"Serás conmigo." El rubio dejó su cuaderno con un golpe suave sobre las cosas de la chica.
"Ya me había organizado con Sakura," replicó la castaña, entrecerrando los ojos en un gesto de desagrado, "Además, ¿no sería más lógico que Yamaguchi sea tu compañero?"
"Para nada," respondió el chico, acercando una silla con una sonrisa confiada mientras se acomodaba a su lado. "Ya te lo dije, seré contigo. Además, el proyecto se entrega la próxima semana. Tenemos que ponernos serios," añadió, abriendo su cuaderno y buscando algo entre las páginas.
Ella suspiró, fingiendo resignación. "Podría ser en mi casa," sugirió, luego de un momento de reflexión. "Aunque mis hermanos vendrán de visita y va a ser un caos."
"Entonces en la mía," respondió él sin dudar. "A mi mamá le agradará verte. Hace mucho que no vienes."
"Eso es porque te la pasas pegado a Yamaguchi," le dijo ella con una sonrisa burlona, disfrutando la mueca extraña que hizo el chico.
"Qué odiosa eres," replicó él con un tono entre molesto y divertido, poniéndose de pie y empujando su silla hacia la mesa. "Mañana ve," dijo, despidiéndose con un gesto despreocupado mientras se alejaba.
Ella rodó los ojos. "Como si tu casa no quedara justo al lado de la mía," pensó para sí misma, viendo cómo el chico desaparecía entre las filas de escritorios.
Al día siguiente, mientras caminaba hacia la casa de Tsukishima, se dio cuenta de lo familiar que se sentía ese recorrido, aunque hacía meses que no iba. La puerta se abrió antes de que pudiera tocar el timbre, y ahí estaba él, apoyado en el marco con una sonrisa que parecía de quien estaba esperando desde hacía rato.
"¿Qué haces ahí parado como si fuera una cita?" le espetó, mientras cruzaba la puerta.
"Así lo haces parecer tú," respondió él indiferente, mientras ella pasaba junto a él, "trajiste todo?".
"Claro," respondió ella, y luego, con una leve sonrisa, "Además, mi mamá te mandó esto." Le extendió un bowl que contenía una tarta de fresas. "Dijo que espera que todavía te guste."
Él la miró sorprendido y tomó el bowl con cuidado. "Tu mamá hace la mejor tarta de fresas que existe," dijo, admirando el postre.
"Qué exagerado eres," replicó ella, molestándolo. "Llorón."
"Cállate," murmuró, posando una de sus manos en la cabeza de ella, revolviéndole el cabello con suavidad. "Eres tú la que llora por todo, y no te lo ando recordando."
"Oye," protestó, intentando apartar su mano con un gesto molesto, pero él se la impidió, sosteniendo su muñeca con firmeza, aunque sin dureza.
"¿Tsukishima Kei, qué planeas?" dijo ella, usando un tono burlón que hizo que él se apartara de inmediato, soltándola como si se hubiera quemado.
"Lo sabía," comentó ella con una sonrisa triunfal, "sigues siendo un llorón."
Él frunció el ceño, fingiendo molestia, aunque un leve rubor le traicionaba. "Callate"
Holis, recuerden que tengo tellonym para recibir pedidos ( ^▽^)