"¡Corre, los fuegos artificiales están a punto de comenzar!", gritó emocionado, mientras jalaba la mano de la chica.
Atrás del chico se oían las pequeñas risas de la chica quien seguía su paso, sus dedos entrelazados hacían que caminara más rápido.
Llegaron a un puente frente a un hermoso río, la luna está llena. Los ojos verdes de la chica estaban impresionados. Bokuto había encontrado el lugar correcto para ver los fuegos artificiales; eran los únicos en el lugar.
El pulgar del chico acariciaba suavemente a la chica, quien sonreía mientras analizaba el lugar.
Se escucha el primer estruendo y un hermoso fuego artificial de color celeste llena el cielo. Ambos chillaron de emoción.
Cada fuego artificial tiene una forma distinta: estrella, flor, sol, luna y un corazón de color rosa.
"Tengo una idea", dijo el chico presionando la mano de la chica, "te prometo que", pensó un momento.
"¿Me prometes?", la chica confundida.
"Nos casaremos", dijo con una sonrisa, "no ahora, pero en algunos años, prometo que lo haré".
"Koutarou", la chica negaba feliz.
"Tómalo como una promesa", el chico buscó algo a su alrededor y encontró una pequeña flor, color blanco, y la cortó con cuidado.
La chica observó cómo el chico se arrodilló frente a ella con la flor en la mano.
"Mi querida Ame", dijo con una sonrisa, "me gustaría ser tu esposo, en algún momento de tu vida, prometo que mientras esa promesa se está cumpliendo te haré la chica más feliz del mundo", dijo ofreciéndole la flor.
"Yo también lo prometo", respondió aceptando la flor.
Él se levantó y atrapó entre sus brazos a la chica, quien trataba de ocultar su sonrojo, pero el chico sostuvo entre sus manos el rostro de la chica y la besó.
"Desde ahora estamos comprometidos", bromeó para volver a besarla.