Ame Tsukishima, una chica rubia, entraba al gimnasio, capturando la atención de todos los miembros del equipo de voleibol.
"Mamá dijo que tenías las llaves de casa y hoy me voy temprano", comentó la joven.
"Ya te las entrego", respondió su hermano menor, un joven alto de cabello rubio, mientras iba hacia su mochila y sacaba las llaves para entregárselas a su hermana. "Para la próxima vez, no hagas tanto escándalo".
"No lo haré", prometió Ame.
Indudablemente, la hermana mayor de Tsukishima era muy diferente de él. Solía asistir con frecuencia a sus entrenamientos y no le gustaba irse sola a casa, así que esperaba a su hermano menor. Todos en la escuela sabían que Ame era hermosa, pero había un chico del equipo que había quedado completamente prendado de ella y no lo ocultaba en absoluto.
"Ame se veía linda hoy", comentó el libero del equipo a su amigo. "No entiendo cómo puede ser hermana de ese ogro".
"Noya, creo que te gusta Tsukishima", observó Tanaka, conociendo a su amigo a la perfección. Sabía que, aunque Noya elogiara a muchas chicas, Ame era diferente.
"¿Así que al enano le gusta mi hermana?" Tsukishima, quien había estado escuchando la conversación, intervino. "Tienes suerte, Nishinoya. Creo que le ganas por 2 cm".
"Tsukishima, eso es muy grosero", reprendió el rapado. "Noya, todos te ayudaremos a conquistar a Ame".
El rubio se alejó y se acercó a su amigo.
"Si solo supieran", murmuró Tsukishima.
"Tsukki, deberías decírselo", sugirió su amigo.
"No, ella se los dirá. No creo que sea tan tonta como para no darse cuenta de cómo le coquetean".
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La chica se encontraba en su salón de clases cuando vio que se acercaban algunos de los compañeros de equipo de su hermano.
"¿Me hablarán o solo me van a quedar mirando?", preguntó Ame animadamente. "¿Le pasó algo a Kei?"
"No, nada de eso", respondió un chico castaño tímidamente, lo cual era inusual en él. "Queríamos saber si nos puedes ayudar a estudiar. Ya sabes, si reprobamos, no podremos ir a Tokio".
"Claro, no se preocupen por eso", respondió la chica con naturalidad. "Solo díganme cuándo, y los ayudaré".
Los chicos parecían haberse quedado atónitos cuando Ame les sonrió. Ni siquiera Kiyoko lograba ponerlos tan nerviosos.
"Hoy en mi casa también irán Ennoshita, Kinoshita y Narita", añadió Ame con una sonrisa.
"Bien, los veré a la salida", concluyó.
Después de la salida, los chicos comenzaron a celebrar.
"Noya, hoy es tu oportunidad", comentó Tanaka.