Sin importar lo mucho que deseara contenerse, Stefano no hubiera sido capaz de lograrlo. El lobo en su interior, tan enfurecido como se encontraba, logró liberarse de su control. Así que, le gustase o no, terminó forzándolo a comportarse igual que un animal.
No estaba seguro de cómo logró presentirlo. Fue como una angustia que se apoderó de él y lo guio hacia la biblioteca. En cuanto vio al el cachorro faldero de la Familia criminal Scarfo sometiendo a Sallow, su visión se tiñó de sangre. Lo siguiente pasó tan rápido que apenas fue consciente de los acontecimientos: la puerta de la jaula en la que mantenía al lobo se abrió y este se apoderó de su cuerpo. Aun cuando Stefano luchó para hacerse con el control nuevamente, le fue imposible. El maldito animal hasta se atrevió a iniciar el cambio y por poco lo consigue de no ser por su propia voluntad que logró frenarlo. Con todo, le fue imposible evitar que hiciera de las suyas.
¡Incluso había llamado al federal maricón su pareja!
Recordaba vagamente los gruñidos de advertencia que profirió y la respuesta del maldito perro Scarfo. También la burla en sus ojos y cómo se rio de él, retándolo. Pero sobre todo, y lo que más enfureció al lobo, cómo le informó que no se alejaría de Sallow a menos que le marcase como de su propiedad. Entonces, enloqueció.
Ahora, atrapado dentro de su cuerpo por el nudo que se formó entre ambos, Stefano seguía sin entender cómo había sucedido. Siendo un mestizo que rara vez tenía contacto con su lado animal, estaba seguro de que aquello debía de ser imposible. En especial la parte de morder e intercambiar sangre. Si bien los de su especie tenían compañeros destinados, eran incapaces de ejercer sobre ellos cualquier tipo de reclamación. Pero la marca en su cuello...
Mirando bien, ahora que la calma regresaba, experimentó por primera vez dos emociones desconocidas: temor y ternura. Miedo a lo desconocido y a la profundidad de su unión; ternura debido al rostro sereno de su pareja, que descansaba aferrándose a su brazo como si no quisiera perderlo.
Como si tuviera vida propia, la mano de Stefano se movió para acariciarle. Deslizó los dedos con suavidad sobre sus mejillas sonrosadas y los labios, poco a poco descendió hacia el cuello. Delineó la herida abierta que dejaron sus dientes y luego el símbolo que se dibujaba alrededor. Se asemejaba a una luna llena que —desde su perspectiva— le lloraba sangre sobre la piel. Aquello lo confundió todavía más; según recordaba, solo los cambiaformas lobo de sangre pura dejaban esa clase de impresión en sus parejas; y el astro menor era... el sello que identificaba a los líderes. ¿Qué carajos podía significar en su caso?
Sallow se quejó en medio del sueño y trató de liberarse. Stefano presionó la otra mano contra su abdomen y le mantuvo inmóvil mientras el nudo desaparecía. No estaba seguro de cuánto podría demorar, aunque rogó porque no demasiado. Esta situación lo confundía y lo que menos deseaba era tener más preocupaciones.
«Mía», susurró una voz animal en su cabeza. Stefano se rehusó a cerrar los ojos para no encontrarse cara a cara con el lobo; sin embargo, la forma en la que se refirió al federal no pasó desapercibida. ¿Qué quiso decir con eso? A pesar de que él mismo le había degradado convirtiéndole en su mascota solo para su diversión, el lobo no podía ser tan imbécil para creérselo, ¿verdad? Él no pensaba realmente en Sallow como en una mujer, ¿o sí?
Por desgracia, la respuesta no fue lo que esperaba. Cuando el lobo habló de nuevo, sus palabras lo paralizaron: «Mía. Compañera». No se trataba de ninguna equivocación; el maldito animal no solo reclamaba al federal como su posesión, sino que lo reconocía como a una hembra. ¿¡Qué demonios!? Fue mucho para su mente agotada.
Decidió no darle importancia por el momento.
∘◦❁◦∘
Cuando abrió los ojos nuevamente, se encontró con los avellanas de Sallow —grandes y expresivos— mirándolo como si... Le pareció que más allá del evidente asombro en ellos, había algo superior y semejante a la ternura. Por un instante, la percibió como una dulce caricia que le recorrió el alma y silenció a sus demonios.
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La mujer del Diablo ┃ Las mujeres de la mafia #2
RomanceDespués de ser condenada a prisión debido a un crimen que no cometió, la agente especial Sallow sabe que sus días están contados. No solo porque es encerrada junto a los criminales más peligrosos del mundo, sino porque se trata de hombres violentos...