«No vayas»

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Un pequeño barco turístico flotaba en la bahía de Yokohama. Los rayos de sol arrancaban destellos a las pequeñas olas de agua cristalina, formando una imagen tranquila y relajante. El brillo del mar se reflejaba en el casco negro de la embarcación, que flotaba perezosamente sobre las aguas.

Había pocas personas en la cubierta, solo un hombre calvo con gafas redondas que vestía un haori sobre un kimono negro y otro con una bata blanca y su pelo negro peinado hacia atrás: Santōka Taneda, comandante en jefe de la División Especial de Poderes Sobrenaturales del Ministerio de Interior y Mori Ōgai, líder de la Port Mafia. Detrás de cada uno había un par de guardaespaldas pero llamaba la atención la ausencia de armas.

- Lamento mucho la pérdida del agente Sakaguchi - dijo Mori con una sonrisa.

El jefe Taneda se tensó.

- Ha sido una lástima, hasta que se desvió del camino era uno de nuestros mejores agentes. Te debemos a ti la detección del traidor, aunque haya sido tirar piedras contra tu propio tejado...

- No ha sido nada - Mori habló con falsa modestia -. Tenía que demostrar que podíais confiar en mí.

- Preferiría confiar en un drogadicto con un cúter antes que en ti - replicó Taneda.

- Ay, por favor, me ofendes. - Mori no parecía muy ofendido y se rió. Ese día estaba de buen humor -. Yo solo hice lo correcto. "Dura lex, sed lex", ¿no es eso lo que decís vosotros? Por cierto, ¿conoces alguna heladería por aquí? Mi pequeña Elise me ha pedido que le compre uno a la vuelta.

- No soy muy de dulces, la verdad. Aunque igual debería cogerles algo a los de la oficina que siempre están haciendo horas extras - meditó Taneda pero lo descartó sacudiendo la cabeza -. No, mejor pensado, lo que más ilusión les haría sería tu cabeza en una bandeja de plata.

Los guardaespaldas de la Mafia ahogaron exclamaciones de indignación.

- Qué dramático. No es como si no hubieras hecho tratos con la Mafia antes.

- Oficialmente, jamás me he relacionado con tu organización - afirmó Taneda -. No existen grabaciones ni fotografías de ningún tipo. Y si las hubiese, sería considerado traición y huelga decir que la reunión terminaría de inmediato.

- ¿Me vas a negar hacernos un selfie para recordar esta ocasión? - preguntó Mori haciendo un mohín.

Taneda le cortó yendo al grano.

- La División tiene una petición que hacerle a Port Mafia. Debe eliminar a la organización criminal europea Mimic que ingresó ilegalmente en Japón.

- Uy, no sé si voy a poder prometer eso - dijo Mori poniendo una expresión aterrorizada más falsa que un billete de 13 yenes -. Mimic es un grupo terrorífico que lleva presionándonos un tiempo. Yo preferiría llorar y salir corriendo. Son taaaan malos.

Taneda frunció el ceño y Mori le devolvió a cambio una sonrisa radiante.

- Claro que por el precio justo... La Port Mafia accederá a cambio de...

El jefe de la división soltó un suspiro de alivio y sacó un sobre negro decorado con filigranas del bolsillo.

***


Odasaku estaba sentado en una silla junto a la ventana de una cafetería. Podía ver las gotas de lluvia deslizarse por el cristal. Un extraño hombre con bigote estaba hablando con él.

- Escribir novelas es escribir personas. Claro que estás perfectamente cualificado.

¿El señor tenía razón o solo hablaba para hacerle sentir mejor?

Un mundo de monstruos (una historia de Bungō Stray Dogs)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora