CAPÍTULO 18:
1912, 15 de abril.
Océano Atlántico.
La tragedia que conocemos contada desde otra realidad.
—¿Qué has hecho?
—Lo siento, todo se salió de control.
—No puede ser.
—Lo siento tanto —sollozó—. No quise arruinarlo.
Un gemido angustioso salió de los labios de la chica. Sus ojos llenos de preocupación mientras veía frente a sus ojos ocurrir una tragedia de la cuál no podía hacer nada para ayudar. Estaba comprometida con el amor de su vida, su alma gemela y la persona que más amaba.
Pero en ese momento, mientras veía sus ojos brillantes con falsa culpa, sintió repulsión. Odio y sobre todo, una dolorosa decepción ardiente que crecía dentro de su pecho. Como una raíz venenosa abrazando su corazón.
—Kara...
—Eres un monstruo, Dex.
—No digas eso, cariño —Dex intentó tomar sus manos—. No soy malo.
Era incapaz de sentir el frío del agua, estaba usando todo su control para no permitirse alimentarse de lo que estaba sucediendo. Kara no sabía que sus ojos estaban presenciando una de las tragedias más grandes que habría en la historia. Podía escuchar los gritos de terror, las voces elevadas, el miedo en el aire tan latente que era como sentir el retumbar de un corazón entre sus manos.
Estaba tan tentada de todo ese horror que quiso vomitar. Miró a Dex con angustia.
Para celebrar su reciente compromiso con Dex, él le había dado la grata sorpresa de poder viajar en la inauguración del Trasatlántico más grande y elegante de la época. Kara sintió dicha y felicidad. Era como estar en un perfecto sueño romántico.
Los primeros tres días todo había sido una maravilla, habían hecho el amor en su camarote de primera clase, habían visto el atardecer y reído muchas veces. Estaba segura de que sería una de las experiencias más hermosas que viviría en su larga e infinita vida, Dex hacía que todo se sintiera de esa manera.
Como si estuviera flotando en el aire.
Entonces había sucedido esa pelea terrible entre ellos, cuando Kara se negó a alimentarse de un muchacho que llevaba una vida de tragedias, ella intentaba en la medida de lo posible no ser una desgraciada, sentía que tenía el poder de hacer las cosas bien aunque ella y toda su raza estuvieran bajo una maldición eterna. Ella podía hacer las cosas bien, tenía el poder de decidir... todos tenían el poder de decidir para no ser lo que el universo decía que eran: monstruos.
Dex enloqueció.
Su fénix, iracundo y hambriento, desató el mayor caos cuando su objetivo fue el señor Edward John Smith, el capitán del barco. Tomó su mayor miedo, lo saboreó y lo hizo realidad. El capitán Smith tenía un temor terrible a no cumplir a cabalidad con su función marítima como capitán, se le había dado la oportunidad de tomar la inauguración del trasatlántico más importante del momento y su afán por querer llegar a Nueva York para recibir su pronta jubilación al mar, fue una delicia para Dex. Así que sin importar el daño mayor que podría causar, alzó todos los muros de su poder y jugó con la mente del capitán Smith.
Un iceberg grande e imponente estaba frente a ellos. Dex se encontraba cegado, así que le hizo creer al capitán que había logrado esquivarlo, pero ciertamente había llevado el barco más cerca del verdadero Iceberg, al punto de que no existía ninguna manera humana de evitar colisionar contra él.
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SANGRE #1
Fantasy"Entre secretos del pasado, una conexión inevitable y el deseo de saberlo todo, Lexie descubre que no todos son buenos, y que de su lado están los malos". Todos los derechos de esta historia me pertenecen, por lo tanto, no se aceptan copia ni adapt...