CAPÍTULO 23

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«No permitas que el monstruo se alimente de tu tristeza y tenga poder sobre ti, aunque lo que te hizo te haya dejado una marca que parece indeleble, hasta la cicatriz más profunda y dolorosa desaparece con el tiempo».

~ Lara Portov

ANNE

La zona en la que se ubicaba el nuevo departamento no era precisamente el lugar idóneo para que pudiera estudiar en paz, al menos no con todo el ruido de los carros que pasan en las horas pico—y aún cuando se supone que no es horario de tanto tránsito—.

Debo acostumbrarme a esto aunque no es lo quería, ya que estaría aquí permanentemente.

—Anne, ¿Podrías darme un momento? — Lara se acercó con cautela hacía mí— ¿Podríamos pedir algo de cenar antes de que…?

—No— la corté en seco—, no quiero nada.

—Pero no has comido nada en todo el día, el doctor dijo…

—¡Para! — alcé la voz, exasperada—¿Quieres dejar de intentar hacerme sentir protegida, como si te de verdad te importara?, No finjas ¿Quieres?. Sólo estás aquí porque mi mamá te paga, no porque así lo desees—me dirigí a la habitación, para que ella no continuara con esa conversación.

No quería que repitiera mi diagnóstico de nuevo. Ya había tenido suficiente con lo que aquel médico me dijo acerca de mi estado de salud: «Tienes que ir con un ginecólogo para estar seguros que tu dolor sólo es causado por los hematomas de la violencia que sufriste y no por un desgarre».

Me negué repetidas veces a ir al hospital, pero terminé aceptando sólo para que me recetaran pastillas para el dolor insoportable que sentía; de algo estaba segura: no volvería a visitar la sala de un hospital después de ello.

Mucho menos seguiría el consejo de: «Deberías tomar terapia psicológica». ¿Qué caso tenía repetir una vez tras otra lo que pasó?,el dolor y humillación que sentí no se quitará hablándole a un desconocido sobre lo más doloroso de mi vida, él sólo me daría soluciones para que las tomara en cuenta, todo depende de mí, por eso sólo tenía que aprender a vivir con ello;tratando de sobrevivir con mis propios medios sin tener que revivir el trauma que de por sí abunda en mi mente la mayor parte del tiempo.

Ese amargo recuerdo estaría conmigo toda la vida, mínimo tendría que aprender a enfrentarlo haciéndolo pasar como una experiencia más.

Lara tocó la puerta de la habitación.

—¿Vienes a despedirte? No es necesario, vete. — le dije poniéndome cerca de la puerta.

—Necesito explicarte algunas cosas sobre tu universidad y…— eso me hizo abrir la puerta de la habitación— Gracias...—dijo.

—¿Y bien?—enarqué una ceja y me crucé de brazos.

—Te dejaré dinero en efectivo para que compres comida, aunque puedes pedir comida a la habitación y la cargarán a la cuenta de tu mamá; tu tarjeta de crédito será la misma que la que usabas y te depositarán dinero cada quince días para lo que necesites; tu universidad queda un poco lejos, pero este departamento es el más exclusivo de la ciudad, vivir aquí fue la única condición de tu mamá para que aceptara que dejaras la antigua escuela— explicó mientras me extendía unas hojas que tomé cinco segundos después—, estos folletos me los dieron en tu universidad, contiene tu horario e información extra de cursos y actividades que puedes tomar. Empezarán las clases en un mes, te da tiempo de acomodarte y acostumbrarte a las calles y el nuevo estilo de vida que mantendrás durante este tiempo…

TÚ ME ROMPISTE PRIMERO [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora