Lucien bajó de las escaleras soñoliento. No recordaba haber llegado a su habitación, tampoco recordaba haberse arropado tan bien anoche. No había bebido, al menos no recuerda haberlo hecho, y no cree que sea alguna resaca, ya que su cabeza y su cuerpo están bien, es más, sienten como si hubieran descansado de más. Tenía ganas de seguir durmiendo por otras cuantas horas más, pero el fuerte ruido de trastes, maletas y el olor a comida deliciosa lo había despertado por completo.
Era un domingo por la mañana caluroso, un sol radiante y un cielo totalmente despejado. Un día perfecto para algunos, para salir a correr, un día de picnic, o un simple paseo. Y para otros, un día perfecto para quedarse en casa y descansar, así como ha estado haciendo con todos sus domingos y nadie lo molestaba al respecto con esa decisión.
Un plan diferente para dos personas que viven en esa casa.
Lucien miró las dos cañas de pescar en medio de la sala junto con el abrigo de Matthew, varios anzuelos, unas herramientas dentro de una caja pequeña, y dos chalecos salvavidas, uno más grande que el otro.
La sala de estar se miraba desordenada, sabía que Matthew no podría haber hecho ese desorden gracias a las cosas sobrepuestas en él, pero seguía confundido de quién o qué hace todo eso ahí. Pensó que podría habérsele pasado alguna reunión, pero sería algo raro que la reunión sea en un día de pesca, aunque, teniendo en cuenta las demás reuniones, no le sorprendería.
Entró a la cocina, y lo primero que se encontró fue a Matthew haciendo unos sándwiches de queso, como si estuviera preparando alguna lonchera con bebidas energizantes y otras solo de soda. Pero lo que más le sorprendió al menor, era el cómo estaba vestido, eventualmente lo miraba en pijama cuando cenaban tarde, o desayunaban cuando ni uno de los dos tenía que ir a trabajar/estudiar. Pero casi nunca lo miraba con ropa casual, siempre era su traje costoso con corbata, nunca algo simple y cómodo que hasta Lucien llevaría en algunos días determinados. Eso quería decir qué, nunca supo cómo era el estilo de Matthew, sabía que siempre llevaría algo elegante en él, era obvio, aunque ahora, estaba sorprendido al ver a Matthew vestido de forma casual.
Miró sus pantalones cortos, le llegaba un poco más arriba de la rodilla, eran sueltos y de color marrón, también, sus deportivos de montaña, una camisa corta sin mangas de color verde limón haciéndose presente, una vez más, su tatuaje, y una gorra de color negro. Y aunque la ropa no fuera elegante, él lo hacía verse así, dejando a Lucien con la misma sorpresa.
«¿Cómo puede ser posible que personas como él se vean tan bien usando algo que yo podría usarlo, pero con la diferencia que a mí se me vería horrible?» se preguntó para él mismo.
—Lucien, buen día, estaba a punto de despertarlo, ¿durmió bien?
El antes mencionado regresó a su realidad, donde ahora sí, recordaba lo que había pasado en la noche anterior donde era consolado por el mayor. Él sollozaba en su hombro, y Matthew se mantenían en un total silencio recibiendo cada una de esas lágrimas resguardándolo de todo lo malo que sentía en ese preciso instante. Sintió un breve escalofrío al darse cuenta lo que había hecho, la forma en cómo se desplomó, lo bien que se sintió desahogarse con lágrimas, y la diferencia de ser consolado por alguien, a simplemente llorar bajo el agua de la ducha.
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Matrimonio Ficticio
Novela JuvenilEnemigos desde siempre, pero en matrimonio al final. Un empresario millonario y un jinete famoso dispuestos a fingir amor después de tanto rencor. Un matrimonio falso que se parezca a uno real, donde se acostumbrarán a estar juntos y no querrán solt...