26. Cuando ella era mala

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Después de explicar el propósito de su visita a Mitras, Erwin le dio al capitán del escuadrón de Operaciones Especiales y su segunda al mando la autorización, despachándolos con cartas escritas a mano y firmadas para ayudar con sus motivos

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Después de explicar el propósito de su visita a Mitras, Erwin le dio al capitán del escuadrón de Operaciones Especiales y su segunda al mando la autorización, despachándolos con cartas escritas a mano y firmadas para ayudar con sus motivos. En el caso de Nora, era una autorización para visitar a cierto prisionero al que necesitaba hacerle preguntas. Levi la estaba mirando por el costado mientras explicaba sus intenciones a Erwin, asegurándole que compartiría de inmediato con la Legión de Reconocimiento cualquier información relevante que pudiera llegar a descubrir.

La mirada en sus ojos era dura y determinada, con una cualidad implacable de la cual Levi solo había visto atisbos. Pero eso fue antes del espectáculo de mierda del último mes. No le gustaba el cambio en su expresión, causado por perdidas, dificultades y el peso de sus decisiones, sin embargo había cierta familiaridad en ella, un sentimiento de afinidad por el que se sentía irresistiblemente atraído al igual que el resto de ella.

Realmente estaba en un montón de problemas.

Un carruaje esperaba por ella frente al cuartel general; uno de esos elegantes y cerrados de la capital, reservado para aristócratas, personas ricas o importantes, o para propósitos militares o gubernamentales; incluía ventanas, cortinas, asientos acolchados y un conductor sentado afuera en el frente.

―Maldición. ―Las manos de Nora volaron a su trenza, uno de sus tantos tics nerviosos―. Quizás debería haber agarrado ese puto abrigo, después de todo. ―Su mirada revoloteó al que Levi llevaba, arrojado sobre su brazo. Aunque aún era temprano, el sol ya emitía brillantes rayos sobre los techos altos de Trost, calentando su piel y el pavimento debajo de sus pies.

―No lo necesitarás para visitar a tu querido viejo abuelo en prisión ―Levi le dijo. Él, por otro lado, debía hablar con los traseros pretensiosos del gobierno al mismo tiempo.

Nora hizo una mueca.

―Supongo que no.

Aun así, estiró las solapas de su chaqueta de la Legión de Reconocimiento mientras se acercaban al carruaje.

∘◦▼◦∘

Pasaron la primera media hora de viaje en silencio, sentados en los extremos opuestos del asiento. Relajándose, con un tobillo sobre su rodilla, Levi estaba mirando por la ventana, descansando su codo en el umbral. La presencia de ella en el pequeño espacio cerrado que compartían se sentía agobiante. Cada vez que se removía en su asiento, una ráfaga de su aroma lo golpeaba, la lavanda de su maldito cabello mezclado con ese dulce aroma intoxicante que se concentraba en su mayoría en el área de su cuello y pecho, como ahora era dolorosamente consciente, recordándole con todo lujo de detalles su sabor, cómo se había sentido debajo de él, rodeándolo-

Levi cerró las cortinas, bloqueando el sol deslumbrante. Distraerse con el escenario del exterior claramente no estaba funcionando.

Giró su cabeza, viendo los ojos de Nora apartarse rápidamente de su rostro. Sus piernas se estaban moviendo de arriba abajo con rapidez, traicionando su expresión indiferente y avivando su irritación.

Once More, with Feeling  [Levi Ackerman] TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora