TÚ ME ROMPISTE PRIMERO [EN EDICIÓN]

CAPÍTULO 22

MARATÓN 2/2

ADVERTENCIAS: Violencia física y psicológica, abuso sexual.

Reproduzcan la canción para tener una mejor experiencia leyendo el capítulo.*

«Aprenderás que no importa en cuantos pedazos tu corazón se partió, el mundo no se detendrá para que lo arregles»
—William Shakespeare.

ANNE

Sólo había sido una pesadilla.

Un sueño, eso había sido.

Me removí en mi sitio pero hice una nueva de dolor al hacerlo.

Observé a mi alrededor, no estaba en mi habitación. Era la sala.

Una lágrima escapó de mis ojos, sí había pasado.

Sentí frío, me miré y caí en cuenta de que estaba completamente desnuda sobre el sillón.

Lo que estaba sintiendo era inefable, no sabía de qué manera expresarlo. No estaba segura si era asco, lástima de mí u odio lo que estaba experimentando en estos momentos.

Me iba a levantar cuando vi una silueta parada en el pasillo con una charola en las manos.

Me sonrió gentilmente en cuanto me vio.

Se acercó a mí y dejó la charola en la mesita del centro.

—Me alegra que te hayas despertado, Ratoncita. ¿Quieres desayunar, darte una ducha primero o sólo vestirte para comer? — me dio una sonrisa de lado— aunque la verdad, no tendría ningún problema si te quedas así como estás.

Había tenido el descaro de…

—Bien, dejé que decidieras pero…— tomó uno de los platos de la charola, era fruta picada—,abre la boca.

No dirigí mi mirada a su cara.  Lloré en silencio, sin formular palabra alguna.

—Abre la puta boca, Anne— ordenó con voz hostil, su mirada se oscureció.

—No quiero— mi voz salió apagada.

—¿No quieres? — repitió entre dientes.

Aventó el plato a un lado, furioso. Me tomó de un brazo y me jaló hacia el baño.

Una vez adentro, me metió en la tina llena de agua— la que al parecer ya había dejado preparada desde hace rato porque el agua estaba helada—, quedé sentada dentro de la misma, con las piernas extendidas delante de mí.

—Te enseñaré que conmigo no debes negarte a nada— advirtió y sin pudor, empujó mis hombros hacia abajo para hundirme dentro del agua.

Lo estaba haciendo con la intención de ahogarme.

Batallé tratando de salir al exterior, pero era más fuerte que yo. Mis jalones no le hacían ni pestañear.

Cuando creí que iba a matarme, dejó de ejercer fuerza para que saliera mi cabeza por encima.

Tosí el agua que había tragado, y comencé a llorar de nuevo.

Dejó que lo hiciera, se mantuvo analizándome por un largo tiempo.

—Te lo advierto. No vuelvas a llevarme la contraria porque yo no soy igual a cualquier persona normal que siente piedad— tomó una toalla y me ayudó a salir de la tina.

Secó mi cuerpo con la tela y me vistió con una ropa que ni siquiera vi porque estaba mirando un punto fijo.

—¿Te cuento un secreto? — dijo de pronto, sereno—. Tengo personalidad psicópata…