EPÍLOGO

913 75 12
                                    


«Lo que extrañas ya no existe, o peor aún; nunca existió. Sólo fue un bello espejismo que de un violento y certero golpe a la cara terminó por enviarte de regreso a donde realmente perteneces; a tu vacío y frío realismo».
JONHA.

HOSPITAL PSIQUIÁTRICO T.R.E.E


¿Has anhelado alguna vez estar dentro de los escenarios ficticios de tu cabeza?

En los que te diviertes, vives felizmente y todas las personas a tu alrededor te aman con devoción. En la que no existen los problemas y si hay, se resuelven más rápido que lo que dura un minuto.

¿Te gustaría pasar de momentos tristes a alegres en un santiamén? O, ¿Te gustaría controlar lo que pasa a tu alrededor? O mejor aún…¿Te gustaría controlar las acciones y las emociones de las personas?

Eso sería tentador, ¿No es así?

Tan tentador como un pastel en el horno o una hamburguesa con doble queso y papas. Pero, ¿Sabes qué es lo más increíble de todo esto?... Que si pudieras controlar todo…podrías crear tu propia realidad.

Realidad.

¿Eso qué es para ti?... ¿Algo que pasa conforme se sitúan las cosas o lo que tu propia perspectiva te diga que pasa?

Desde lo que yo he aplicado, la segunda sugerencia es mejor que la primera.

Me gusta jugar con la realidad, con mi realidad.

Es que, ¿No has presenciado lo cruel que pueden ser las cosas y las personas? Ellas dos en conjunto pueden destrozarte y dejarte heridas abiertas que no tan fácilmente cicatrizan. Yo ya no quería eso, yo lo viví y es justificable que no lo quiera, ¿No lo crees?

Cambié las situaciones a mi antojo, a lo que menos dolía, porque la realidad de la que  hablan las personas “estables” es una condena a la vida vacía y sin esperanza.

Vida, ¿Qué vida?

Ya ni siquiera sé cuál de las dos que he vivido es la que pasa e incluye a las personas realmente, me he creído mi propia mentira. Aunque, pensándolo bien, estoy mejor así, al menos esos momentos efímeros me alejaron de lo que pasó. Me alejaron de mi soledad y de los demonios dentro de mi cabeza que me susurran: «Acábalo todo».

Ojalá pudieran borrarse tan fácilmente los recuerdos de tu vida, porque en aquellos pocos momentos en los que estoy fuera de mi mente, pienso y vuelve a doler. Vuelve a doler como el primer día.

¿Por qué mi realidad no afectó a las personas que no están a mi lado?

¿Por qué no puedo tener lo que quiero?

¿Por qué yo fui la única persona que sigo sufriendo a pesar del tiempo?

¿Por qué la realidad que creé no era la verdadera?... ¿Por qué mi historia solo pasó en mi cabeza?

Espero algún día saber el por qué a mis preguntas.

Solo escribo estos pensamientos porque hoy estoy mentalmente estable según mi doctor, y según el día y la hora. Te voy a contar la verdad, la realidad que involucra a las personas y no la realidad que me hice creer.

TÚ ME ROMPISTE PRIMERO [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora