CAPÍTULO FINAL

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«Todavía podría haber algún espacio para nosotros en algún lugar».
Charles Bukowski

Cinco días después

DORIAN

—¿Estás seguro que esto es lo quieres hacer? — le pregunté por quinta vez en lo que veníamos en el carro hacía este lugar.

Daniel dio un largo suspiro antes de asentir.

Adriv—mi chófer— aparcó el vehículo en la entrada donde estaba una caseta de vigilancia. Bajó el vidrio del piloto y le entregó un papel al vigilante quién verificó dentro de sus registros los datos que tenía aquella hoja. Luego de unos minutos se encontró asintiéndole a sus compañeros de trabajo para que abrieran el portón metálico y nos dejaran pasar.

El chófer manejó por unos cinco minutos más hasta que llegamos a la puerta principal del edificio.

Daniel y yo bajamos del vehículo con cierta lentitud.

Habían muchas personas distribuidas en cada rincón del jardín que se extendía a nuestro alrededor, todas ellas vestidas iguales con su uniforme blanco, en ellos no se veía alguna cara de alegría sino una mirada perdida de la realidad, como si vivieran en su cabeza imaginando su propio mundo. Aunque, también habían rostros que mostraban otras expresiones, por ejemplo la de aquella señora que hablaba con una muñeca de trapo, o el hombre que ponía caras graciosas a los demás y estos lo miraban sin comprenderlo.

—¿Eres un muñeco Ken? — una señora mayor muy desaliñada se acercó a tocarme el hombro, le fruncí el ceño.

—¿Disculpe?

—¿Eres un muñeco Ken? — repitió, esta vez con una sonrisa enorme en su cara—. Yo sabía que los muñecos eran reales…tu eres un jovencito muy atractivo, ¿Quieres ser mi novio? — levantó las cejas continuamente.

A pesar de todo, sonreí.

—Lo siento, no estoy disponible—le dije y ella puso la cara más triste que había visto en mi vida.

—Bien…¿Volverás otro día?

—No lo sé.

—Ok— dijo por último y se marchó.

La vi alejarse de nosotros y fue a detenerse al lado de un árbol para hablarle.

Me giré a ver a Daniel que se había mantenido callado desde que salimos de su departamento.

—Daniel, ¿Está seguro que quieres quedarte aquí?

—Sí, es lo mejor para todos…para mí— murmuró y levantó su rostro para mirarme fijamente—. Debí haber hecho esto desde hace años, ¿No lo crees?

—¿Hacer qué exactamente?

—Enfrentar mi pasado— desvió su mirada hacía la entrada del edificio—. No he perdido la razón por completo pero, tampoco estoy bien—admitió con voz vulnerable—, he vivido fingiendo que no me afectan tantas cosas y las trato de ignorar pero escucho gritos en mi cabeza que me recuerdan el infierno que pasé cuando era muy pequeño— tragó saliva y sus ojos se humedecieron—.

TÚ ME ROMPISTE PRIMERO [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora