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Hoy era 13 de febrero, y la preparatoria se estaba preparando para el Día de San Valentín, especialmente el equipo de voleibol del Karasuno.
"Buenos días", saludó la chica al llegar al gimnasio.
El libero del equipo se acercó rápidamente a ella, quedando frente a ella.
"Ame, llegaste", parecía muy contento.
"Nishinoya, por favor, no salgas del entrenamiento", le recordó la chica, lo que hizo que el chico volviera rápidamente al entrenamiento, pero esta vez con una sonrisa en su rostro.
No era ningún secreto que Nishinoya tenía sentimientos por Ame desde hacía tiempo, y desde que ella se unió al equipo, él había estado tratando de llamar su atención de alguna manera.
"¿Cómo van las cosas?", preguntó Ame a su amiga Shimizu.
"Normal, aunque creo que algunos están un poco distraídos", señaló Shimizu. "Pero supongo que es porque se acerca San Valentín", agregó.
"¿San Valentín?", preguntó Ame, lo que hizo que la chica de cabello negro asintiera. "¿Regalar chocolates es una buena idea?"
"Claro, ¿a quién planeas regalarle chocolates?", preguntó su amiga. Ame nunca había mostrado señales de gustar de alguien antes.
"No es importante, en realidad", respondió Ame. "Nunca he hablado profundamente con él, ni siquiera sé qué chocolates le gustan", admitió mientras observaba al libero rodar por el suelo en medio del entrenamiento.
"Puedes preguntarle", sugirió Shimizu.
Ame asintió un poco insegura. No sabía qué resultado tendría, pero ahora su misión era preguntarle al chico.
Mientras tanto, en otro rincón del gimnasio, Nishinoya estaba hablando con sus amigos.
"Otro San Valentín en el que nadie me dará chocolates", lamentaba el libero. "Si tan solo Ame me quisiera, pero ni siquiera me habla".
"Dáselos tú", sugirió Sugawara.
"No los aceptaría", respondió el chico.
Mientras los chicos continuaban discutiendo sobre qué hacer, sin darse cuenta, Ame se acercó, captando la atención de todos, especialmente la del libero.
"Nishinoya", habló la chica con seriedad, "ven un momento, por favor", dijo con cierto nerviosismo. El libero la miró sorprendido, mientras sus amigos le hicieron una seña para que fuera con ella.
Ame se detuvo en la entrada del gimnasio, y el chico la miraba con una sonrisa. La chica quería ser breve.
"¿Qué chocolates te gustan?", preguntó Ame, sus mejillas adquiriendo un leve rubor mientras hablaba.
La expresión de Nishinoya cambió abruptamente, su sorpresa era evidente. Era como si hubiera sido golpeado por una bola rápida.
"¿¡Chocolates!?", exclamó Nishinoya, como si la pregunta hubiera caído del cielo. Se acercó a Ame, tomando sus manos con entusiasmo. "Cualquier tipo está bien, en serio. Los que tú elijas serán perfectos", dijo Nishinoya, con las mejillas teñidas de un tono rojo brillante.
Ame asintió con una sonrisa, feliz de haber dado el primer paso. "Muy bien, te veré luego", dijo, despidiéndose de Nishinoya antes de alejarse de él. El libero seguía impresionado por lo que acababa de suceder, sin poder creer que Ame hubiera iniciado esa conversación.
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