de este contenedor. O mudarte conmigo, ahora me he quedado sin compañía en mi apartamento - Ranpo había procurado hablar con un tono falsamente jovial que no engañaba a nadie y mucho menos a Dazai, quien detectaba su sed de sangre y su infinita tristeza.

- Me gusta bastante este sitio.

- No será por las vistas, la verdad.

Dazai vivía en el sitio más solitario de Yokohama, un vertedero de contenedores que no estaba ni marcado en los mapas, como si así la gente fuera a olvidarse de su existencia. Era una tierra hostil que solía estar cubierta por la niebla. El suelo estaba repleto de líquidos tóxicos procedentes de los vertidos ilegales y había muchos contenedores de esos que se usan para transportar coches en barcos dispersos por ahí. La casa - si se le podía llamar así - de Dazai era uno de esos. En el interior solo había una cama, una nevera, un escritorio y un ventilador. Estaba claro que Dazai no había ganado un premio por diseño de interiores, pensó Ranpo.

- ¿Para qué has venido? - le preguntó Dazai -. No me diste muchos detalles por teléfono.

- A preguntarte desde cuándo le pasas información a Verlaine, a pedirte una muestra de sangre y a darte unos documentos.

- Lo de Verlaine no es lo que parece - se defendió Dazai aunque por su tono quedaba claro que le estarían haciendo un favor si le ejecutasen por traidor.

- Ah, ¿entonces no te estás ganando su confianza para luego traicionarle y capturarle o matarle?

- Bueno, entonces sí es lo que parece. ¿Para qué quieres mi sangre?

- Para bebérmela, no te fastidia.

- Ranpo...

- Es un experimento. Por si acaso... - Ranpo dejó la frase incompleta.

- ¿Por si acaso qué?

- Nada.

Dazai suspiró y se arremangó la camisa. Estaba claro que Ranpo no iba a hablar más. El ejecutivo le pasó una aguja y Dazai sin dudar buscó la vena y se la clavó. Extrajo lo suficiente para llenar un dial y preguntó:

- ¿Es suficiente?

- Creo que sí - respondió Ranpo algo distraído -. Oye, Dazai, si no vuelvo lee los papeles que te he dejado, por favor.

A Dazai esas palabras le sonaron a despedida. No era la primera vez que decía adiós a alguien y normalmente le daba igual. No sentía nada, como en el resto de momentos de su vida. Era curioso, daba igual lo que pasara a su alrededor nada podía llenarle. Palabras como alegría, tristeza o miedo eran algo prácticamente desconocido para él pero... Por alguna razón esta vez era distinto. No quería despedirse de Ranpo. Él quería ser el primero en irse al otro barrio.

Ranpo, el mafioso que nunca había matado a nadie directamente. El criminal que también resolvía delitos. El chico adicto a los dulces. El único que se había preocupado por su salud mental en la Mafia y había intentado darle atención psicológica aunque él la había rechazado. La persona que había visto a Yosano como algo más que una herramienta. El ejecutivo del que se decía que tenía la habilidad de ver la verdad pero solo era muy inteligente, lo cual le hacía aún más asombroso. No, definitivamente no quería decirle adiós a Ranpo.

- Adiós, Dazai. Por cierto, tengo un detective secuestrado en mi refugio, ¿podrías liberarlo más tarde?

- Libéralo tú. A mí me da igual lo que le pase a ese detective. Sé que ahora mismo te sientes furioso y culpable por la muerte de Yosano pero matar a Verlaine no te va a proporcionar ninguna satisfacción. Y que Verlaine te mate a ti no va a arreglar nada y tampoco lo tienes merecido. Deja de lamentarte y pasa página. Si no lo haces la vida se convierte en una pesadilla.

- Gracias, Dazai, sé que lo más sensato sería seguir tu consejo pero ya es demasiado tarde. Hasta luego.

Y se alejó caminando. Dazai no esperó ni cinco segundos cuando abrió la carpeta que contenía los documentos de Ranpo. Al principio, había una nota en un post it:

"Hola, Dazai:
Sabía que no esperarías a que no volviese para abrir lo que te he dejado. Sé que a estas alturas Verlaine ya me habrá localizado y estará a punto de venir a por mí. Aquí tienes unos posibles planes para derrotarle porque soy plenamente consciente de que una persona normal como yo no puede derrotar al Rey de los Asesinos. Aún así lo intentaré y al menos le daré una patada donde más le duele de parte de Yosano. Haz todos los cambios que sean necesarios.
Hasta siempre,
Ranpo Edogawa."

Después de leerla, Dazai se quedó en silencio. Así que Ranpo ya estaba convencido de que iba a morir. Arrancó la nota y siguió leyendo las estrategias. Algunas eran una completa locura, fruto de la desesperación aunque podrían funcionar. Cuando llegó al plan número 36 palideció. Ahora ya sabía para qué quería la sangre.

***


Ranpo se subió a la moto de Yosano después de andar un rato. Condujo un poco hasta llegar a un parque desierto y se sentó a esperar en un banco.

Un señor llegó poco después y se sentó a su lado.

- Por fin has salido de tu escondite - le dijo.

- Hola, Verlaine - saludó -. Te estaba esperando.

Un mundo de monstruos (una historia de Bungō Stray Dogs)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora