Un par de semanas habían pasado desde aquel incidente con los Ōtsutsuki. Mismos días desde que Akame se había convertido oficialmente en ninja.Sus primeras misiones consistían en ayudar a reparar los daños causadas a la aldea durante los exámenes, por lo que eran relativamente fáciles.
Eran las altas horas de la madrugada, se suponía que ahora sería su día libre luego de haber ayudado todo ese tiempo, eso hasta que en su habitación tocaron con desesperación la venta. Sin saber quién o quiénes eran, pues no era solo una silueta la que alcanzaba a visualizar, y al estar medio dormida no le prestó mucha atención a los chakra. Abrió la ventana con la baba en los labios, notó con la luz de la luna de quienes se trataban.
—¿Boruto? ¿Sarada?
—Eh —el rubio se había sonrojado al verla de esa forma—. Pues...
La última se encontraba de espaldas, viendo al jardín. Odiaba admitirlo, pero necesitaba ayuda de la azabache.
—Necesitamos que nos ayudes. Mitsuki se ha ido de la aldea —dijo ella ante los tartamudeos de su amigo.
Sus ojos se abrieron de sorpresa e impresión, quitándole su cara de adormilada. De quien se trataba era su mejor amigo, según ella no había problema alguno con el de cabellos azules, por que el hecho de que se fuera le era extraño.
—Vámonos, ¿alguna idea de dónde está? —cuestionó poniéndose su bandana, ropa y zapatos ninja. A todo eso el Uzumaki se volteó para que se cambiara cómodamente.
—Si tuviéramos alguna idea no hubiéramos venido por ti —recriminó la otra Uchiha.
La de cabellos ondulados ignoró el cómo la otra le respondió, provocando más furia en la de lentes.
—Su padre quizás lo sabe —expuso realizando los sellos para crear un clon de sombra—. Sarada, ¿conoces una guarida de Orochimaru-san?
—Sí.
—Vamos ahí.
Los tres chicos salieron de la aldea apenas Akame terminó de vestirse. Iban rápido, claro, no querían perder a ninguno de sus amigos, en especial a los más cercanos.
La menor Uchiha al ser la más veloz, los otros intentaban seguirle el paso, hasta que a las dos horas habían agotado sus energías de tanto correr. Decidieron pararse a descansar bajo un árbol.
—Aka-chan, en verdad eres muy rápida —comentó con una sonrisa mientras el sudor bajaba.
Le mencionada recordó el primer día de academia, teniendo un pequeño Déjà vu. Esta vez, su sonrisa fue una sincera y no una egocéntrica.
—Gracias, Boruto.
𖣘𖣘𖣘
—¿Por qué ella y yo nos vamos a quedar distrayendo? —reclamó la de pelo corto al rubio.
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Su hija| La última Uchiha nacida
FanfictionLa vida es sencilla; todos los que nacemos estamos destinados al mismo camino: La muerte. Las personas solemos estar en cambios constantes, en los que entramos en distintas etapas y vamos cambiando según las circunstancias. A tan sólo doce años...