CAPÍTULO 29

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«Cualquier lugar que amemos es para nosotros el mundo».
Oscar Wilde.


ANNE

Pasajeros con destino a Miami, Beach… favor de pasar a la sala de espera…

El altavoz me hizo reaccionar.

Todavía andaba sonámbula porque hace pocos minutos me había despertado y salí casi corriendo de mi departamento para llegar lo antes posible.

Pero, no estaba haciendo mucho, al menos no con el pequeño dolor que sentía en mi entrepierna. Parecía bambi tratando de sostenerme en mi lugar sin tambalear.

Di un paso más y mi cuerpo se meneó como un candelabro.

Hice una mueca de dolor y cerré por un segundo los ojos.

Cuando los abrí, observé de frente a una señora que me miraba con el ceño fruncido.

Cosas de la vida, cosas raras de la vida.

Le sonreí incómodamente y ella solo negó con la cabeza en forma de desaprobación.

Sentí mis mejillas enrojecer pero seguí mi camino hasta la sala de espera para tomar el vuelo.

Mía y todos los que estaban ahí me miraban con una expresión de pánico.

Fui directamente a ellos y Mía esperó en su sitio con los brazos cruzados.

—Anne Miller… ¿Si sabes qué hora es? — me enarcó una ceja.

—Las 10:30 a.m.— respondí.

Bufó.

—Anne, son las 11:30 a.m. — abrí mis labios y formé una “o” en ellos.

—Bueno, sólo me retrasé una hora…

—El Director general estaba enojadísimo. Al parecer no le gusta esperar tanto.

—¿Ya llegó la persona que faltaba? — Halsey, la secretaria, se acercó hacía nosotras con la cara totalmente roja.

—Sí, hola… pido una disculp-

—Ya vámonos, por favor. El vuelo por suerte sale en diez minutos— nos avisó y todos comenzamos a caminar detrás de ella.

Traté de ubicar al rubio con la mirada pero mis intentos fueron en vano. No lo veía por ningún lado.

—Y el CEO… ¿Vendrá con nosotros? — le pregunté a Halsey.

—No en este avión. Los vuelos comerciales no son sus favoritos así que se irá en su Jet privado.

Sonreí como tonta.

Al parecer las cosas nunca cambian, al menos no con Dorian Maslov.

#

Cinco horas de vuelo.

Cinco horas duró mi malestar estando sentada en aquel asiento.

Aquel dolorcito no se había ido, seguía ahí, torturándome y recordándome que si no me hubiese comportado de esa manera, estaría bien.

La imagen de Dorian sobre mí seguía causando estragos en mí.

Maldita calentura.

—Iremos a un hotel y les daremos indicaciones sobre todo lo relacionado con el viaje— Halsey nos informó, sonaba igual de agotada que todos.

Tomamos carros diferentes para dirigirnos al lugar que Halsey había dicho.

Al llegar, alcé la mirada para ver al hotel elegante enfrente de mí.

TÚ ME ROMPISTE PRIMERO [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora