La vida es sencilla; todos los que nacemos estamos destinados al mismo camino: La muerte.
Las personas solemos estar en cambios constantes, en los que entramos en distintas etapas y vamos cambiando según las circunstancias.
A tan sólo doce años...
Nombre: Uchiha Akame. Padres: Yui, ¿? Hermano: Uchiha Shigeru. Habilidades: Sharingan tres aspas, ¿? Cumpleaños: 6 de junio.
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"Paz", era la palabra que describía a la perfección al pequeño pueblo donde habitaba Akame y su familia. En este mismo lugar, nunca se entró en algún conflicto con otra ciudad, mucho menos participó en alguna de las guerras ninja.
Las mañanas eran tranquilas; las tardes eran relajadas; y por las noches les gustaba a muchos pueblerinos realizar algún banquete, claro, las cenas con todos los habitantes no eran diarios, pero sí comunes.
A una pequeña Akame que le gustaba jugar con sus padres y hermano, se encontraba jugando a las muñecas en su pequeña cabaña, su hogar. Era una linda noche de nochebuena; sus papás se alistaban para ir al banquete que haría la ciudad por la navidad.
—Ya estoy listo, ¿cuánto te falta, cariño? —cuestionó el hombre a su esposa con la típica amabilidad que lo caracterizaba.
—Aún iré a peinarme —anunció con una sonrisa—. Pero supongo que ya hay alguien que está muy inquieta por ir con sus amigas —comentó con una sonrisa al mirar a su hija.
Akame y su hermano mayor, Shigeru, se dirigieron con sus papás, algo aburridos y a la vez ansiosos.
—Papá, ¿cuándo vamos a ir con nuestros amigos? —preguntó la menor.
—¿Ves? —preguntó a su esposo la castaña—. Llévate a los niños, yo tardaré —sugirió sin dejar de peinarse.
—Bien. Si te tardas, vendré por ti —informó saliendo con sus dos hijos.
—No tardaré —sonrió—, ¡ya lo verás! —retó casi gritando al estar en una mayor distancia.
—¡Eso lo veremos! —a los oídos de Yui, su grito fue casi inaudible. Pero no le importaba si lo dijera en voz alta o susurrando, no cambiaria el gran amor que sentía por su querido esposo y consentidos hijos.
Al ya estar en las calles, Shigeru, el hijo mayor de aquel matrimonio, sonrió contento yendo a fuera junto a sus amigos; aunque tuviera trece años no le era impedimento de hacerlo.
Mientras tanto, una Akame de sólo ocho años, le pedía a su papá que la cargara en sus hombros, petición que no fue negada.
—Papá, ¿estás bien? —cuestionó la azabache como un tono de tristeza.
—Sí, mi sueño —respondió llamándola con su apodo, logrando sacar una sonrisa en ella.
