Jugando con muñecas

361 53 26
                                    

Llegó la semana siguiente y seguían vivos. De hecho, los seis meses que siguieron al incidente de la página fueron los más tranquilos de la historia de la Port Mafia. Hasta parecía que Dazai y Chuuya discutían menos que de costumbre y los intentos de suicidio de Dazai no eran tan llamativos como de costumbre.

Tanta calma ponía a Ranpo de los nervios por dos motivos: había dicho que  tal vez iban a morir en una semana y no soportaba no tener razón y le parecía el estado de quietud que precedía a una tormenta que lo arrasaría todo.

Para colmo, Poe había vuelto a Estados Unidos por un caso y ya no podía jugar con él. Qué injusta era la vida.

Como se aburría, decidió ir a ver qué tal iba el entrenamiento de Dazai a sus nuevos subordinados y se dirigió al almacén en el que les hacía practicar sus habilidades.

Según se acercaba, empezó a oír golpes y algunos gemidos apenas contenidos. Se veía que era un gran momento para interrumpir.

- ¡Hola! Venía a decir que Amazon acababa de entregar un saco de boxeo pero ya veo que no es necesario - dijo abriendo la puerta.

Akutagawa estaba arrodillado en el suelo, lleno de golpes y de contusiones que no tardarían en convertirse en moratones y con un hilillo de sangre saliéndole de la boca. Se notaba que se mantenía consciente a base de pura fuerza de voluntad.

Dazai estaba erguido frente a él con una expresión dura en el rostro. Su único ojo visible transmitía la misma frialdad que un témpano de hielo.

- Esto es la Mafia, no una guardería, Ranpo. Si Akutagawa-kun no cumple con mis expectativas tendrá que aprender de alguna forma, ¿no? - repuso el ejecutivo.

- Haz lo que quieras pero Yosano dice que como le vuelvas a mandar a Akutagawa al borde del colapso te va a hacer probar su tratamiento y le da igual que anules su habilidad y te mueras ahí mismo.

Lo peor de las amenazas de Yosano era que las cumplía. Dazai suspiró y se dirigió a Akutagawa.

- El entrenamiento ha terminado por hoy. A ver si la próxima vez no me decepcionas.

Akutagawa le lanzó una mirada fulminante a Ranpo y le atacó con una cosa negra y roja que se movía a una velocidad impresionante. Esa era la primera vez que Ranpo veía a Rashōmon en acción pero puso los ojos en blanco y esquivó el ataque sin esfuerzo. Dazai tocó la habilidad y ésta desapareció.

- No ataques a Ranpo-san. Parece que él es de los únicos que se interesan por ayudar a una escoria como tú.

- No... No necesito... -. Tenía que tomar aire entre cada palabra y se notaba que se esforzaba en evitar toser -. No necesito ayuda. Puedo seguir.

- ¿Ves? Él lo hace libremente - dijo Dazai volviéndose hacia Ranpo -. Desde el primer momento le advertí que si venía conmigo iba a pasar un infierno mucho peor que todo lo que había conocido antes y aún así me siguió. ¿Para qué forzarlo a abandonar?

Ranpo evaluó a Akutagawa con la mirada.

- Ya. Muy convincente. Tienes dos, no, tres costillas fracturadas, una hemorragia interna y múltiples contusiones leves. Por no hablar de tu enfermedad pulmonar - Akutagawa abrió la boca para protestar pero Ranpo prosiguió .- Sí, sé que harías cualquier cosa por Dazai pero si sigues así jamás conseguirás serle útil. No dependas exclusivamente de su aprobación porque podría no llegar nunca. Por muy idealizado que le tengas, tu admirado "Dazai-san" solo es un adolescente dos años mayor que tú. No pierdas la cabeza por él y ahora vete a que Yosano te eche una mano.

Akutagawa se quedó inmóvil hasta que Dazai le hizo un gesto con la mano y se levantó a duras penas. Tambaleándose, se dirigió a la salida y se fue.

Un mundo de monstruos (una historia de Bungō Stray Dogs)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora