- ¿Estás seguro de esto? - le preguntó Oda a Ranpo. No le parecía muy buena idea llamar al timbre de un psicópata.
- Sí, mi madre me enseñó buenos modales. Además, nos están esperando. Entrar por la ventana supondría un esfuerzo innecesario.
- ¡Tienes razón! - exclamó alguien y Odasaku saltó hacia atrás, agarrando a Ranpo, quien protestó por la brusquedad, y arrastrándolo con él. Justo en ese momento, una mano apareció en mitad de la puerta e intentó cogerles pero no estaban -. Está bien, como queráis - por el tono en el que lo dijo, parecía que le habían quitado la diversión -. Lo haremos a la manera aburrida.
Y Nikolai abrió la puerta.
- ¡Bienvenidos! - saludó haciendo una reverencia -. ¿Qué os trae por aquí?
- Las doscientas tres bajas que se deben estar produciendo ahora mismo en la Port Mafia, los destrozos del puerto y el olor a galletitas que sale de la casa - contestó Ranpo -. ¿Podemos pasar?
- Hemos hecho galletas, pero no me explico cómo las hueles desde aquí - Ranpo se encogió de hombros, detectar dulces era su habilidad sobrenatural -. Y hay que ver qué prisas, con lo divertido que es charlar un rato en la entrada.
- Si eso otro día en el que mi organización no esté siendo destruida - Ranpo se las apañó bastante bien para que sus palabras no dejaran ver la rabia acumulada.
- Vale, vale - se rindió Nikolai -, pero antes tengo que asegurarme de que no lleváis armas, sería de muy mala educación derramar sangre en una casa ajena.
Ranpo esbozó una mueca irónica al oír esas palabras pero dejó que le registraran. Naturalmente no encontró ningún arma. Las armas volvían estúpida a la gente y él en esos momentos lo último que necesitaba era volverse estúpido.
En cambio, cuando le tocó a Odasaku aparecieron dos pistolas y una buena cantidad de balas para recargar. Ranpo se disculpó mentalmente con él por lo que acababa de pensar.
- ¡Vaya, yo pensaba que estos juguetes les gustaban más a los niños de tu edad! - le dijo Nikolai a Ranpo al ver todo lo que le había quitado a Odasaku.
- Si no me equivoco, y eso no suele pasar, los tres tenemos la misma edad - replicó el aludido. Nikolai se mostró sorprendido y luego se echó a reír.
- ¡Pero si creía que tú tenías 14 años y él era un padre de familia con cinco hijos!
- Esto... - Odasaku estaba a punto de decir que los cinco hijos los tenía pero no le pareció buena idea revelar la información a ese tipo.
- Venga, entrad. Por aquí - les indicó Nikolai y les llevó al ascensor del edificio. Los tres se quedaron en silencio.
- Hoy hace un buen día, ¿no? - Odasaku intentó romper el hielo sacando el clásico tema del tiempo y Ranpo lo fulminó con la mirada pese q ser consciente de que no lo decía con mala intención.
- Sería mejor si lloviesen ranas - respondió Nikolai. Y se volvieron a quedar en silencio.
- En realidad la lluvia de ranas es bastante desagradable - dijo Ranpo mientras las puertas del ascensor se habrían -. Las pobres acaban espachurradas por todas partes.
- Ya, pero puedes decir que están lloviendo ranas y suena guay - replicó Nikolai mientras salían.
Les guió hacia el piso de la izquierda y en lugar de sacar la llave y abrir como una persona normal, metió la mano en su capa y la puerta se abrió. Al entrar, Ranpo y Oda pudieron observar que la mano de su acompañante estaba en el pomo en lugar de en su brazo. Bueno, no sería lo más raro que vieran ese día.
![](https://img.wattpad.com/cover/333200073-288-k669594.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Un mundo de monstruos (una historia de Bungō Stray Dogs)
Fanfiction¿Qué pasaría si Ranpo y Fukuzawa no llegaron a conocerse? A un consultorio médico del bajo mundo llega un chico en estado crítico. El doctor Mori pronto descubrirá que no es una persona cualquiera y que ese adolescente puede descubrir la verdad de u...