Prólogo

352 45 62
                                    

Cuando no te salen las palabras, no hay forma de escribir. Esto Poe lo tenía más que asumido. Pese a esto, nunca terminaba de acostumbrarse al sentimiento de frustración que lo perseguía en esos momentos.

Llevaba sentado en una cafetería frente a una página en blanco más de una hora y ya empezaba a plantearse tirar la toalla cuando un camarero se acercó a él y le dejó la cuenta delante, como invitándolo a pagar y a marcharse. Solo que él no había pedido la cuenta.

Le dio la vuelta a la factura y leyó un mensaje «¿Sabes que te pillaste del nuevo jefe de la Port Mafia?».

Debajo del pelo que le tapaba los ojos y gran parte de la cara, Poe se sonrojó. ¿Hasta sus informantes secretos sabían que le gustaba Ranpo? Luego pensó en lo que acababa de leer.

¿¡RANPO!? ¿¡EL NUEVO JEFE DE LA PORT MAFIA!?

Vaya, suponía que ahora no podría pisar Yokohama por un tiempo. Pero no. Eso supondría huir. Y Ranpo le había robado el pasaporte en una ocasión, dejado llorando en una pastelería en otra y drogado y encerrado en un garaje cierta vez.

Vale que él le había hecho revivir lo que les pasó a sus padres, pero eso no era nada comparado con todo lo que le había hecho él. No podía esconder la cabeza como un avestruz.

Apretó el puño y arrugó la factura en forma de bola. Si Ranpo ahora el dirigía el crimen organizado de Yokohama, tenía más posibilidades de pillarle con las manos en la masa. Podría encerrarlo y desmantelar su organización.

Poe sonrió. No era una sonrisa de felicidad. Era más parecida a una mueca. Tenía una gran oportunidad delante de él y pensaba aprovecharla.

***

Ranpo soltó los documentos que estaba revisando en ese momento.

Le daba la impresión de que alguien estaba pensando en él, seguramente para nada bueno.

- ¡Gin! - la hermana de Akutagawa estaba ejerciendo temporalmente de secretaria suya. Él no tenía una Elise y hasta poder encontrar a alguien más cualificado para el puesto la había elegido a ella. Aunque era muy joven, Ranpo estaba seguro de que era discreta y de confianza. Además, con ella estaba protegido. La chica había demostrado tener un gran talento para el asesinato.

- ¿Sí, Ranpo-san? - dijo en un tono de voz apenas audible.

- Llama a la encargada del departamento de Finanzas. Necesito encargarla un trabajito.

Gin asintió y se marchó.

- ¿Qué planeas hacer, Ranpo? - le preguntó Yosano que se encontraba en el despacho junto a él.

- Comprar la deuda pública de Japón - sonrió él -. Es una buena forma de proteger la organización de cara al Gobierno, ¿no? Si intentan algo contra nosotros, exigimos que nos la devuelvan.

- A largo plazo, lo tendríamos cogido de los huevos - asintió Yosano, comprendiendo -. ¿Pero tenemos suficiente dinero?

Ranpo resopló.

- Mori me convirtió en una fábrica de fabricar billetes. Podría comprar el país entero con todos los habitantes incluidos y aún así no me quedaría sin mis dulces.

Yosano puso los ojos en blanco a modo de respuesta.

- Oye, ¿qué estará haciendo Dazai?

Un mundo de monstruos (una historia de Bungō Stray Dogs)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora