12. En el bosque

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―Se me ocurrió una forma de no matarte del todo ―dijo Levi mientras dibujaba en la pizarra con un pedazo de tiza agarrado entre las puntas de su pulgar e índice de la misma forma en la que levantaría algo sucio del suelo

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―Se me ocurrió una forma de no matarte del todo ―dijo Levi mientras dibujaba en la pizarra con un pedazo de tiza agarrado entre las puntas de su pulgar e índice de la misma forma en la que levantaría algo sucio del suelo.

Nora lo entendió; a ella tampoco le gustaba tocar tiza.

El boceto que hizo el capitán era bastante evidente, aunque bastante malo.

―Cortaremos la carne de tu nuca contigo dentro... ―Levi dibujó un óvalo con líneas punteadas sobre la forma vagamente humana que había dibujado―... cortando tus brazos y piernas en el proceso... ―Estaba explicando esto de la forma en la que decía todo: formal, sin cambios en su tono de voz, y Eren parecía un poco más que alterado―...Aunque de todas formas volverán a crecer como un lagarto, ¿no? Bastardo escalofriante.

Nora rio por la nariz. Sus compañeros de escuadrón la miraron como si se hubiera vuelto loca. Petra le dio un codazo.

―Lo siento ―dijo tratando de aguantarse la risa. Sin duda era altamente inapropiado encontrar esto divertido, pero ¿qué sería de ella sin su lado morboso? De seguro no estaría en la Legión de Reconocimiento bajo el comando de el más morboso de todos ellos.

Tan pronto como estuvieron de acuerdo con esta proposición que pondría sus vidas en peligro ―no solo la de Eren, sino también la de todos ellos―, Hange no pudo contenerse más.

―Entonces... haremos experimentos, ¿no?

←◈→

La primera vez que trataron de conocer las habilidades de Eren en carne propia terminó siendo en cierto modo un desastre.

Hange, Levi y Nora esperaron en frente del poso en el que habían confinado a Eren hace más de una hora sin que nada ocurriera. Sin poder evitarlo, los pensamientos de Nora se desviaron a la tarde del día anterior.

«Maldita sea». Jugueteando con su silla de montar y con la sensación de sus labios y cuerpo vívidos en su memoria, miró de reojo a Levi. Su mirada estaba enfocada al frente, firme. Verlo así, su yo usual ―tranquilo, determinado, inalcanzable― era casi suficiente para convencerla de que tuvo que haber imaginado lo que ocurrió entre ellos ayer. Lo desesperados que ambos habían estado, y no solo ella; él también. Nunca podría haberlo inventado. Los sueños y fantasías más picantes que su mente había fabricado antes sobre su capitán, la mayoría de ellos tan agradables y placenteros como escandalosos y vergonzosos, ni siquiera se acercaban a experimentar la realidad.

¿Por qué ahora, después de veintisiete años en este mundo? ¿Por qué él, de todas las personas, y nadie antes? No, no reflexionaría sobre la segunda pregunta; nada bueno saldría de ir por ese camino. No era como si no tuviese experiencia en este tema, incluso trató lo de tener novio una vez. Resultó que era particularmente mala en lo de estar en una relación. Pero siempre pensó que sabía lo que era el deseo y cómo se sentía. Nunca había entendido porque las personas le daban tanta importancia.

Once More, with Feeling  [Levi Ackerman] TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora