Capítulo 30;

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CAPÍTULO 30:


Academia Vitale,

1912.

Le gustaba mirar en su dirección. Era atractivo, inteligente y tenía una sonrisa matadora. Le gustaba mucho Levi Lennox; verlo recostado a las paredes con aire despreocupado la hacía temblar, su respiración se agitaba y las ganas de tenerlo eran tan fuertes que quizás estaba perdiendo la cabeza.

Le encantaba hasta la locura, no pensaba negarlo. Varias veces intentó hablarle y encantarlo para al menos tener una aventura, pero él solía ser muy serio en ese aspecto, parecía estar cerrado a la idea de tener algo con alguien. Y ese rechazo, esa mirada negativa y su absoluta entereza para no darle una segunda mirada a su cuerpo, solo aumentaba sus ganas de tenerlo.

—Deja de babear.

La voz de su amiga, Steff, le hizo girar el rostro. Los ojos ámbar de Steff la miraban con diversión y picardía.

—Lo quiero para mí.

Steff se rió.

—Eres tan extraña —soltó un suspiro—. Tu fénix está cerca de ti y tu solo quieres al chico ese. Lo imposible.

—Nada es imposible para mí, Steff —se rió—. Si lo quiero, voy a tenerlo. Y lo quiero a él.

—No lo entiendo.

—No hay nada que entender.

—¿Por qué de la nada quieres a ese chico?

—Parece sacado de mis sueños —susurró Ailee dándole una mirada a Levi—, es mi sueño.

Steff se rió y también miró a Levi. Era muy atractivo, pero no entendía qué tenía tan obsesionada a Ailee.

—¿Cleho sabe que fantaseas con otro fénix?

Ailee se encogió de hombros. Había encontrado a su fénix tiempo atrás. Era guapo, encantador y lleno de muchos talentos que le encantaban. Pero ella era caprichosa y exigente, y no le bastaba con que fuera lindo, quería que fuera el centro de atención.

Quería que fuera Levi.

Y tenía un plan en mente para lograrlo.

Se consideraba a sí misma como alguien excelente en todo lo que hacía, aspiraba a tener un puesto en Élite y ser la reina. Ella quería ser todo, lo quería todo para sí. No iba a conformarse con menos que eso. Y para su desgracia, Cleho, su fénix, era menos.

Había intentado con tiempo atrás separarse de Cleho, pero fue imposible. Su alma y la de él estaban unidas hasta la eternidad y por algo la madre Casiopea los había asignado juntos. Pero ella quería más, mucho más aún.

Tal vez estaba siendo demasiado ambiciosa y pisando un terreno que no debía. Pero no iba a rendirse.

Le echó otra mirada a Levi, encantada con su atractiva y esa energía magnética que desprendía. Era fascinante. Se relamió los labios con ansias. Solo necesitaba esperar cinco días más. Solo cinco y todo habría sido logrado. Ella obtenía lo que quería, por las buenas o por las malas.

No importaba.

Los cinco días que faltaban pasaron volando. Esa noche sería el inicio de todo lo que había deseado, un paso más para su grandeza.

Cleho estaba sentado en una silla plástica, sus manos amarradas a su espalda y sus ojos brillantes y color ámbar mirándola con tanto miedo que por un momento quiso detener todo y besarlo hasta el cansancio. Pero no iba a ser débil.

SANGRE #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora