Habían pasado exactamente un mes y dos semanas desde que los jóvenes se habían vuelto novios, pero ahora los pensamientos de la chica eran si realmente fue una buena idea.
El rubio antes era una persona animada con ella, ahora era frío y bastante distante, y eso la preocupaba. ¿Haber perdido una amistad por una relación?
La chica no sabía qué hacer para recuperar al Kei que amaba.
La joven se encontraba afuera del gimnasio, buscando valor para entrar y ver a su novio entrenar. Finalmente, decidió hacerlo, pero si hubiera sabido lo que pasaría, nunca habría aparecido allí.
"¡Ame!" La inusual pareja del equipo estaba feliz de verla, ya que había dejado de ir a ver sus entrenamientos debido a que a Kei le molestaba. "Por fin volviste."
Iba a hablar, pero un chico alto la interrumpió.
"¿Qué haces aquí? Yo no te pedí que vinieras."
Todos en el gimnasio se encontraban asombrados por la actitud del rubio. Sabían que era una persona complicada, pero ¿tratar así a su novia?
La chica se sintió muy avergonzada y se encontraba mirando el suelo.
"Yo..." Realmente no sabía qué iba a decir. "Solo quería verte, pero creo que me iré."
"Creo que es lo mejor."
La chica salió del gimnasio en dirección a su casa, pero en el gimnasio aún se encontraba el equipo de voleibol anonadado por lo que acaban de presenciar.
"No te mereces a esa chica, Tsukishima," dijo el capitán del equipo en serio. La chica era conocida por ser dulce y amable, y era sorprendente que estuviera saliendo con él.
"Me impresiona que te soporte," comentó un peligris, sonando bastante decepcionado por el comportamiento de su compañero más joven.
"Como sea."
Por otro lado, la chica estaba camino a casa y ya estaba decidida. Mañana mismo terminaría con Tsukishima.
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Ya era por la mañana, y la chica no podía esperar para poner fin a su sufrimiento.
Estaba por entrar a su salón cuando lo vio hablando con su amigo. Era su momento.
"Necesito hablar contigo," dijo la chica sin esperar respuesta alguna y tomó el brazo del rubio para llevarlo lejos de las multitudes.
"Te escucho."
El rubio apenas la miraba, pero eso ya no era importante para ella.
"Quiero terminar lo nuestro," declaró la chica. El chico, al escuchar eso, abrió los ojos como platos. No podía creer lo que estaba escuchando. "Creo que es lo mejor para ambos. Cada día que pasa me ignoras más y eso me está haciendo daño."
El rubio la amaba profundamente, su mundo se estaba cayendo a pedazos. Tenía miedo de perderla, por eso actuaba de esa manera. Creía que demostrarle todo lo que sentía lo haría parecer demasiado intenso y prefirió ocultarlo sin saber cómo se sentiría ella.
"Está bien, si es lo que quieres."
- - -
Habían pasado dos semanas, y para Tsukishima, todo iba peor, y todos lo notaron.
Ame había vuelto a hacer las cosas que hacía antes: ir a los entrenamientos, salir con Hinata y Kageyama, y ayudar al equipo.
Tsukishima no soportaba verla allí y no poder hablarle. Todos notaban que todos esos días estaba triste y más amargado de lo normal, y varias veces iba al entrenamiento con los ojos rojos.
Ame no lo había notado hasta que los mayores se lo informaron, ya que trataba de ignorarlo lo más que podía.
La chica se encontraba recogiendo cajitas de leche en la máquina expendedora cuando sintió que la llamaban y se quitó los audífonos.
"Quiero que hablemos."
Era él. Tenía la vista en el piso y su tono de voz sonaba desanimado.
"Claro, ¿de qué quieres hablar?"
"¿En serio lo preguntas? Ame, te extraño," esas palabras eran las que la chica no quería escuchar. "Sé que cometí errores, muchos errores, pero necesito que estés conmigo."
"Tsukishima, no creo que sea lo mejor después de todo."
"Ame, por favor," se oía desanimado.
"Kei, creo que lo mejor es que seamos amigos, igual que antes," la chica le tomó las manos al rubio alto. "Seamos amigos, por favor."