CAPÍTULO 16

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DORIAN

Siempre me despertaba antes que ella, y esta vez no era la excepción.

Me removí en mi sitio, había sido la noche más larga que había tenido. Si me hubieran dicho que dormir en un sofá iba a sentirse así, no lo hubiera hecho. Me dolía el cuello más que cuando me quedaba hasta la madrugada estudiando para los exámenes de la universidad.

Perezosamente me levanté del sofá y caminé hasta ponerme en el lado donde dormía la Hurón.

Me gustaba observarla dormir—lo hacía todos los días—,parecía una niña pequeña con su cabello alborotado y sus labios que formaban una expresión graciosa como si estuviera haciendo berrinches para que le dieran lo que pedía, también me gustaba admirar sus largas pestañas negras, no estaban rizadas ni nada por el estilo pero le sentaba muy bien así tan naturales.

Miré el reloj de la pared, marcaba las 7:15 a.m.

—Si me apresuro me dará tiempo para terminar de preparar todo— dije para mí mismo.

LEONARDO

No había dormido en toda la noche, tal vez esto de disfrutar de mi vida sexual libremente debería hacerlo con conciencia y de manera moderada. A este paso ni siquiera voy a llegar a los cuarenta años y ser sexualmente activo si estoy gastando mis fuerzas desde los quince años.

Caminaba por los pasillos sonriéndole a medio mundo, no me acordaba de sus nombres pero,¿quién le dice que no a un saludo?.

Mi intención era buscar algo para comer, necesitaba alimentarme luego de haber gastado tantas energías.

Llegué a la habitación y antes de abrir la puerta ya había reconocido el olor a comida mexicana, eso era lo que necesitaba para ser feliz. Entré y dirigí mi mirada hacia la cocina encontrándome con Dorian de espaldas.

¿Él era el que estaba cocinando?

Esto es uno de los milagros que suceden en la actualidad.

Me aclaré la garganta.

— Buenos días príncipe de Narnia— lo saludé y él volteó a verme con el ceño fruncido.—¿Qué estás cocinando? — pregunté curioso, tal vez así conseguía que me diera un poco también.

—Nada en especial es sólo que quería…— se calló de golpe mientras miraba hacia la puerta.

Volteé a mirar el motivo por el que el rubio quedó en silencio.

Annie.

Claro, ella.

—Buenos días— dijo mientras se sentaba en el comedor— . Ummm, huele a mi comida favorita, ¿Estás cocinando Leo?

Oh Dorian, no conocía esta versión de ti. Entonces cocinaste para ella, si no estuviera presenciando esto no lo creería.

—Espera un momento que Dorian vendrá a alimentarnos— me senté al lado de ella. Quizá Dorian quería tener el momento a solas con ella pero tenía hambre y debía aprovechar las oportunidades.

Comenzamos a comer de lo que había preparado el de ojos azules, menos Dorian porque él decidió comer cereal y frutas.

—Está delicioso— Annie admitió mientras comía felizmente— ¿Quién lo cocinó?, ¿Fue Dani?

Por primera vez no sabía si ser sincero iba a traerme problemas, soy más del tipo que dice las cosas como son, sin rodeos. Pero, si digo que "no" tal vez Dorian se enoje, y si digo que "sí" puede que le esté restando méritos.

Da igual, si se enoja no me importa.

—Dorian lo preparó— respondí—, cocina muy bien, aunque se haya criado con muchas personas que le puedan servir él prefiere hacer las cosas por sí solo— comenté con la intención de apoyar al de ojos azules que tenía la mirada baja hacia su plato.

TÚ ME ROMPISTE PRIMERO [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora