Susana
Antes de retirarnos de su apartamento me obligo a desayunar con la excusa de que necesitaba energía para soportar un día pesado como el que tendría, tome sus palabras con normalidad ya que gracias a la prensa no había que ser mago para saber que mi empresa estaba pasando por un mal momento.
Después de poner mi cabeza a trabajar deduje con facilidad que todo lo que el sabia de mi era por ese motivo y no por algo más.
Apenas llegue a las puertas de la empresa la seguridad alejo a los periodistas para que pudiera ingresar. Parecía que algo nuevo se estuviera cocinando y por inercia tome mi teléfono encontrándolo apagado algo que me resulto extraño ya que recordaba tenerlo con toda la batería y al encenderlo confirme que era así. No tuve tiempo de mirarlos cuando en frente de mi se encontraba Anabela con cara de pánico.
-El abogado de su padre está esperándola en su oficina- Podía ver su nerviosismo por la manera de estrujar sus dedos con rapidez - Y los inversores han solicitado una reunión de urgencia- Asentí y camine rápidamente -
- ¿Que tan grabe es la situación? - Ella me miro apenada -
- Si me permite expresarme con fluides, estamos en el horno - Suspire antes de abrir la puerta de mi despacho -
Mire al hombre frente a mí con atención ya que él, no era el abogado que yo misma había contratado para mi padre. Frente a mí se encontraba un hombre joven con apariencia de superioridad, su mirada me escaneo como si estuviera viendo un cachorro callejero. La primera vez que una persona me caía mal sin decir una sola palabra.
Estuvimos unos segundos mirándonos como dos titanes en el rin, hasta que poco disimuladamente Anabela, tocio para tratar de evitar el mal ambiente que se sentía en la oficina porque juraría que la temperatura había descendido unos diez grados.
- ¿Con quién tengo el gusto?- Sin bajar la guardia extendí mi mano. Lo que no espere fue que me ignorara -
Mientras mi mano seguía extendida, el hombre se sentó en el sillón y cruzo las piernas como todo un Conde. Mire de reojo a mi asistente y levante una ceja en señal de molestia, tome asiento detrás de mi escritorio y con voz clara hice la pregunta.
-Me gustaría saber ¿Con quién estoy perdiendo mi tiempo? - Adiós a los buenos modales, dije con una sonrisa falsa -
-Soy Sebastián González, el nuevo abogado de su padre - Me mantuve serena mientras a mi cabeza las ideas se agitaban - El Sr. Montesdeoca acepto mi ayuda luego que su oferta no le fuera conveniente -
Pensé por unos segundos y recordé que ayer mismo le había enviado la documentación a mi padre para que me cediera las acciones por una cantidad valida de dinero. En el contrato estaba especificado que cuando se solucionara todo este problema judicial él tendría la opción para recuperarlas al mismo precio.
-Aparentemente mi propuesta no fue de su agrado -
-Sus palabras exactas fueron, humillante e insensible. Según su padre usted está tratando de sacarlo del camino de una manera despreciable por esa razon despidió a su abogado y me contrato -
-Por lo que me dijo hace un momento usted fue quien le ofreció sus servicios ¿O me equivoco?- Una mirada afilada fue su respuesta- ¿Tiene alguna razon en específico para ello? No me interesa de todos modos. Hoy me tomare el tiempo de ir personalmente hablar con el .-
-No será necesario su padre ya ha vendido sus acciones y propiedades a un muy buen precio - Me congele para luego levantarme abruptamente y golpear la mesa con furia -
- ¿De qué está hablando? Eso no puede ser ¿Quién ha adquirido las acciones?-
- Lamento informarle que no puedo darle esa información- El muy desgraciado se paró y aliso con las manos su traje - Solo estoy aquí para informarle que mi cliente ya no requiere de su ayuda - El hombre solo se retiró con orgullo de mi oficina-
Sabía que mi progenitor podía ser un pedazo de mierda pero de ahí a entregar la empresa por unos billetes de más, era algo que no esperaba ni en mis peores pesadillas. Me encontraba en una encrucijada, alguien desconocido poseía una gran cantidad de acciones y yo no sabía quién era ni por que tendría el interés en comprarlas en la condiciones en que se encontraba la empresa en este momento.
Ahora me quedaba pensar muy bien cómo les diría esto a los inversores, en la junta que poco faltaba para concretarse. Diablos podía sentir la presión sofocante sobre mí, como si estuviera sobre arenas movedizas.
Estaba tan concentrada tratando de asimilar lo sucedido que no escuche los golpes en la puerta, solo note a Anabela dirigirse a ella para abrirla . Uno de los cadetes entraba con un ramo de flores que parecían ¿Lirios?
-Esto debe ser un error- Dijo mi asistente mientras tomaba el ramo -
El pobre chico negó con seguridad y sin más salió como quemado por leche. Nos miramos por unos segundos sin saber que decir, no era necesario explicar que estas flores eran consideradas de luto. Pero para más sorpresa antes de soltar una palabra otro llamado a la puerta hizo que ella dejara las flores en mi escritorio y volviera a abrir.
Cuando otro cadete se asomó a la puerta con una corona de flores de tamaño mediano y una cinta que decía "Lamento su perdida " Grite de la impresión y entre en una clase de ataque de ansiedad.
El aire comenzó a faltarme y todo me daba vueltas como si fuera poco ya no podía mantenerme en pie y caí como una muñeca de trapo. Podía ver y escuchar la voz ansiosa de Anabela pero no entendía que decía, ni que era exactamente que me pasaba. Poco después todo se volvió completamente negro.
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Llamada telefónica
-¿Estás loco? No puedes ponerle tanta presión, acoso quieres volverla loca -
-Loca no, pero la necesitó inestable, por lo menos mientras nosotros afinamos los últimos detalles ¿No te estarás encariñando que ella verdad?
-Ella no parece una mala persona ... Es solo que no me gustaría que saliera lastimada, no creo que se lo merezca-
-O vamos, no te dejes engañar por esa carita de ángel. Ahora dime como se tomó mis regalos.-
- Solo sé que se descompuso y se la llevaron en una ambulancia-
-Mmm ... Sigue vigilando y me avisas por cualquier cambio -
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Prepárate para mi venganza
Lãng mạnSusana Montesdeoca joven empresaria con una vida sencilla, queda atrapada en los engaños de su prometido, siendo arrastrada a lo más oscuro y perverso de una venganza. -¿Por qué a mí? Yo nunca te dañe- Las lágrimas caían por el rostro de Susana si...