Capítulo 2;

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CAPÍTULO 2:


Lexie miró con emoción el tarjetón que le entregaba una de sus compañeras de semestre, la invitación en tonos plateado y azul le erizaba la piel de anticipación, tenía una hermosa tipografía cursiva que la invitaba a vivir dentro de la fantasía por una noche. Así como Aselan era un pueblo viejo con leyendas y mitos, tenía tradiciones que llenaban el alma y mantenían viva la esencia de aquel pequeño pueblo lleno de encantos.

El baile de la corona era una tradición antigua y que se celebraba cada 5 años en el pueblo, justo el primer viernes de diciembre.

Era todo un evento lleno de flores, vestidos y la luz de la luna brillando para los asistentes. Los organizadores solían ser los Dawson, sin embargo, habían dejado el pueblo después del último baile; la invitación estaba firmada a nombre de la familia Grey. Una familia de 4 personas amables y que vivían hace muchísimos años en el pueblo.

La edad permitida para asistir al baile era de los 18 años en adelante, pues se hacía como una ceremonia que confiaba en algo llamado la unión plateada, donde la luna y las estrellas se alineaban para darle el amor verdadero a alguna pareja asistente. Lexie pensaba que era una linda tradición y le gustaba lo imaginativo que era todo. Se sentía como soñar despierta con la ilusión de una fantasía en su realidad.

Ese sería su primer año asistiendo al baile de la corona, y no podía esperar por usar un vestido largo y hermoso, una corona de flores y soñar toda la noche con ser la consentida de las estrellas. La idea la emocionaba lo suficiente como para tenerla flotando por el lugar, pensando únicamente en lo que sería esa noche.

Llevaba años esperando poder ser invitada.

Lexie chasqueó la lengua al pensar de dónde sacaría su vestido, pues muchas maneras de llegar a alguna ciudad cercana no tenía y hacerlo ella misma se veía algo agotador. Por extraño que pareciera, su universidad contaba con una carrera de confección y diseño, y ella la amaba, estaba enamorada de la creación de prendas.

Sin embargo, predominaban carreras llenas de números y tonterías lógicas.

Además de confección y diseño, también estaba la carrera de literatura y paraba el conteo. Como siempre, pensó, el mundo solía menospreciar el arte.

—¿Se va a quedar ahí parada o piensa entrar a clases, señorita Wilson?

Bajita, con cabello corto y rubio, la profesora Amy Lincon le daba una mirada de fastidio y desdén, no se llevaban muy bien entre ellas y Lexie lamentó tener que ver otro semestre con la profesora Lincon.

Sin decir una palabra, Lexie pasó al lado de la profesora quién seguía usando esa horrible esencia de limón y no pudo evitar estornudar. Llevaba la misma cinta métrica colgada en el cuello y vestía de rosa pálido.

La puerta del salón se cerró con fuerza detrás de ella, por lo que apurando el paso se sentó en su asiento de siempre en la mitad del salón, lo suficientemente cerca como para escuchar todo y lo suficientemente lejos como para no hacerlo.

Se giró para hablarle a Camila, quién estaba sentada justo detrás de su asiento.

—Podrías responder mis mensajes y dar señales de vida, sabés —se quejó.

—Podría —asintió con una sonrisa—. Pero dónde está la emoción si no te hago pensar en mí, bonita.

—Responsabilidad afectiva, tarada.

—Realmente pensaba ir a la noche de leyendas, pero me quedé dormida —murmuró en respuesta—. Se supone que me acostaría por unos segundos a descansar los ojos, como notarás, no funcionó.

SANGRE #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora