30. Elegida

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El último de esos bastardos repugnantes cayó, y Levi aterrizó en el pasto a sus pies

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El último de esos bastardos repugnantes cayó, y Levi aterrizó en el pasto a sus pies. Sus extremidades estaban temblando, cada musculo en su cuerpo quemaba con agotamiento. Estaba rodeado por docenas de titanes deshaciéndose y los cuerpos de toda la Legión de Reconocimiento, caballos y soldados por igual. El aroma enfermizo de sangre cálida y entrañas estaba suspendido pesadamente en el aire, aferrándose a él. Se enfocó en su objetivo, en lo que tenía que hacer a continuación. Se enfocó en la sangre asquerosa y humeante que cubría su cuerpo entero, cayendo en sus ojos sin importar lo seguido que la limpiaba.

Le había prometido que mataría el titán bestia. Lo había prometido, y lo había jodido, porque se dejó atrapar por meras posibilidades. Como si fuese probable que encontrara a Erwin con vida; Levi había visto lo que esas rocas les había hecho a esos reclutas que Erwin había guiado directo al infierno, como todos ellos habían sido aniquilados.

Como ese pedazo de mierda peludo lo había disfrutado.

Pero una vez que Levi tuvo su espada en la cara repugnante del cambiante, había pensado en la inyección en su bolsillo, y en el comandante. Y había pensado en todos los que podría ser capaz de traer de vuelta; en Nora, donde sea que estuviera ―incluso si se prohibió detenerse en esa posibilidad­― en lugar de pensar sobre ese maldito titan cuadrúpedo que habían visto antes. Así que, Levi había dudado, y el bastardo logró escapar.

Mierda. Todavía no había terminado con él.

No había sentido en adivinar qué podría esperar por él detrás de la Muralla.

Había visto al colosal colapsar hace pocos segundos y ese fue el lugar al que se dirigió con lo último que quedaba de su gas. El titán bestia, o lo que actualmente quedaba del bastardo deshaciéndose, estaba arriba y lejos en su asquerosa montura de titán cuando Levi deslizó sus pies hacia abajo al otro lado de la Muralla.

«Mierda. Ir detrás de ellos será inútil para cuando haya intercambiado mi equipo. Tendré que intentarlo de todas formas».

Armin y Eren estaban agachados sobre algo... no, alguien, sobre el techo debajo de Levi. Connie, Mikasa, Jean y Sasha estaban parados detrás de ellos, mirando sobre sus hombros. Mikasa tenía sus espadas en un agarre suelto, los bordes filosos de las hojas apuntando hacia abajo, olvidadas.

Bertolt estaba recostado cerca de ellos, inconsciente, inútil y soltando vapor, sus cuatro extremidades faltaban y su rostro estaba sangriento y quemado. Era bueno saber que no se iba a ir pronto.

―¡Capitán! ―Eren gritó cuando los pies de Levi tocaron las tejas del techo.

―Acabo usar lo último de mi gas. ―Se puso de pie derecho, ignorando como los músculos cansados de sus piernas protestaban y temblaban―. ¡Dame tus armas y equipo para poder perseguirlo!

Incluso mientras decía esto, Levi miraba alrededor, buscando; no podía evitarlo. Si todo su escuadrón estaba aquí, vivo, ella tenía que estar cerca.

Once More, with Feeling  [Levi Ackerman] TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora