—¿Quién eres y por qué apareces?—Porque yo soy tú, y tú eres yo.
𖣘𖣘𖣘
Una hora había transcurrido desde que el séptimo desapareció. En ese tiempo surgió una discusión entre Akame y la mano derecha del Hokage, en donde la Uchiha decidió darle fin a su charla tras abandonado el sitio y buscar por sí misma.
De donde aún recordaba el chakra del Hokage, eran dos dimensiones; en la primera paró a buscar por los alrededores del aquel planeta. Antes de regresarse y volver a buscar en el último que le quedaba, alguien la llamó.
—Volvemos a vernos, hermanita.
—No tengo tiempo, adiós.
—Oh no, me advirtieron que tú estarías buscando al nanadaime con tu Kamui, y aquí estoy.
—Jamás has sido bueno, pero esta vez me sorprendiste.
—He de admitir que siempre has sido una niña inteligente, pero ya no eres tan buena como lo solías ser.
—¿Crees que tus palabras me importan? Ya te lo dije, no tengo tiempo, cuídate.
Antes de que la Uchiha pudiera irse en su totalidad, un imprevisto la detuvo.
—Oh no, mocosa. ¡No escaparás tan rápido!
Un rayo a una increíble velocidad se dirigía a la ojos ónix, impidiendo cortar el proceso a cambiar de dirección por hacerse intangible y esquivar aquel ninjutsu.
—¿Esa es tu habilidad? Esperaba algo mejor, aunque no está mal —comentó burlona pretendiendo enfadar a Shigeru.
—La diferencia radica en que lo controlo.
Ese mismo rayo, que había sido esquivado, regresaba con la intención de dañar a la de cabellos negros, y de nuevo, fue traspasado por esta. Antes de volver a intentar cambiarse de mundo, otro rayo había aparecido.
"Entonces, ¿así funciona tu mangekyou?" Pensó entendiendo el mecanismo de la habilidad de ese dojutsu. Era simple: cada que era esquivada y se duplicaban, a su vez, había un cambio de lugar en el cuerpo de ella; en ocasiones estaba frente a su hermano, otras muy alejado, ambas con solo hacerse intangible y no moverse.
—Que técnica más inútil, parece que me quieres encerrar.
—¡Perra! ¡Aún no has visto mi verdadero poder!
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Su hija| La última Uchiha nacida
FanfictionLa vida es sencilla; todos los que nacemos estamos destinados al mismo camino: La muerte. Las personas solemos estar en cambios constantes, en los que entramos en distintas etapas y vamos cambiando según las circunstancias. A tan sólo doce años...