17| Fotografía

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Dos días antes

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Dos días antes

La azabache había esperado a sus compañeros fuera de la guarida, tardaron un aproximado de una hora en salir, suponía que el señor Orochimaru explicó todo el asunto de su hijo. Ella ya sabía que su mejor amigo no era del todo un humano, y que existían otras "copias" de sí mismo; sin embargo, a ella no le importaba aquello, pues Mitsuki era Mitsuki y los otros aunque físicamente eran iguales, para esta solo se parecían en eso, nadie se igualaba a su amigo.

Llegó el momento en donde salieron tres personas: el de tez muy blanca, el rubio y la azabache. Los últimos hablaban de querer conocerlo mejor e ir a buscar a su compañero.

—¿Y cómo piensas ir a hacerlo? —cuestionó el mayor.

—Lo único que sé es que seguiré confiando en Mitsuki. Por eso tengo que verlo, sea como sea —expuso con determinación el chico Uzumaki.

El más alto sonrió. —En verdad te pareces a Naruto-kun. ¿En verdad este es el único mensaje? —preguntó sacando una serpiente—. Creo que todas las cosas tienen sus propios pensamientos. Las palabras no son la única forma de transmitir la verdad.

—No hables de cosas incomprensibles —reclamó el de ojos azules.

—Que impaciente. Esta serpiente tiene sus propios pensamientos —informó entregándola.

—¿Pensamientos?

—¿Significa que podemos obtener más información de ella? —cuestionó la peli negra. El otro asintió.

—Averígualo —ordenó Boruto.

—Yo no puedo hacerlo, pero alguien que conozco sí. El sabio de la serpiente blanca, en la cueva Ryuchi. Es difícil de tratar.

Los dos chicos del equipo siete se miraron entre sí, dispuestos a salir de inmediato en busca del otro. Antes de partir la búsqueda, se les fue interrumpidos de nuevo.

—Estás muy seria, Akame-chan. Antes de que te vayas, ven conmigo.

Los menores se pusieron confundidos, puesto a que de pronto les llegó esa solicitud, bueno, solo a esa Uchiha.

Los dos ingresaron de nuevo a la guarida, el de te ojos verdes iba al frente mientras la azabache lo perseguía. Entraron a un cuarto, era similar a una habitación de algún hospital. La Uchiha centró su mirada en un aparato, más bien computadora, en la cuál se mostraban las palabras "adn 1".

—Puedes sentarte.

No muy segura obedeció. Este abrió un cajón del cual sacó una jeringa, para seguido preparar la aguja.

Se acercó a pasos lentos. —Préstame tu brazo.

—¿Para qué haces esto? —interrogó con el ceño fruncido.

—Confirmar algo —respondió al poner la jeringa.

Sacó un poco de sangre, la suficiente para la muestra que necesitaba. Empezó a analizarla y colocarla en un distinto frasco y la puso en la máquina que la azabache miró rara.

Su hija| La última Uchiha nacidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora