Ame se encontraba en una mesa del comedor de su preparatoria, rodeada por todo el equipo de voleibol masculino. Los comentarios sobre su vida amorosa no se hacían esperar."Pero mi pequeña Ame, no tendrá novio hasta los 30", bromeaba Atsumu, y todos se reían.
"Dilo por hecho", se unía Osamu a la charla.
Ser la menor de los tres Miyas era toda una locura. Ame suspiró y sonrió resignada.
"Pobre Ame, tiene que soportar a este par de idiotas", comentó Suna con una pizca de razón mientras observaba la escena.
"Callen, en algún momento tendré con novio y no harán nada al respecto", Ame respondió con determinación.
"Claro que no", bromeó Atsumu de nuevo, pero su tono de voz insinuaba una promesa.
"Claro que sí, Atsumu", Ame lo retó con una mirada desafiante.
Si los Miyas supieran que su hermana estaba enamorada del capitán del equipo de voleibol, y él de ella, se volverían realmente locos.
"Bueno, me voy. Tengo cosas que hacer en el gimnasio", Ame decidió cambiar de tema.
"Yo te acompaño", sorprendentemente, Kita ofreció acompañarla.
La chica abrió los ojos como platos ante la sorpresa, pero finalmente asintió.
"Está bien", Ame aceptó.
Estaban a punto de marcharse cuando Osamu intervino con una advertencia juguetona.
"Kita, te estaremos observando."
Kita no los miró, simplemente continuó caminando junto a Ame.
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En el camino hacia el gimnasio, Ame y Kita conversaban con naturalidad.
"¿Crees que sospechen?", Ame sonaba nerviosa.
"¿Por qué deberían?", Kita, por otro lado, se mostraba tranquilo. "Tranquila, si no han sospechado en estos dos meses, no lo harán ahora."
Kita tomó el mentón de Ame y le dio un tierno beso en los labios.
"Recuerda que te quiero, Shinsuke", Ame dijo, abrazando a su novio.
"Yo también, Ame."
Estaban en la cancha limpiando mientras hablaban con normalidad. De vez en cuando, se tomaban de las manos o se acariciaban las mejillas.
"Así los quería ver. Ya sabía que estaban ocultando algo", Dijo Atsumu, pero Suna interrumpió la tranquilidad.
"Solo estan hablando, Atsumu. ¿Podemos entrar? Me estoy congelando", Suna tenía frío y quería refugiarse en el gimnasio.
Sin embargo, su deseo se vio frustrado cuando los hermanos Miyas lo arrastraron para espiar a su hermana.
"¿Qué hacen aquí?", Aran los miró con una ceja alzada. "Si Ame se entera de que siguen haciendo esto..."
"Yo no sé ustedes, pero yo voy a entrar", Suna decidió entrar por su cuenta, sin esperar respuesta.
Aran también optó por seguirlo sin hacer más preguntas. La última cosa que deseaba era meterse en un problema con la hermana de sus amigos.
"¿Qué hacen aqui?", Ame les dio una sonrisa amable cuando los vio entrar.
"Sí, hemos llegado", Suna respondió de manera ambigua. "Creo que Atsumu y Osamu también vienen."
Ame asintió y fue a buscar lo que le faltaba, mientras sus hermanos continuaban con sus intentos de espionaje.
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El entrenamiento fue un poco más intenso ese día, ya que se acercaban los partidos que los llevarían a las nacionales.
"Vengan por sus botellas", Ame distribuyó las botellas de agua mientras disimulaba el brillo en sus ojos al ver a Kita.
"Gracias", Kita recibió la botella de Ame.
A pesar de que actuaran con normalidad en público, le dolía verla ocultar su relación. Pero sabía que era una decisión conjunta.
"Tomen sus botellas, tontos", Ame trató de mantener su actitud habitual mientras entregaba las botellas a sus hermanos y al resto del equipo.
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Luego del agotador entrenamiento, Ame y Kita se encontraron solos en el gimnasio.
"Hey, ¿qué pasa? Te noto desanimada", Kita sostenía las manos de Ame mientras la miraba con preocupación.
La chica vaciló un momento antes de hablar.
"No sé si quiero seguir con esto."
Las palabras de Ame tomaron por sorpresa a Kita, ¿estaba rompiendo con él?
"No quiero actuar diferente frente a los demás. Quiero que todos sepan que eres mi novio."
Kita sintió un alivio inmenso al escuchar eso.
"Creo que es lo correcto, si tú lo quieres así."
Lo que más anhelaba era poder presumir a su novia con el mundo.
Ame, al escuchar esas palabras, simplemente abrazó a su novio y le dio un tierno beso en los labios.
"¿Debería hablar con ellos?", preguntó Ame, preocupada.
"Bueno, creo que nos hemos ahorrado esa conversación", dijo apuntando al par quienes los seguían espiando desde una ventana del gimnasio.