Qué asco de protectora de animales (digo de orfanato)

413 70 4
                                    

- No entiendo por qué tengo que acompañarte yo a recoger al nuevo subordinado del idiota de Dazai - gruñó Chuuya mientras manejaba la moto.

- Porque tú tienes una moto muy chula, permiso para conducirla, un nulo respeto por la velocidad máxima permitida y un mal genio que hace que nadie se nos meta en medio, así que llegaremos antes - le respondió Ranpo alzando la voz para que se le oyese pese al viento que soplaba.

- ¿¡Se supone que eso era un halago!?

- Tómatelo como quieras.

Ranpo y Chuuya dejaban atrás los árboles a toda velocidad y el pequeño edificio al fondo del camino cada vez era más grande.

- Parece que hemos llegado - anunció Chuuya deteniendo la moto frente a la verja que rodeaba el edificio.

- Qué lúgubre es esto. Más que un orfanato parece un campo de concentración - dijo Ranpo mientras arrugaba la nariz en un gesto de disgusto -. He visto prisiones estatales más alegres.

- Ya te digo - asintió el pelirrojo -. ¿Me estás diciendo que vamos a sacar un niño de aquí y se lo vamos a dar a Dazai? ¿Es que quieres que se corte las venas?

- Yo prefiero pensarlo desde la perspectiva de que vamos a llevarle un gato de terapia a Dazai.

- No, si los dos estáis igual de mal pero tú al menos eres un poco más soportable - suspiró Chuuya.

- ¡Gracias!

- No era un cumplido...

Ranpo se acercó al timbre y lo pulsó.

- ¿Quién es? - preguntó una voz femenina a través del telefonillo.

- Ranpo Edogawa. Tenía una cita con el director.

Se oyó el sonido de papeles como si lo estuvieran comprobando. Debieron encontrar la cita apuntada porque al cabo de unos instantes salió un hombre alto, con el pelo cortado de forma peculiar y que vestía una túnica gris que le cubría entero.

- Bienvenidos - les saludó el hombre -. Yo soy el director. Están aquí porque querían llevarse a un niño, ¿verdad?

- Sí - contestó Ranpo en tono formal. Hay que remarcar que había hecho el esfuerzo de arreglarse para la ocasión.

- Pareces demasiado joven. ¿Sabes que la edad mínima para adoptar es de 25 años? - el director frunció el ceño.

A Ranpo se le ocurrieron dieciséis posibles réplicas pero no soltó ninguna. No le convenía enfadar a ese hombre.

- Yo no sería el padre adoptivo, por supuesto.

- ¿Y quién sería?

- Mi jefe. El señor Mori Ōgai sobrepasa la edad mínima y tiene una posición muy acomodada como dueño de varias empresas. Desafortunadamente, está muy ocupado y no ha podido venir.

- Si está tan ocupado no podrá hacerse cargo del niño. ¿Está casado? Es obligatorio estar casado para adoptar.

"Como le diga que Mori va diciendo por ahí que su mujer es una niña pequeña estamos acabados" pensó Chuuya, que veía capaz a Ranpo de decir eso y más.

"Como si el viejo pudiera encontrar a alguien capaz de quererle" estuvo a punto de soltar Ranpo.

- A la porra lo de ser educado. Todos los que estamos aquí sabemos que la legalidad no es el punto fuerte de este orfanato - dijo Ranpo.

- ¿Qué estás insinuando? - preguntó el director.

- No insinúo nada, me limito a afirmarlo. Llamar a sus métodos poco convencionales es quedarse corto - aquí Chuuya pensó que ellos tampoco eran ningunos santos -, pero está de suerte, no denunciaremos nada.

Un mundo de monstruos (una historia de Bungō Stray Dogs)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora