La hermana de Kageyama estaba viendo el partido de su hermano contra Inarizaki.
"¡Mis nervios me van a hacer perder la cabeza!" exclamó la pelinegra mientras hablaba con la manager del Karasuno, quien estaba a su lado en la galería.
"Tranquilízate, Ame. Son un buen equipo, sé que ganarán", intentó calmarla la linda manager con una sonrisa, pero Ame no podía dejar de pensar en el partido.
La chica permaneció en silencio durante unos minutos, pero cuando vio que su hermano anotó un punto directo, no pudo contenerse y gritó con todas sus fuerzas, sin importarle las miradas extrañas que recibió.
"¡ESO ES, TOBIO, ERES EL MEJOR, SIGUE ASÍ! ¡OTRO PUNTO!" alentó la chica, tratando de que su mellizo la escuchara. Tobio le dirigió una mirada seria, pero en el fondo le gustaba que ella estuviera presente en todos sus partidos. Sin embargo, el equipo contrario también se dio cuenta de la presencia de la atractiva pelinegra.
El setter del Inarizaki estaba especialmente atento a los movimientos de la chica.
"¿A quién miras tanto?" interrumpió el hermano gemelo sus pensamientos. "Vamos, estamos empatados, así que tenemos que anotar".
"A la chica de allí", señaló el rubio levemente. "Es linda, ¿no?"
El peligris simplemente le dio un zape a su hermano. "Deberías estar más concentrado. Por eso nos están ganando".
Los equipos regresaron a la cancha después de ese tiempo muerto.
La chica estaba impaciente al ver que ambos equipos anotaban puntos seguidos.
"Si siguen así, estaremos aquí por otras dos horas", comentó con impaciencia.
La manager la escuchaba, pareciendo una niña esperando a que su madre terminara de hacer las compras, y no pudo evitar reír.
"Tienes que ser paciente, Kageyama", le aconsejó la manager, quien había notado algo durante todo el partido. El setter del Inarizaki la miraba a ella durante unos segundos cada cinco minutos. "¿Conoces al colocador del Inarizaki?"
"¿Qué?" la pelinegra negó con la cabeza. "¿Por qué lo dices?"
"Te ha estado mirando varias veces. Pensé que tal vez se conocían", explicó la manager.
La chica estaba confundida porque no se había dado cuenta de eso. Tenía toda su atención puesta en su hermano.
Desde que su amiga mencionó eso, la chica no podía evitar mirar al otro setter.
"Creo que la chica de la que hablabas te está mirando", señaló el peligris durante un segundo tiempo muerto.
El rubio no dudó en voltear y se encontró con la mirada de la chica de grandes ojos azules. El chico dudó un momento pero finalmente la saludó desde lejos.
"Mira, te está saludando", le dijo Kiyoko a la pelinegra. "No te quedes paralizada, saluda".
La pelinegra le devolvió el saludo con cierta duda, y el chico solo le sonrió antes de volver a concentrarse en el partido.
Ambos pensaron que nadie más se había dado cuenta de su interacción, pero el hermano de la chica la había estado observando y estaba lleno de celos.
Habían pasado unos 30 minutos desde que interactuaron, y lamentablemente para él, su equipo había perdido el partido.
La chica se apresuró a buscar a su equipo, realmente impresionada por su actuación. Lo único que quería hacer era celebrar.
"¡GANARON!" exclamó emocionada mientras se abalanzaba prácticamente sobre su hermano. "Sabía que lo lograrían".
"Ame, me estás aplastando", se quejó su hermano, a quien la chica finalmente soltó.
"¿Quién diría que el rey solamente se deja abrazar por su hermanita?" bromeó el rubio de lentes, quien molestaba a los Kageyama, Ame quien era su amigo no dudo en compartir en abrazo con él.
"Tsukki, te dije que lo harías estupendamente", felicitó la chica mientras abrazaba al bloqueador central.
"Lo sé, pero ahora suéltame que necesito ir a comprar agua".
"YO VOY POR TI", anunció la chica mientras se alejaba rápidamente del rubio. "Traigo tu agua en un segundo".
La chica se dirigió rápidamente a la máquina expendedora, pero al llegar, vio que había una larga fila. Tendría que esperar, no tenía otra opción. Estaba concentrada en intentar colarse en la fila cuando sintió que alguien la empujaba bruscamente.
"¡AY, PERDÓNAME, NO QUERÍA HACERLO!" se disculpó el chico que la había empujado.
La chica se volvió hacia él y sus mejillas se volvieron rojas de inmediato. "Eres tú..."
"Lo siento, en serio", se disculpó el chico, aparentemente avergonzado por su brusquedad. "No quería..."
"Está bien, supongo", murmuró la chica, nerviosa.
"Te busqué después de que terminó el partido, pero no te encontré", explicó el chico, mostrando cierta timidez.
"Ah, ya veo. Me fui rápido a celebrar con el equipo", respondió la chica.
"Dame tu celular", le pidió el chico.
la chica dudó por un momento, pero finalmente aceptó.
"Soy Kageyama Ame, escríbeme cuando quieras", le dijo la chica antes de despedirse y alejarse.
El chico la vio alejarse y sonrió para sí mismo. Esa misma noche, le escribiría.