La noche transcurrió como cualquier otra, de manera tranquila. Entrando el amanecer, Akame despertó tras haber dormido unas 16 horas seguidas, que junto a su lado la había acompañado el peli plata quien también despertó al sentir el otro cuerpo moviéndose.—¿Cómo estás? —preguntó en un bostezo.
—Mejor. Perdón por preocuparte —disculpó neutral—, debiste pasar la noche en casa y no aquí, en una sillón.
Kakashi sonrió detrás de su máscara, sincero. —Estás a mi cargo, es normal que me preocupe —formuló pensando en sí decir algo más, pero se retractó.
—Gracias por hacerlo —agradeció ahora siendo ella quien sonreía—. Quiero saber, ¿qué me pasó?
—Espero que seas totalmente honesta conmigo. ¿Tu mamá pertenece a algún clan?
—No sé, ninguno de mis padres me comentó alguna vez sobre la familia de mamá. Pero, no entiendo que tiene que ver con lo que me pasó.
—Tu chakra —suspiró—. Hubo un problema con tus redes de chakra, una gran parte sólo te llegó a los pulmones y por eso no te permitía respirar —inició—. Según Sakura, tu chakra tiene una anomalía, crece muy rápido. Estuve pensando de eso anoche y es posible a que se deba a tu familia, pero no lo sé, no sabemos a cuál clan pertenece tu madre si es que lo hay.
—Yo, no sé. Quizás un clan donde haya elemento madera, me di cuenta que cuando me siento en peligro solo pongo mis manos en el suelo y sale cualquier ninjutsu de madera —informó en susurro observando sus manos en movimiento.
—Tal vez sea así, no hay manera de saber mas si logramos ver los recuerdos del cuerpo de tu padre —comunicó inseguro.
—¿No puedes ver los recuerdos de mi padre? —formuló jugando con sus dedos—. Papá quiso evitar que alguien como mi hermano encontrase su cuerpo.
—Y por eso selló gran parte de sus memorias.
—O sea, ¿han encontrado recuerdos? —volvió a cuestionar, esta vez con un particular brillo que iluminaban sus ojos oscuros.
—Lo que ya sabíamos. Cambiemos de tema, puedes irte cambiando. Ya estás dada de alta.
—De nuevo gracias.
—Te espero en el pasillo —dijo antes de dirigirse al lugar nombrado.
Por su parte, la pequeña Uchiha miró una maleta no muy grande, la cual le había dejado Kakashi con un cambio de ropa que enseguida se colocó.
Abrió las puertas de su habitación, dando comienzo a pasos para encontrar al rokudaime. Entre las mismas habitaciones de los pasillos, encontró una sala que le llamó la atención, pues conocía a las personas dentro de este, al menos a la mayoría.
Sin querer, se quedó mirando dentro del cuarto, siendo notada por quienes se encontraban dentro. Cierto rubio, salió para saludarla, como siempre, con su típica sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
Su hija| La última Uchiha nacida
FanfictionLa vida es sencilla; todos los que nacemos estamos destinados al mismo camino: La muerte. Las personas solemos estar en cambios constantes, en los que entramos en distintas etapas y vamos cambiando según las circunstancias. A tan sólo doce años...