Susana
Él se despidió de mi con un beso en la frente .
-Te amo pequeña, recuerda lo que debes hacer. Todo mejorara cuando estes conmigo- Si no fuera por lo agotada que me encontraba en este momento, me hubiera reído de su hipocresía. Cualquiera que lo oyera no pensaría que el hombre que me había hablado, acababa de golpearme, violarme y humillarme como nadie lo había hecho antes.
No hice ningún intento de moverme, ni siquiera cuando dos guardias entraron al lugar y me llamaron, estaba tan agotada.
- Hay sangre debajo de ella - Hablo una de las guardias-
- ¿Deberíamos llevarla a la enfermería?-
-Claro y como explicamos su estado, mierda te dije que esto era una mala idea- Mientras la dos debatían yo solo quería llegar a mi catre y olvidarme de todo-
- Llevémosla a su celda , cualquier cosa la llevamos después a la enfermería y le echamos la culpa a su compañera -
La verdad no se con precisión si me arrastraron o simplemente yo misma camine con ellas, pero cuando abrí los ojos Reina se encontraba a mi lado con un trapo mojado limpiando mi rostro con cuidado.
-Susana ¿Que rayos te paso?- Solo podía mirarla sin entender muy bien la situación - Chica háblame- Suspiro con impotencia-
- Quiero ir al baño- Sentía una opresión en el vientre como cuando tienes necesidad de defecar -
- Déjame ayudarte-
Como si tuviera miedo a romperme me levanto delicadamente y puso mi brazo sobre sus hombros. Con pasos lentos corrió la cortina que escondía el inodoro, me apoyo contra la pared y ella misma bajo mis pantalones y me sentó en él. Gemí de dolor al sentir como algo salía de mi e intente mirar , pero ella me detuvo.
-Susana, solo mírame a mi -
-¿Que me sucede me duele mucho?- Mi voz se entrecortaba y mi rostro se baño en lagrimas por el dolor agudo-
- Estas teniendo un aborto chica - Su mirada notaba tristeza -
-No, debó ver un médico-
-Susana tu bebe ya no está aquí - Señalo mi vientre - Lo más probable que ya lo hubieras perdido cuando te trajeron a la celda, sangrabas mucho. Lo que estas expulsando ahora solo son restos que quedaron en tu útero ... Lo siento mucho-
- Lo entiendo - Cerré los ojos y llore como una niña -
- Pronto vendrán al llevarnos al patio, inventare que estamos con algún tipo de virus, según las normas no nos dejaran salir para no contagiar a las otras presas -
- Esta bien- Como Reina había dicho la puerta fue abierta poco después, ella alego que las dos estábamos con diarrea y malestar estomacal por esa razon yo estaba en el baño sin poder levantarme de él, se nos dio tres días de confinamiento por ello.
Reina se encargó de mi en todo momento, un médico nos atendió desde la puerta preguntando cuales eran los síntomas y nos dejó medicación. Ella misma curo mis golpes con los pocos asesoraos que tenía para ello. Los días fueron pasando y de tres días pasamos a estar una semana y media aisladas. Aunque mi cuerpo dolía ya podía moverme sin dar gemidos de dolor, según Reina ya no había peligro de una infección por el aborto y pronto podría volver a la rutina.
Después de tanto tiempo encerradas me abrí y le conté todo desde el principio. Ella también me confesó porque estaba aquí resulta que su esposo la engaño con su mejor amiga luego de que su hijo de apenas dos meses falleciera por muerte súbita. Ella enloqueció e incendio su casa con ellos dentro, para su suerte los dos pudieron salir ilesos. Por lo que me relato su hermano utilizo su poder para que ella no fuera a una cárcel de alta seguridad.
También se sinceró conmigo y me conto que su hermano podría sacarla de aquí cuando él quisiera pero el hombre era obstinado y quería que ella aprendiera la lesión de una forma u otra.
Resultaba ser que él no era una persona que estuviera en el buen camino si no que todo lo contrario, por lo que dijo mi compañera pertenecía a una especie de mafia internacional, se me erizaron los bellos del brazo solo de pensar que tipo de hombre seria. El tema principal fue que él se oponía a la boda de su hermana, pero ella estaba enamorada y se salió con la suya.
Cuando todo esto paso él le reclamo por no hacerle caso y bueno aquí se encuentra ella ahora.
- Después de la cena iremos al gimnasio- Fruncí el ceño en su dirección-
- No se supone que solo pueden utilizarlo las presas que tienen permiso-
-Yo tengo algunos veneficios- Me guiño el ojo divertida - Uf no me mires así, solo son pequeños favores que he hecho-
- ¿Y tú crees que yo en mi estado estoy para los deportes?-
- No vamos hacer deportes, vamos a entrenar tu cuerpo está muy flácido lo necesitas, además tienes que aprender a defenderte pero eso lo dejaremos para después-
- Para tu información siempre reprobé educación física (Deportes)-
-No necesitó que seas una gran deportista, solo que te pongas en forma . Por todo lo que me has contado te puedo asegurar que este hombre no parara hasta tenerte a tu merced - Ella se levantó y me miro muy seria- Se de lo que hablo, en el mundo del que vengo si las mujeres no aprendemos a defendernos no tenemos posibilidad ante hombres como tu enamorado -
- ¿Tú crees que pueda defenderme alguna vez de, el?-
-Todo depende... - No termino de hablar-
-¿ De qué exactamente?-
- De que tan desalmada seas capaz de convertirte. Dime Susana ¿Cuál es tu limite?-
- Yo .. yo no lo sé- Agache la cabeza avergonzada-
-Pues ... aquí de seguro lo descubrirás- Sus palabras no eran al azar ella lo estaba asegurando -
Reina
Miraba a la chica que caminar lentamente sobre una caminadora electrónica, sin exagerar parecía estar sufriendo como nunca, realmente no mentía cuando dijo que jamás había pisado un gimnasio en su vida.
Por extraño que pareciera ella me recordaba a mí en el pasado, una persona confiada y de buen corazon e inmadura. En sus ojos el dolor de los últimos hechos ya se apreciaban, ella lloraba a mares por la noche cuando pensaba que yo ya dormía, era en parte desgarrador recordar que yo también lo hacía abecés.
Sentía esa maldita necesidad de protegerla, como si se tratara de una cachorra pequeña, suspire mientras bajaba las pesas al suelo. Mi hermano me mataría con seguridad si me viera tan protectora con una persona.
Lo peor de todo es que pronto lo sabría ya que lo había mandado a llamar por unas de las guardias que trabajaban para el en este lugar.
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Prepárate para mi venganza
RomanceSusana Montesdeoca joven empresaria con una vida sencilla, queda atrapada en los engaños de su prometido, siendo arrastrada a lo más oscuro y perverso de una venganza. -¿Por qué a mí? Yo nunca te dañe- Las lágrimas caían por el rostro de Susana si...