- AUCH ¡¡ Maldición duele - Escupí con enojo al tocar mi costilla-
- Jodete ¿Como se te ocurre unirte en una riña sin siquiera tener un mínimo de conocimiento de como hacerlo? - Nos encontrábamos sentadas en la enfermería esposadas e esperando nuestro turno de ser atendidas-
Suspire. La verdad es que no había sido de mucha ayuda si no todo lo contrario solo había empeorado la situación con mi intento patético. Gracias a ello mi compañera lucia un labio partido y un ojo morado y a mi me dolía hasta el apellido.
Pero igualmente no estábamos tan mal como las otras reclusas, dos de ellas tuvieron que ser trasladadas al hospital, una estaba inconsciente y las otras dos estaban llenas de golpes como yo, pero no gracias a mi por supuesto.
-Lo lamento pero no podía dejarte todo a ti - Ella inclino la cabeza de manera extraña y revoleo los ojos con fastidio para luego sonreír -
- No tienes arreglo, chica- Se carcajeo- Pero bueno lo importante aquí es que puedo confiar en ti con total tranquilidad, no cualquiera se hubiera lanzado sin una mínima de duda a una muerte segura por otra persona, tienes un corazon blando, colega.-
-¿Eso fue un alago o un insulto?- Pregunte confundida de verdad-
-Ambas. Pero vamos a lo importante aquí - Bajo notablemente el volumen de su voz- Como habrás notado estas zorras querían sacarte de la prisión con la escusa de mandarte al hospital- Asentí - Debes fingir tener solo golpes superficiales por el momento, por lo tanto saca tu mano de tus costillas, si lo notan te enviaran para hacer una placa y el maldito psicópata estará esperando ¿Crees poder aguantar el dolor? -
- Esta hecho - Retire mi mano y con una mueca enderece la espalda, me olvide de respirar por un segundo cuando una fuerte punzada me atravesó.-
-Respira lentamente y exhala mas cortamente. Mientras mas hondo mas duele recuerda.-
-Entiendo - Cerré los ojos para relajarme -
- Buena chica - Le regale una mueco parecida a una sonrisa para tranquilizarla a ella también, ya que se le notaba la preocupación a leguas.
Esta vez no podía dejar que Adam, se saliera con la suya. Ya basta de ser la pobre damisela en peligro desde ahora tenia que hacerme mas fuerte, mas inteligente y mas hija de puta de lo que el era. Intente dejar todo por la paz pero visto que el bastardo no colaboraba tenia que tomar el toro por las astas, como decía mi abuela. - Mierda- Fue inevitable maldecir a recordar a Norma voy a extrañar a esa mujer por resto de mi vida.
-¿Duele tanto? - Negue rápidamente-
-Solo estaba pensando -
Todo salió como queríamos y luego de unas bolsas de hielo y algunas curitas estábamos camino a nuestra celda. Por supuesto que luego de que las puertas se cerraron a nuestras espaldas mi compañera revisó mis costillas como toda una experta en medicina.
Había momentos que me preguntaba como era posible que esta chica solo un año mayor que yo parecía tener una experiencia de vida superior a cualquier persona que allá conocido antes . La miraba mientras ella pasaba sus dedos haciendo pequeños puntos de presión, hasta que el dolor me atravesó como un cuchillo y fue inevitable chillar.
- Mierda, recuerda este dolor la próxima vez que te lances a una pelea sin conocimiento básico, será de gran ayuda en el futuro-
-¿Que tan mal esta? -
-Aparentemente es una fisura en la costilla , será doloroso pero si no te esfuerzas demasiado y conseguimos analgésicos fuertes lo soportaras - Asentí mientras bajaba mi ropa -
-¿Y ahora que hago? Supongo que este no será su ultimo intento -
-La pregunta correcta seria ¿Que aremos? Creí que te había quedado claro que estoy contigo- Se sentó en su catre y como si nada metió su mano en su calzado, mire como sacaba un celular de esos que yo pensé que ya no existían, pequeño y cuadrado.
Como si nada, ella tecleaba letras tras letra como si estuviera escribiendo una carta completa. Intente pronunciar una palabra, pero fui silenciada por su mano levantada rápidamente. Así pasaron unos quince minutos ella escribía y quien sabe rápidamente le respondían como si la conversación fuera fluida y normal, nada en su expresión me daba ni una mínima idea de que pasaba por la cabeza de mi compañera.
-Todo listo - Dijo y guardo nuevamente el celular, la mire confundida - Nos vamos - Bueno no se si mi cara de estúpida no fue lo suficientemente clara, luego de esas palabras para que ella me diera una explicación y tuve que preguntar -
- ¿Nos vamos?... ¿Donde ha otra celda?... ¿O ha otra institución? -
-¿Sabes lo que es el perdón ?- Suspiro al verme mas perdida aun, pero realmente estaba enloqueciendo - Los estados conceden algunos perdones a reclusos que no han cometido delitos grabes y cuentan con buena conducta, digamos que es una forma de reintegración a la sociedad en casos espéciales-
- Espera... ¿Me estas diciendo que has conseguido un "perdón" para nosotras?- Hice señas con mis manos aparentando comillas- Así de la nada -
-Realmente solo conseguí el tuyo, el mío estaba listo hace mas de tres meses - Agradecí estar bien sentada en mi lugar, sino hubiera caído de culo por esa declaración-
-¿Y entonces por que demonios ... - Ella no me dejo terminar de hablar -
- Miedo, vergüenza, bronca y decepción. Una mescla de todo ello es la razon por la que aun no había tomado el perdón. Te conté lo de mi mejor amiga y mi marido pero no te dije que realmente quería a Cristal como una hermana, ni que amaba a ese hijo de mil puta mas que a mi misma- Su mirada se perdió en algún punto de las rejas con un dolor indescriptible, por primera vez podía ver una parte sensible de mi amiga y solo me acerqué a ella y la encerré en mis brazos como tantas beses ella lo había hecho conmigo en estos últimos meses. -
- Siento haber preguntado -
- No esta bien, tu me has contado todo y es justo para ti saber que aun me escondo de todo ese dolor que me persiguió cuando perdí a mi bebe en adelante -
-Bueno basta de malos recuerdos y dime que tengo que hacer-
-Nada en alrededor de dos horas nos entregaran nuestras pertenencias y nos largamos, posiblemente mañana estaremos tomando unos buenos Martini en algún lugar lejano-
- Increíble -
-Por cierto mi hermano puede estar con la gente que vendrá a buscarnos, Maximiliano puede ser un poco intimidante y irritante tu solo ignóralo.
ESTÁS LEYENDO
Prepárate para mi venganza
RomanceSusana Montesdeoca joven empresaria con una vida sencilla, queda atrapada en los engaños de su prometido, siendo arrastrada a lo más oscuro y perverso de una venganza. -¿Por qué a mí? Yo nunca te dañe- Las lágrimas caían por el rostro de Susana si...