36. Amor difícil

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N/A: El tercer último capítulo. Las cosas se están calmando, en cierto modo. Tienen que hacerlo, al menos por ahora.

¿Ya pueden oler el mar?

Nora se despertó con el sonido de la voz de Annie Leonhart resonando en su cabeza

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Nora se despertó con el sonido de la voz de Annie Leonhart resonando en su cabeza. Tan pronto como recuperó su sentido de identidad, se sintió inmensamente enojada. Ella era una mujer adulta, era un Demonio de la Isla, y definitivamente no era un muchacho adolescente treinta centímetros más alto que ella, fantaseando con una muchacha adolescente psicópata y problemática que había matado a sus amigos y compañeros a sangre fría.

Al menos esta vez no estaba desorientada, no encontró ningún espacio significante en su memoria. Estaba mirando un techo blanco, enyesado y sin gracia. Una fila de camas vacías se alineaban en la pared frente a ella, y había armarios y gabinetes a los lados, con mesas en las esquinas.

La sala de hospital del cuartel general de la Legión de Reconocimiento. Tenía sentido. Recordaba lo que la había traído aquí; para bien o para mal, no había olvidado nada previo o posterior a su primera vez como el colosal. Y mucho menos el dolor. Los restos del esfuerzo físico persistían en sus huesos.

La habitación, débilmente iluminada, estaba desierta, a parte de ella... y Levi, descansando en una silla junto a su cama con una taza de té en la mano. La visión era el mejor antídoto contra los sueños que envenenaban sus pensamientos, atándola a sí misma y a la realidad, borrando cualquier emoción persistente que no fuera suya.

―Finalmente estás despierta ―dijo como una forma de saludo, tomando un sorbo―. Debe ser lo más que has dormido desde que te conozco. Quizás deberías romperte todos tus huesos más a menudo.

Era bueno saber que su sentido del humor estaba intacto, suponía.

―Una idea esplendida. ―La voz de Nora estaba rasposa, su garganta reseca―. Y buenos días a ti, también. ―Acomodó su almohada, apoyándose contra la cabecera de metal de la cama.

―Es medianoche ―le informó. Al darse cuenta de su extrema necesidad de un vaso de agua, Levi lo agarró de la mesilla de noche y se lo pasó. Ella lo tomó con gratitud, vaciándolo en grandes tragos.

―¿Qué estás haciendo aquí, tan darte? ―Nora preguntó, bajando el vaso vacío.

Lo contempló más de cerca, debatiendo si estaba aquí recién o todavía aquí, y luego decidió que debía ser este último; llevaba la misma ropa que había estado usando durante la misión y parecía un poco desgastada. A pesar de que se había quitado la chaqueta y el equipo de su uniforme, la camisa que llevaba era la misma de antes, ahora abierta en el cuello y manchada con unas gotas de sangre seca. La de ella, probablemente.

Los círculos oscuros debajo de sus ojos entornados y enrojecidos se veían como moretones. En general, proporcionaba una impresión general inquietante.

―Ve a dormir ―le dijo―. Luces bastante aterrador.

Levi actuó como si no hubiese hablado.

―¿Cómo te sientes? ¿Todo creció de vuelta como debería?

Once More, with Feeling  [Levi Ackerman] TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora