CAPÍTULO 11

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ANNE

!Era hoy, hoy iba a ir a una cita con Dorian!

Sí, bueno, él no me lo dijo así pero estoy segura de que es una cita.

Para mí lo es.

Me arreglé tanto que hasta yo me elogiaba enfrente del espejo, el trabajo no fue nada fácil, tardé toda la mañana buscando algo bonito para ponerme— cosa que me fue difícil porque me ponía algo y si no me gustaba cómo me veía me lo cambiaba—pero al final encontré algo modesto: una camisa de algodón blanca manga larga, unos jeans negros, un abrigo largo del mismo color y unos tenis blancos.

Seguía mirándome en el espejo de arriba abajo buscando alguna imperfección en mi imagen cuando escuché cómo Dorian tocaba la puerta del baño.

— ¿Ya vas a salir?,estás tardando muchísimo y ya me aburrí de esperarte— protestó.

Eché un último vistazo en el espejo y ya decidida salí del cuarto de baño.

Me encontré a Dorian de brazos cruzados y el ceño fruncido, se veía como un modelo salido de una revista de alta moda, llevaba unos jeans negros, camiseta del mismo color y un abrigo marrón; esa ropa había sido hecha para él sin duda.

¿Porqué no puede dejar de ser tan guapo?

— Que bueno que sales, estaba a punto de entrar a buscarte.

— Ya estaba lista, es sólo que estaba arreglando detalles de mi ropa.

— Genial, vamos a la entrada porque nos están esperando— dijo mientas pasó a mi lado saliendo de la habitación, segundos después hice lo mismo.

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Salíamos a la entrada principal y lo primero que pude notar fue la camioneta negra elegante que estaba al parecer esperando por Dorian, porque cuando el chofer del mismo lo vio llegar, rápidamente se acomodó al lado de la puerta para abrirla y dejarnos entrar.

El chófer por alguna razón se me quedó mirando de más con una expresión de confusión, era como si no esperara que yo estuviera acompañando a Dorian en su paseo.

— Iremos a la plaza roja— informó el rubio a su chófer mientras subía a la camioneta— Vamos Hurón, ¿Qué esperas? ¿Quieres que te cargue para subirte a la camioneta?

— No sería mala idea— bromeé mientras subía a la misma y Dorian me fruncía el ceño.

El carro se puso en marcha, y yo por mi parte me limité a mirar por la ventana para ver la nieve caer porque tratar de comenzar una conversación con Dorian era tiempo perdido.

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La plaza roja era mucho más hermosa que en las fotos, las calles, el parque, todo en general era impresionante; ni en sueños me hubiese imaginado estar aquí mirando de cerca una de las plazas más famosas del mundo.

Habían tres cosas que estaba disfrutando en ese momento: la vista hacia la plaza, la nieve caer y la compañía de Dorian, que aunque no decía nada se disponía a mirarme con curiosidad.

— ¿Te gusta lo que ves?— preguntó señalando con la cabeza la plaza.

— Mucho, es hermosa— respondí.

TÚ ME ROMPISTE PRIMERO [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora