El equipo de voleibol se encontraba en el gimnasio, pero el ánimo no era el mejor. El colocador, Kageyama, parecía estar de mal humor, una nube gris que había envuelto a todos los presentes. Nadie sabía a ciencia cierta cuál era la razón detrás de su irritabilidad, pero todos compartían el temor de que cualquier comentario o broma desencadenara la ira de Kageyama.
El capitán del equipo, con una expresión
preocupada, rompió el silencio tenso anunciando: "Empezaremos el entrenamiento en 15 minutos". La tensión en el gimnasio se hizo palpable.Todos los jugadores se prepararon para lo que parecía ser una explosión inminente de mal humor por parte de Kageyama. Pero entonces, como un rayo de sol en medio de una tormenta, apareció Ame, la hermana menor de la
manager del equipo. Ame tenía la costumbre de asistir a los entrenamientos mientras esperaba a su hermana, Kiyoko, que solía quedarse después de las prácticas.Si Kiyoko era conocida por enloquecer a los chicos de tercer y segundo año con su belleza y encanto, Ame tenía el mismo efecto en los jugadores de primer año. Incluso Kageyama no era inmune a su carisma.
La pelinegra saludó amablemente a todos con una sonrisa y se dirigió a una esquina del gimnasio, donde solía sentarse.
Hinata, visiblemente inquieto por la situación,
se acercó a Ame y le susurró: "Ame, Kageyama está de mal humor, necesitamos ayuda". Sabía que Ame tenía el poder de calmar a Kageyama en situaciones como esta.Con sus penetrantes ojos grises, Ame asintió comprensivamente y dijo: "Está bien, Shoyo".
Observó cómo Kageyama se alejaba hacia la bodega, lo que parecía ser su oportunidad para
abordar la situación."Tobio", lo llamó Ame una vez dentro de la bodega.
"¿Qué haces aquí?", respondió Kageyama con evidente irritación.
"Shoyo me dijo que estabas de mal humor y quería saber qué pasó", explicó Ame con suavidad.
Kageyama gruñó, "Nada, no tiene importancia".
Ame no estaba dispuesta a dejarlo así y siguió preguntando: "Claro que sí la tiene. Por la mañana te veías de bastante buen humor, y ahora quieres matar al pequeño Shoyo".
Finalmente, Kageyama cedió y confesó: "Estoy celoso".
La expresión confundida de Ame reflejó su desconcierto. "¿Celoso de quién?"
"De ti", declaró Kageyama sin rodeos.
La revelación sorprendió a Ame, pero respondió con calma: "¡Estás celoso de que hable con Shoyo! Está bien, me alejaré de él. Respeto que te guste, pero quiero que sepas que no intentaba nada malo con él".
Kageyama sabía que Ame era bastante inocente, pero su respuesta había sido demasiado confusa.
"Ame, creo que no estás entendiendo lo que estoy tratando de decir", dijo Kageyama, sujetando el brazo de la chica cuando intentó salir de la bodega. "No me pongo celoso de ti porque me guste Shoyo. Me gustas tú".
Los ojos de Ame se iluminaron por un momento, sus labios se curvaron en una sonrisa, y finalmente, con emoción, preguntó: "¿Hablas en serio?".
Kageyama asintió, sintiendo un alivio inmenso al finalmente expresar sus sentimientos.
"Tú también me gustas, Tobio".
En ese momento, Sugawara y Hinata entraron a la bodega, y Sugawara exclamó en tono jocoso: "¡Por fin! ¡Vivan los novios!".
Ame rió, aliviada por la revelación.
"Me había asustado cuando escuché que te gustaba", dijo el pelinaranja.
Kageyama, aún sonriendo, murmuró: "Hinata, idiota".