Un hombre que no había visto venir me llevaba tomada de la cintura en el aire, grite y patalee como demente. Cuando sentí el cuero debajo de mis manos me di cuenta que estaba dentro de la camioneta y dos hombres se sentaron a cada lado de mi asiéndome sentir muy pequeña. Las lágrimas comenzaron a caer de mi rostro para que negar que estaba muy asustada, el hombre de traje azul me extendió un pañuelo que no acepte y solo me encogí en mi lugar resinada a no poder escapar de estos hombres.
-Le garantizo que no le haremos daño ... si se comporta - Para nada tranquilizadoras sus últimas palabras-
El vehículo continuo camino por las calles por casi veinte minutos que para mí fueron agonizantes, cuando se detuvo no podía ver bien el lugar gracias a los dos hombres a mi lado. El hombre de traje azul se bajó y extendió su mano para ayudarme a mí a salir. Al principio negué por instinto y el levanto una sega en señal que percibí de advertencia, al final la tome.
Cuando vi el lugar mire al hombre esperando una explicación que por supuesto no llego. Esto debía ser una broma ¿Un restaurante de comida italiana? ¿Enserio? Sin darme cuenta parecía haberme detenido y volví en mi cuando sentí la mano del hombre en mi codo haciéndome ingresar al lugar.
Un hombre frente a la recesión, ni siquiera se tomó la molestia de mirarme y asintió con un movimiento de mano para que continuemos. Sospeche que si gritaba en este precisó momento nadie me ayudaría, con solo ver el respeto que imponían estos tipos.
- Entra - Fueran las palabras del hombre que aún me agarraba, cuando llegamos frente a una puerta marrón -
-¿Por qué ? - Pero no recibí respuesta y fui empujada dentro de la habitación si más-
Apenas la puerta se cerró detrás de mí, me abrase a mí misma buscando protección de lo que fuera que me esperara cuando mirara a mi espalda. Por qué en ningún monumento despegue mi vista de esa puerta a sabiendas que detrás de mi alguien me observaba.
-Se te enfría la comida- Una voz masculina hablo y yo no tuve más opción que girarme-
Esto no era real, no seguramente choque en mi coche y ahora estaba delirando en un estado de inconciencia. Por qué era imposible que el hombre que se había llevado mi virginidad estuviera sentado en una mesa repleta de comida con una copa de lo que me parecía vino en las manos ¿No?
-No me gusta repetir las cosas, ven a cenar - Tome el picaporte de la puerta en un intento patético de huida, pero estaba cerrada. Maldita mi suerte- No me obligues a ir por ti- Suspire eso que dijo de ninguna manera era una advertencia, si no una clara amenaza-
Levante la cabeza queriendo parecer empoderada mientras caminaba con pasos cortos con dirección a la mesa.
Me senté frente a él sin mirarlo directamente.
-Elije lo que más te guste- Extendió la mano por encima los platos-
-¿Por qué estoy a qui?-
-Elije - Tome un plato de espagueti con tuco que de verdad se veía delicioso y repetí la pregunta-
-¿Por qué estoy a qui?- El tomo con un tenedor lo que parecía un pedazo de albóndiga y la mastico con toda tranquilidad-
- Quería verte, ahora come -
Parecía que todo se revelaría a su tiempo con este hombre, así que tome el tenedor y comencé a comer sin decir más. Terminamos de comer de la misma manera, pero en ese proceso yo aproveche a mirar más atentamente al hombre frente de mí, algo que había pasado por alto en nuestro único e insólito encuentro.
Realmente era atractivo, muy masculino con aspecto un poco tenebroso pero eso le daba un toque de misterio agradable. Su cabello negro y sus ojos verdes parecían darle un tipo de belleza exótica. Pensar que había visto desnudo ese semental me hizo enrojecer con rapidez y me concentré en mi plato como si fuera lo mejor que había comido en toda mi vida.
-¿Que te pareció la comida?-
- Muy bueno pero aún no contestas mi pregunta -
-Si ya lo hice, quería verte y por la manera que te fuiste la última vez, no creí que tu quisieras hacerlo, por eso te mande a traer-
-¿Traerme? Prácticamente fui secuestrada, me sacaron de mi auto a la fuerza sin contar que me rodearon como animales en plena carretera -
-Si fue de esa manera me disculpo - Las disculpas menos creíbles de la historia -
-¿Ya puedo irme?-
-Aun no, me gustaría charlar más contigo si es que tu prometido no tendrá problema por ello o es verdad que está en la cárcel ¿No es así? - Se me helo la sangre -
- Yo ya no tengo un prometido, lo hemos dejado horas antes de este asunto - Él sonrió con la copa de vino aun en sus labios-
- A sido lo mejor, visto en lo que paso entre nosotros dos. - Cabrón, tenía que traer el tema a la mesa ¿Verdad?-
- Parece que estas bien informado y yo ni siquiera sé cuál es tu nombre-
- Adam, pero tú puedes llamarme cariño - Gracias a dios que no estaba bebiendo nada si no fuera a si hubiera escupido todo sobre la mesa -
-Prefiero Adam gracias - Susurré, llena de vergüenza-
-Es tu decisión, igualmente siempre puedes cambiar de opinión- El hombre parecía tomarme el pelo de todas la maneras posibles-
- Me gustaría dejar algo en claro, lo que sucedió entre nosotros solo fue sexo y no hay ningún compromiso de mi parte y mucho menos de la suya - El me dio una sonrisa terrorífica apenas termine de hablar, su mirada se escureció y por reflejo tome el borde de mi falda con fuerza-
- Llamas solo sexo a perder tu virginidad- Su voz cambio a una ronca - No hables por mí, creo que ni siquiera podrás hablar por ti tampoco -
Se levanto de la silla y rodeo la mesa hasta quedar a mi lado. Coloco dos dedos debajo de mi barbilla para que levantara la cara que mantenía para abajo.
-Ariba - Sin pensarlo obedecí la orden que me dio-
Mi trasero estaba apoyado al borde de la mesa pero en un instante los platos estaban en el suelo y yo estaba sentada sobre ella con este hombre entre mis piernas. No hubo una sola palabra simplemente su boca choco con la mía de manera agresiva.
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Prepárate para mi venganza
RomanceSusana Montesdeoca joven empresaria con una vida sencilla, queda atrapada en los engaños de su prometido, siendo arrastrada a lo más oscuro y perverso de una venganza. -¿Por qué a mí? Yo nunca te dañe- Las lágrimas caían por el rostro de Susana si...