Capitulo 12- Ciega

387 29 3
                                    

Mi trasero estaba apoyado al borde de la mesa pero en un instante los platos estaban en el suelo y yo estaba sentada sobre ella con este hombre entre mis piernas. No hubo una sola palabra simplemente su boca choco con la mía de manera agresiva.    

Fue inevitable gemir de sorpresa cuando sus manos sujetaron mi trasero pegando su intimidad con la mía, podía sentir la dureza debajo de su pantalón. Por un momento mi cerebro despertó y me grito que parara con todo esto, pero mi cuerpo se resistió al sentir como sus besos descendían a mi escote. Este hombre era tan hábil con las manos que no había notado el momento que mi falda estaba en mis caderas, mi blusa quedo abierta y mis pechos fuera del brasee. Abrí la boca con la intención de decir algo para poder parar con esta situación pero fue inútil al sentir como sus dedos se colaban en mi ropa interior.  No pude evitar echar la cabeza para atrás y dar un grito de placer por tal acto y eso fue mi perdición.   

El hombre frente a mí no dejo de pasar la oportunidad para penetrarme con brusquedad cuando quede completamente servida para él. El dolor que causo su miembro cuando entro en mí no se comparó con el placer que a la vez sentía. Jamás había imaginado lo bien que se podía llegar a sentir estar con un hombre en esta situación.  

No sabía cuánto tiempo había pasado, ni siquiera tenía una idea clara de cómo había llegado a esto pero me encontraba bajo una lluvia artificial en un baño grande y lujoso siendo enjabonada por el hombre que me había hecho el amor un rato antes sobre una mesa.  

Mis piernas aun temblaban y mi respiración no se había regulado completamente, no ayudaba que el repartiera algunos besos por mi cuerpo cada tanto.  

Como si fuera una muñeca de trapo él se encargó de secarme, peinarme para luego ponerme solo  un bikini. Me lleve a una enorme cama donde me cubrió con una sábana y me acaricio el cabello hasta que caí en la inconciencia.  

Mi reloj biológico me alerto que ya era hora de despertar y así lo hice. La diferencia de esta vez de despertar a lado de este hombre era que era yo quien estaba sujetando su cintura y mi cabeza estaba más que cómoda en su pecho. La sensación era nueva para mí pero no desagradable. Al contrario se sentía más que cómodo mis pechos rosando con su cuerpo, me provocaba excitación.    

- Puedo sentir como tus pechos se endurecen sobre mi piel ¿Acaso la Sra. Montesdeoca está teniendo pensamientos pervertidos?- 

- No, no es ...-  Pero no termine de hablar cuando él se puso sobre mi- 

Sus besos eran como droga, el parecía disfrutar tanto como yo estos momentos. Nuevamente sentí su lengua recorrer mis pechos para bajar a mis caderas , llego a mis muslos y pensé que terminaría ahí pero no fue así. Grite, cuando su cabeza se hundió  en mi intimidad, su lengua presionaba mi clítoris haciéndome casi lagrimear por el placer. 

-Dios - Gemí cuando el orgasmo me golpeo con fuerza -

-Dios no tiene nada que ver - Me giro con rapidez y lo sentí entrar por mi trasero sin darme tiempo a recuperarme-  

-Duele- Cerré con fuerza los ojos para soportar el dolor- 

Sentí su mamo acariciando mi cabello y sus labios en mi oreja susurrándome con voz cálida- Relájate, si contraes tu cuerpo te are daño -    

Sus suaves besos y caricias volvían a emborracharme y mi cuerpo se relajaba cada vez más. Aunque él no había salido de mí no se movió, mientras trabajaba en mi con cautela. Yo no era experimentada en estos asuntos pero era de más notable que el sí sabia manejar la situación con pinzas de cejas como dice el dicho y dio sus resultados en cuando comenzó a estimularme al mismo tiempo que se movía logrando que ya no sintiera dolor si no una agradable sensación.   

Luego todo se volvió placer y no supe cuando termine en la misma posición en la que todo comenzó.  

-Debó ir a trabajar - Hable con pereza envuelta en sus brazos - 

- No deberías- Levante la cabeza de su hombro y lo mire interrogativa el no espero para para sonreírme - Solo decía aun podemos seguir viendo si tu teoría de que esto es solo sexo es verdad -  Me mordí la lengua para evitar insultarlo y arruinar el momento-    

-Tengo mucho trabajo y muchos más problemas por resolver - Me separe de él y busque mi ropa con la mirada, encontrándola perfectamente doblada en un rincón sobre un sillón de una pieza. Ni siquiera recordaba habérmela quitado menos doblado. Lo mire buscando una explicación.  

-Después del baño quedaste dormida tan profundamente que le pedí a un empleado que lavará y planchara tu ropa para que la tuvieras lista en la mañana-

-Parece ser que siempre tienes todo calculado ¿No es así?-

-Solo soy un hombre precavido, nunca se sabe si hay que salir de apuro, es mejor estar preparado-

Me vestí bajo su atenta mirada, de reojo podía verlo sonreír con picardía, mantenía una postura desinteresada como si todo fuera normal para él.  

- Espérame, me visto y te llevo - Con rapidez se levantó e ingreso a la ducha-

- No es necesario puedo ir... ¿Por cierto donde está mi auto? - Hable de espaldas en la puerta del baño - 

Sentí su brazo rodear mis caderas, su cabeza se introduzco en el hueco de mi cuello, toda mi piel se erizó por el contacto repentino y las gotas que caían de su pelo mojado.

-Tu auto está en el estacionamiento de tu apartamento, ya mande a reparar los daños ocasionados por mis hombres- Me dejo un corto beso en el cuello y se retiró a su closet -  

Me quede parada como una estatua, en algún momento había logrado caer en el encanto de este hombre y ni siquiera me había dado cuenta que me gustaba estar con él, digo gustaba pero realmente me encantaba me sentía cómoda y apreciada en sus brazos. Temía estar ciega y no darme cuenta realmente  que esto sería demasiado  bueno para ser verdad.   

Prepárate para mi venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora