CAPÍTULO 25

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*Reproduzcan la canción de la portada para comprender mejor el capítulo*.


«Y sumergida en mi propio mundo…imaginaba que las personas al igual que yo, jamás se atreverían a lastimarme».
—Anne Miller


ANNE

Hoy más que otros días, el cielo azul celeste iluminaba todo a su paso y te hacía perderte en cada una de sus composiciones de hidrógeno y oxígeno que se ubicaban en la vista de cualquiera que alzara la vista al cielo, inclusive, si ponemos más atención podríamos encontrarle formas a cada una de ellas si así lo deseamos. Era el momento y la hora indicada que me invitaba a salir a caminar y distraerme un poco de todo lo  que me estaba afectando—las pesadillas eran cada vez más constantes por las noches—. Sin embargo, tenía que quedarme en casa a descansar porque mañana iría por primera vez a la universidad.

Por primera vez. Já.

Ya me había cansado de volver a lo mismo de siempre.

Comenzar de nuevo debería ser mi segundo nombre.

Cada vez que estaba adaptándome, algo tenía que pasar. En todos los nuevos inicios me encontraba con cosas que me dolieron y me hicieron cambiar, pero de las dos veces que pasó, no sé cuál dolió más: si despedirme de Dorian, o lo que el monstruo me hizo.

Mientras miraba la televisión el teléfono sonó de pronto. Lo cogí inmediatamente al mirar por la pantalla el nombre de “Lara”, debí imaginarme desde el principio que era ella porque era mi único número registrado.

—Hola Anne, ¿Cómo has estado? — una sonrisa cínica escapó de mis labios.

¿Cómo podía preguntar eso después de todo lo que me pasó?, era obvio que no estaba bien.

Tras mi silencio, continuó—… mañana empezarás la universidad…solo llamaba para decirte que tu entrada es a las ocho… y que tu mamá ya te depositó dinero en tu cuenta, por si no lo has notado— informó.

—¿Eso era todo? Tengo cosas que hacer, y no quiero seguir perdiendo mi tiempo— le contesté sin ocultar mi tono de voz malhumorada, con su pregunta se había encargado de ponerme así.

—No… no vayas a cortar la llamada, por favor— suplicó—. Quiero saber si te encuentras bien de… físicamente… yo sé que es duro, pero debo preguntar si… ¿Te has hecho alguna…prueba de embarazo?... Para…descartar que…

—Sí—respondí tajante —.Y no te preocupes Lara, estoy bien— pronuncié el «estoy bien» en un susurro.

Embarazo.

Esa palabra me había aterrado la primera vez que lo contemplé porque tenía un mes de retraso. Todavía recuerdo que fui a la farmacia a comprar cinco pruebas, todas habían salido negativas pero eso no disminuyó para nada lo mal que emocionalmente me sentía. Parece ser que el pensar en un posible embarazado de ese monstruo, me había afectado más de lo esperado. Y es que ya sería el colmo que estuviera embarazada...de él.

Unas pequeñas lágrimas escaparon de mis ojos, rápidamente me pasé las manos por la cara secando el camino que se había formado en mi mejilla.

No quería quebrarme, no frente de ella.

Pero, era doloroso creer por una vez en la posibilidad de que estás embarazada de tu violador. El hecho de pensar que tal vez podrías tener algo que te una a la persona que más te hizo daño, es lo más atroz y traumatizante que pueda existir.

TÚ ME ROMPISTE PRIMERO [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora