27. El regalo

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N/A: Cambios en el canon/lore más adelante. Quiero jugar con diferentes explicaciones y posibilidades...

Fácilmente del tamaño del cuartel general de la Legión de Reconocimiento, la magnífica finca se alzaba sobre todas las mansiones a sus alrededores

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Fácilmente del tamaño del cuartel general de la Legión de Reconocimiento, la magnífica finca se alzaba sobre todas las mansiones a sus alrededores. Estaba rodeada por extensos jardines con árboles, arbustos y rosales ubicados deliberadamente, todos podados a la perfección innatural hecha por el hombre, completado con una fuente y construcciones adyacentes más modestas; la antigua propiedad de los Rosenberg le recordaba al palacio real.

Se pararon frente a la entrada de las tierras de la finca. Era tres veces más grande que sus estaturas. Levi lucía casi tan impresionado como con el establo sucio, abandonado y en ruinas que usaron como escondite no hace mucho tiempo.

―Que desperdicio masivo de espacio. ―Nora estaba sacudiendo su cabeza mientras contemplaba las extensas tierras frente a ellos―. La población completa de una pequeña villa puede vivir aquí cómodamente, sin problemas.

―O un montón de esos huérfanos que Historia planea rescatar de la Ciudad Subterránea ―dijo Levi.

―Supongo que pronto ya no será un desperdicio de espacio. Eso es algo, al menos. ―Nora suspiró―. Entremos.

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―¿Deberíamos revisar la biblioteca primero? ―preguntó Levi.

Pinturas de apariencia costosa adornaban las paredes entre altas ventanas de arcos, bañando los espaciosos pasillos con luz solar. Caminaban a paso rápido.

―Eso llevaría demasiado tiempo y, honestamente, no creo que encontremos algo útil. ―Nora estaba sacudiendo su cabeza―. Si hay algo que encontrar, es probable que esté escondido en las habitaciones de mi padre.

―Y ese es un gran «si».

―Estoy muy al tanto ―dijo ella, encrespada―. No te forcé a venir conmigo y perder tu tiempo, ¿sabes?

Él la miró de reojo, poco impresionado por su temperamento.

―-No hay necesidad de que te pongas de malhumor. No me estaba quejando, ¿cierto?

―Para ser honesta, es difícil saberlo contigo.

Llegaron al arco al final del pasillo, de pie frente a una puerta finamente tallada de color caoba. Nora presionó hacia abajo la manilla y empujó, sin éxito. Estaba cerrada.

―Lo supuse ―murmuró.

―Me haré cargo ―dijo Levi, tomándola por sorpresa cuando sus manos cayeron sobre sus hombros y la guiaron a un lado; su agarre era firme pero aun así delicado.

Como si lo hiciera todo el tiempo, tocarla ligeramente cuando podría haberle ladrado una orden áspera ―«saca tu trasero del camino»― sin la necesidad de contacto físico innecesario.

Once More, with Feeling  [Levi Ackerman] TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora