Enemigos desde siempre, pero en matrimonio al final.
Un empresario millonario y un jinete famoso dispuestos a fingir amor después de tanto rencor.
Un matrimonio falso que se parezca a uno real, donde se acostumbrarán a estar juntos y no querrán solt...
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Calam, desesperado por no saber qué hacer, con la sangre en sus manos, con un Lucien que no despertaba, y con un caballo desesperado por querer encontrar a su mejor amigo. Le gritaba una y mil veces que despertara, que ahí estaba y que necesitaba escuchar su voz.
A punto de entrar en pánico y de quitarle sus lentes y mascarilla para tener una mejor visibilidad de lo que debería de hacer, ocho bomberos lo habían rodeado sacando su equipo de trabajo colocándole cables a Lucien que no entendía de qué se trataba.
Estaba inmóvil mientras observaba a su amigo ahora con mucha más sangre que antes.
Uno de los bomberos tomó su pulso. Se quedaron en silencio. No hubo sonido alguno. Fueron pocos segundos sin movimiento. Miró hacia sus compañeros y asintió.
—Respira.
Y con esa indicación iniciaron el protocolo para ponerlo en la camilla y llevarlo a la ambulancia.
Calam soltó el aire que había retenido en esos cortos segundos. Respiraba y estaba bien con eso. Pero no podía quedarse tranquilo al ver tanta sangre en su uniforme y que tampoco haya podido escuchar su voz.
Luego, de un momento a otro, guardias de seguridad hicieron una barrera humana cubriendo a anónimo y a los bomberos mismos mientras ellos realizaban su trabajo.
Un guardia ayudó a Calam a ponerse de pie y hacerlo reaccionar, lo sacó de la barrera y le ayudó a caminar lejos de todas esas personas que trataban de mantener a anónimo a salvo.
—Lucien...— dijo Calam mientras trataba de quitarse al guardia de encima, aunque sus intentos por soltarse fueran muy débiles.
—Joven Calam, no se preocupe, están haciendo su trabajo, ¿Se ha lastimado? ¿Necesita atención médica?
Calam miró la placa dorada pegada a un costado de su pecho. Harrper.
Calam negó.
—No me hice daño.
La tranquilidad que le había entrado al saber que esa persona loca por querer darle todo a Lucien, y que sabría perfectamente que tendría la mejor atención médica, era una tranquilidad enorme.
Habían llegado tres ambulancias, luego su mirada se desvió al caballo negro, asustado mientras era perseguido por personas expertas en esos equinos y jinetes que también habían sido afectados en la carrera. Corría directamente hacia Calam.
—Har... ¡Har, detente!
Calam se quitó su casco dejándolo tirado junto con sus lentes de protección. Har se detuvo cuando miró a Calam, este último lo sostuvo de sus riendas acariciando su cabeza y abrazando su cuello.
—Tranqui, tranquilo.
Har estaba menos asustado, pero aún tenía ese pequeño sentimiento de desesperación por encontrar al pelirrojo.