CAPÍTULO 38

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NOTA MUY IMPORTANTE: En pasados capítulos he dicho que es una sugerencia reproducir la canciones pero ésta vez es más que una sugerencia... Reproduzcan y lean la canción, porque aquella es: La canción de Daniel.

«Encuentra lo que amas y deja que te mate».
—Charles Bukowski

DORIAN

¿Te has sentido preso dentro de tu misma cárcel de mentiras?

¿Has guardado tantos secretos que tú mismo te los crees?

Quiero volver al pasado.

Quiero volver a empezar.

Quiero volver a… hacer las cosas bien para haberlo evitado.

Un mes y dos semanas atrás

Otro día largo en la empresa, nada nuevo, todo aquí es aburrido, si no fuera porque gano mucho dinero no estaría trabajando en esto.

Mientras el chófer me llevaba de regreso a la mansión recibí tres llamadas consecutivas de Nasha—mi prima—, ninguna de esas las respondí. Yo ya me había alejado de mi familia desde hace años. Aunque sí era raro que llamara tantas veces, casi siempre que la ignoraba si no contestaba a la primera ya no seguía insistiendo.

Mi celular volvió a sonar, chequé el número, era mi prima otra vez.

Fruncí el ceño.

Descolgué la llamada para saber qué diablos quería decirme.

—¿Qué quieres? — espeté de mala manera.

—Dorian…— su voz sonaba rota, como si estuviera llorando— necesito que viajes a Moscú, es…

—A Moscú no iré, tengo cosas importantes que resolver como para perder mi tiempo yendo a…

—¡Mi abuelo murió!— chilló entre sollozos.

No dije nada, no reaccioné, solo estaba tratando de asimilarlo.

Murió.

Mi abuelo…estaba muerto.

—¿No dirás nada? — preguntó— si no quieres venir por el pretexto de que no harás las cosas para que no hablen las personas de ti, al menos hazlo por mi abuela— escuché que tragaba saliva conteniendo el llanto—, ella está destrozada y no para de preguntar por ti…Dorian, ella te necesita…

—Mañana estaré ahí— susurré y terminé la llamada.

Nunca lloraba pero algunas lágrimas escaparon de mis ojos. Aquel hombre que me cuidó como si fuera su responsabilidad había muerto… él a pesar de mis errores estaba ahí para mí.

Vladimir Maslov era el hombre que más admiraba en esta vida. Desde pequeño soñaba con ser como él así de fuerte, humilde y generoso con las personas; él siempre te tendía una mano si la necesitabas.

Y mi abuela… ella destrozada por esto, eso me sobrepasaba, no podía con ello. Mi abuela lo amaba tanto, su relación aún me hacía creer que el amor era real, que no todos los matrimonios están puestos para el fracaso.

Cuando llegué a la casa, eliminé todo rastro de haber llorado porque no quería ser vulnerable enfrente de Annie—ella ya tenía suficiente, se supone que yo sería su apoyo no una carga—.

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Después de haberle dicho que se fuera a su departamento, analicé las palabras que usé con ella… fueron distantes y frías, y ese es mi más grande defecto, que cuando toco fondo no puedo evitar ser duro con las personas y alejarlas de mí. Sé que debí decirle a Annie lo que estaba pasando pero, ¿Era ayudarla a salir del hueco o hundirla más?

TÚ ME ROMPISTE PRIMERO [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora