La helada brisa del mar golpeaba implacablemente el rostro de la chica, que permanecía inmóvil frente al océano en una fría tarde de invierno. Sentía que cada racha de viento atravesaba su piel y congelaba su corazón.
Odiaba la razón por la que estaba allí. Odiaba sentirse así.
Las lágrimas caían sin cesar, descontroladas, y aunque quisiera detenerlas, no encontraba motivo para hacerlo. Todo había terminado.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀── 𝘍𝘭𝘢𝘴𝘩 𝘉𝘢𝘤𝘬 ──
"No puedo creer que te comportes de esa manera tan egoísta", dijo la chica, acorralando al chico en la entrada del gimnasio.
"¿Egoísta?", preguntó él, visiblemente confundido.
"Sí," replicó ella, cegada por la ira. Había cancelado un almuerzo con sus padres para ver el partido de su novio. "No dejaré que pases de mi cuando he dejado todo de lado por venir a verte jugar".
"Nunca te pedí que lo hicieras," contestó él con una mirada seria.
"¿En serio?", murmuró ella, avergonzada. Él asintió y ella se sintió perdida.
"Me iré. Está claro que no quieres que esté aquí," dijo finalmente, derrotada.
"Está bien," respondió él, volviendo al gimnasio.
La chica no podía entender la indiferencia de su novio.
Había pasado un día desde el incidente y ninguno de los dos había intentado hablar. Ella decidió dejar a un lado su orgullo.
Esperaba afuera del salón cuando lo vio.
"Keiji," dijo, acercándose rápidamente.
"No puedo, Ame," respondió él sin siquiera mirarla.
"Solo será un minuto," insistió.
"Ya te dije que no," dijo él, sin detenerse.
La impotencia la invadió. Lo siguió y lo sujetó del brazo.
"Tenemos que hablar."
"Ya te dije que ahora no," respondió él, apartándola de su agarre.
"Si no es ahora, ¿cuándo?"
"No lo sé. Ame, tengo que irme."
"Si no tienes un minuto para hablar, esto acaba aquí, Akaashi," dijo con voz insegura, sin pensar realmente en sus palabras.
"Bien." Esperaba cualquier respuesta menos esa. Sabía que él era orgulloso, pero no tanto. Sin embargo, ya no importaba.
Todo se acabó.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀── 𝘍𝘪𝘯 𝘥𝘦𝘭 𝘧𝘭𝘢𝘴𝘩 𝘉𝘢𝘤𝘬 ──
Había pasado una semana y el azabache ni siquiera la miraba. ¿Cómo habían pasado de ser enamorados a dos extraños?
La brisa era cada vez más pesada y un escalofrío recorrió todo su cuerpo. El celular de la chica vibró repetidas veces. No le importaba quién fuera, pero ¿sería él? Al tomar rápidamente el celular, vio que todos los mensajes eran de sus amigos, preocupados porque había desaparecido todo el día. Sus pensamientos la frustraron aún más; las lágrimas ya habían arruinado todo su maquillaje.
Entonces sintió unos brazos rodeándola por detrás. Sin duda, era él.
Esas manos, esos brazos, los conocía a la perfección. Su olor, la delicadeza con la que la abrazaba. Sus lágrimas caían más rápido. No sabía si era una ilusión o realmente estaba ocurriendo. Cuando volteó, pudo ver su rostro lleno de ojeras y con los ojos rojos. Sabía que era él.
"Idiota," murmuró, mientras él estaba cabizbajo.
"Prometimos venir aquí todos nuestros aniversarios."
Ella simplemente asintió, su llanto no le permitía hablar con claridad.
Él la acercó más a él y ella lloraba con más intensidad que antes, realmente afectada.
"Todo va a estar bien," repitió él varias veces, mientras ella se escondía en su pecho. "Estaremos bien," dijo finalmente, abrazándola con más fuerza, decidido a arreglar su error.