Un mundo de monstruos (una historia de Bungō Stray Dogs)

Un esquizofrénico en busca de venganza.

- Ranpo, ¿por qué no vas a darle una patada en el culo a Mori para que se caiga dentro de mi fosa?

- Porque estoy intentando pasar desapercibido, Yosano. Si hiciera eso me ejecutarían por traicionar a la Mafia y entonces no podría vengarme de Verlaine.

- Venga, cumple mi última voluntad.

- Esta no es tu última voluntad. Y la verdad, no sé cuál es la auténtica porque no tuvimos oportunidad de despedirnos. Simplemente creo que estoy desarrollando esquizofrenia porque veo y hablo con una persona que no está ahí.

- No digas bobadas, Ranpo, tú eres consciente de que esto no es real.

Ranpo no dijo nada más porque una anciana que pasó a su lado con un gigantesco ramo de flores se le quedó mirando raro. Dedujo que pensaba que necesitaba atención psicológica urgente, lo cual era bastante cierto.

Esperó hasta que bajaron el ataúd de Yosano hasta el fondo de la fosa y entonces inclinó la cabeza una vez como muestra de respeto y se marchó con lágrimas en los ojos.

Estaba saliendo del cementerio cuando se cruzó con un hombre alto con un ordenador metido en una funda en la mano que iba vestido de manera descuidada. Llevaba los bajos de los pantalones hechos girones y toda su ropa estaba arrugada, aunque se notaba que era cara y estaba limpia. Ranpo supo sin tener la necesidad de levantar la mirada quién era.

- No es un buen momento, detective - le dijo a Poe.

- Por fin he encontrado pruebas de lo que hiciste - anunció el estadounidense.

- No - rechazó Ranpo -. No las has encontrado y jamás las encontrarás porque no existen pruebas de un crimen que no he cometido - si Poe pensaba que iba a caer en un truco tan obvio estaba muy equivocado.

- Tienes razón - admitió Poe -. Sé que estoy siendo un poco inoportuno pero ahora estamos en el mismo barco. Si quieres podemos ir a una cafetería y hablamos antes de que te vuelvas a esfumar. La verdad es que me ha costado bastante localizarte. Por cierto, curiosa vestimenta.

- Era la mejor manera de pasar desapercibido, los hombres tienden bastante a subestimar a las mujeres y aún más a imaginar que un hombre no se pondría un vestido - dijo -. Quién iba a decir que me quedaría tan bien. En el funeral me vestí de niño del coro y nadie se fijó en mí.

- Admito que al principio no te reconocí. Pero luego noté ese brillo que te sale en la mirada cada vez que observas algo o a alguien y supe que la chica que iba llorando vestida de luto eras tú.

- Imagina que te hubieras equivocado. Seguramente te habrían acabado denunciando por acoso.

- Pero no pasó. ¿Qué, aceptas mi oferta?

En cualquier otro momento Ranpo habría aceptado. Pero pese a que no había probado bocado desde la muerte de Yosano no tenía hambre.

- Paso. Tengo cosas más importantes que hacer - rechazó y se fue caminando.

Poe le miró. Solo habían pasado unos días desde la última vez que se habían visto pero Ranpo había cambiado. Aunque había tratado de disfrazar su estado de ánimo con una fina capa de humor, Poe notaba que su personalidad de había vuelto más oscura. Apenas podía reconocer al chico que se había emocionado al ver un cadáver y que había molestado a todo el mundo en una extraña competición de detectives trucada.

- Está bien, pero entonces te acompaño - dijo Poe tras dudar un momento en si sería una buena idea acosar a alguien que tenía toda la pinta de estar a punto de convertirse en asesino.

- ¿Te olvidas de cómo voy? - preguntó Ranpo enarcando una ceja -. Solo tengo que acercarme a un policía y decirle que este señor me está siguiendo. Estarás en la comisaría en menos de lo que tardaría en darte el esquinazo.