Era hermosa, no había duda de ello, era una lástima que estuviera rodeada de tanta mierda. La observe desde que entro en el bar y pude apreciar de primera mano esos rasgos delicados que lucía con tanta naturalidad.
Cuando su acompañante se retiró llame al camarero que le había estado sirviendo.
- Sírvele otra copa de lo que está tomando y agrégale algo de felicidad -
- Si jefe - Solo tenía que esperar -
Pude apreciar que luego de tomar la bebida intento ponerse de pie fallando, seguí observándola como el depredador que era. Cuando se recostó en el sillón comenzó a abrir los primeros botones de su blusa, su cuerpo comenzaba a arder y era el momento. Llamé a mis hombres con una seña de la mano. Tomas, el jefe de mi seguridad se encargó de llevarla a una de las habitaciones.
Cuando yo entre ella estaba sobre la cama con la mirada perdida y respirando agitadamente. Me tome mi tiempo para observarla, mientras tanto me quitaba la chaqueta y los zapatos. Luego me acerqué y comencé a desvestirla mientras acariciaba esa suave piel , me fue imposible no relamerme los labios mientras mi miembro ya presionaba mi pantalón. Es que era esquicito verla tan indefensa y a mi completa merced.
Después de dos meses vigilándola, lo único que podía pensar era en tenerla en mi cama como ahora. La deje completamente desnuda, luego yo me despoje de cada una de mis prendas. Me sube sobre ella y la bese, mordí y marque como un demente, ella apenas podía gemir completamente nublada por el placer que mayor mente la droga estimulaba.
Cuando metí su pezón en mi boca ella se agarró con fuerza de mi cabello, baje mi mano a su intimidad encontrándola completamente mojada algo que me puso a mil y no espere ni un segundo para abrirle las piernas y acomodarme en su centro. Pensé que era muy estrecha cuando comencé a entrar en ella pero luego me encontré con una barrera y no podía creer mi suerte, ella era virgen.
No me importo y de una fuerte estocada la penetré profundamente. Mientras yo sonreía ella lloriqueo por el dolor, seguí entrando y saliendo de ella con frenesís.
-Duele - Su voz apenas un susurro hizo que mi sonrisa se agrandara-
- Una lástima por ti preciosa, porque yo no pienso salir de ti- Ella seguía gimiendo por el dolor que le causaba por mi agresividad.
Parecía una muñeca de trapo entre mis manos y yo aprovechaba cada minuto para seguir tomándola con rudeza. Aunque no fuera lo mejor para una primera vez yo siempre hacia las cosas a mi manera y había decidido tomar todo de ella, aunque mañana no pudiera mantenerse en pie.
Estaba a punto de correrme entonces salí de ella para darla vuelta y estrenar ese hermoso trasero, que me había tentado desde la primera vez que la vi .
Me acomode sobre ella y mordisquee su cuello y hombro para luego volver a entrar en ella por su parte trasera, un grito ahogado salió de su garganta mientras yo ya la llenaba con mi semilla.
La tome casi toda la noche hasta que quedó inconsciente, tenía que admitir que pocas veces había disfrutado tanto de una mujer como lo había hecho con ella y lo que más me gustaba era que esta sería la primera vez de muchas.
Antes de acostarme a su lado acomode la habitación para que pareciera que habíamos tenido una noche de borrachera salvaje, simple y sencillo. También le tome unas cuantas fotos con el celular por si necesitaba presionarla, nunca se podía saber con las mujeres. Estuve tentado de mandarle una o dos a su prometido pero recapacite a tiempo, no era bueno alertar a la competencia.
No tarde nada en quedar dormido a su lado, aunque quería ver su reacción en la mañana.
Entre sueños la sentí removerse y espere para ver su ración. Todo su cuerpo se tensó de repente, tuve que hacer un esfuerzo para no reírme y sujete con más fuerza su cintura. Ella comenzó a intentar soltarse de mi agarre y yo abrí mis ojos para chocar con los suyos que demostraban lo asustada que estaba. Me recordó a un conejo frente a las fases de un lobo hambriento.
- ¿Podrías soltarme por favor?- Se veía encantadora con el pelo despeinado y los labios hinchados -
- Anoche no me pedias eso, todo lo contrario querías que te tocara más y más- Su cara se volvió completamente roja -
-Yo no .... no recuerdo nada - La presione contra mi cuerpo-
- Estábamos un poco borrachos pero no pensé que fuera para tanto - Me burle de ella -
-Por favor suéltame tengo que irme -
- Susana, no me mientas- susurre en su oído - Anoche me dijiste que hoy no trabajabas - Bese su cuello logrando que ella gimiera y sus pezones se endurecieran- Parece que tu cuerpo aún no está satisfecho - Tome su pecho con mi mano lo aprete y masajee -
-Para, por favor -Me ruega con los ojos empañados, si supiera que eso me hace desearla más-
- Esta bien, solo porque sé que debes estar dolorida por la noche anterior - La solté y me levante de la cama sin importarme mi desnudes. Cuando la mire ella estaba con las manos en el rostro, no pude evitar carcajearme llamando su atención.-
- Podría cubrirse -
-Porque lo aria, anoche tocaste todo esto sin pudor -
-Anoche estaba ebria hoy estoy en todos mis sentidos, por favor sea más prudente - Ella bajo las piernas al suelo y dio un gritillo de dolor.-
- Te traeré algo para el dolor- Me coloque unos pantalones deportivos y salí de la habitación-
Cuando volví la encontré discutiendo con el guardia de la puerta que tenía ordenes mías para no dejarla salir.
-¿Que sucede aquí? - Los dos captaron mi llegada pero solo mi guardia contesto-
- La Srta. Montesdeoca quería salir de la habitación, le esplique que sus órdenes eran que permaneciera en su espera- Yo asentí y la mire seriamente, ella parecía intentar resolver como todos sabíamos su nombres y apellidos. Ese era precisamente mi idea hacerle creer que fue ella misma quien me lo dijo -
- Entra a la habitación - Ella dudo unos cortos segundos antes de obedecerme- Toma - Le extendí un vaso con agua y unos analgésicos- Que te los tomes - Repetí-
- Déjame de darme ordenes- Sonreí y me acerqué a ella aun con la medicación en las manos -
-Tú decides si quieres tomarla tu misma o que sea yo quien te obligue a tomarla- Con las manos temblorosas tomo las cosas de mis manos y las ingirió-
-¿Ya puedo irme?-
- Si después de desayunar le pediré a alguien que te lleve a tu nuevo apartamento-
-¿Y tú como ..?- No la deje terminar-
-Antes de follar como conejos, hablamos de muchas cosas -
Ella no dijo más nada y se dedicó a comer con la mirada perdida. Luego uno de mis choferes la llevo a su casa, la despedí con un beso dejándola más confundida de lo que estaba. Mi celular sonó anunciando el mensaje de mi hermana-
-Dime que no la lastimaste, por favor -
-Ella está bien por ahora-
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Prepárate para mi venganza
Roman d'amourSusana Montesdeoca joven empresaria con una vida sencilla, queda atrapada en los engaños de su prometido, siendo arrastrada a lo más oscuro y perverso de una venganza. -¿Por qué a mí? Yo nunca te dañe- Las lágrimas caían por el rostro de Susana si...